VALENCIA. El futuro de Caja del Mediterráneo (CAM) es cosa de poca broma, más en estos días en los que se está dibujando a pulso todo el proceso de subasta de la entidad y, por tanto, saber quién puede ser el nuevo dueño del negocio bancario y de lo que quedará como vestigio del objeto social que tenía como cajas de ahorros.
Por eso cuando el director general de la Obra Social de la CAM, Carlos Moyano, inauguró ayer una exposición que muestra con los fondos artísticos que ha ido acumulando la caja, quiso enviar un mensaje que aportase un poco de optimismo al desolador escenario que se intuye.
Sin embargo, lo que no podía hacer Moyano, en quien los administradores del Banco de España han depositado su confianza durante estos meses de intervención para representar a la CAM ante un tejido social preocupado, era llevar a engaño a nadie.
El futuro de la Obra Social de CAM está en el aire. Su financiación dependerá de los dividendos que el negocio genere para los socios de Banco CAM, el que se subastará, y nadie puede aventurar ahora cuándo tendrá beneficios la entidad ni qué parte corresponderá a la caja de ahorros. Pero desde luego algo va a cambiar y seguramente no será para mejor y no son pocos los que se muestran pesimistas sobre la pervivencia de la actividad social de CAM.
Y en eso que llegó a las redacciones, a través de un servicio de noticias, una crónica de esa inauguración. Pese al valor e interés de las obras de arte expuestas, el periodista, con buen tino, se centró en los efectos de la crisis de la CAM sobre su obra social y echó mano de lo que dijo Moyano: "El director de la Obra Social de la CAM asegura que se mantendrá para siempre", tituló la agencia.
Esa declaración podía sonar excesivamente optimista pero tampoco había que esperar que Moyano certificase una defunción antes de tiempo y justo en una demostración de que la función cultural de la entidad es un hecho tangible.
Podría, incluso, haber pasado desapercibido de no ser porque al cabo de un rato, el mismo servicio de noticias, la agencia Efe, lanzó otro cable. "Corrección", rezaba en la cabecera. Ya por eso merecía la pena echarle una mirada.
La cuestión es que la nueva redacción de la noticia tenía una ligera diferencia sobre la inicial, especialmente en la literalidad de las declaraciones de Moyano. La nueva frase decía así: "Los fondos artísticos de la CAM se mantendrán para siempre".
Nunca una rectificación -presumiblemente a petición la parte protagonista, algo que no pudo confirmar este periódico ayer- había introducido más incertidumbre que la versión inicial. La norma, cuando los periodistas cometemos errores, es que se nos pida rectificarlos cuando hemos interpretado al protagonista de forma equivocada y contraria a el mensaje que quería dar y que siempre es más positivo del que se escribe.
Sin embargo esta vez no fue así. Porque no es lo mismo, ni de lejos, decir que "la Obra Social de la CAM se mantendrá para siempre", que, y parece que fue lo que realmente dijo, "los fondos artísticos de la CAM se mantendrán para siempre".
Que alguien se tomara la molestia de aclarar esa cuestión no hizo más que preguntarse los motivos y releer los dos textos con atención para entender los matices.
Y así, frente a la idea de que, ocurra lo que ocurra con el Banco CAM, la Obra Social tendrá futuro, supuestamente porque se garantizará un presupuesto, que era lo que se podía deducir de la primera versión, en la segunda, y más con la rectificación, la historia es diferente.
Tanto que la frase "los fondos artísticos de la CAM se mantendrán para siempre", vista y analizada en este contexto, no lleva si no a pensar si lo que quiso decir Moyano es que, aunque desaparezca la Obra Social de la entidad, su patrimonio artístico será el legado de que recordará que las cajas de ahorros, más allá de hacer negocio, tenían una finalidad y responsabilidad con la sociedad que cumplieron con proyectos culturales, de atención a los desfavorecidos, de promoción de causas nobles... Hasta que todo se fue al garete.
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