VALENCIA. La Caixa, a través de su banco cotizado CaixaBank, abrió este jueves el fuego de la batalla por quedarse con la CAM. Una pelea que, pese a que hay una veintena de entidades financieras preparándola, no se prevé muy competida dada la incertidumbre que aún se mantiene sobre las cuentas de la caja intervenida por el Banco de España.
La decisión del Gobierno de ofrecer la CAM en un único bloque tiene implicaciones directas en el interés de los posibles compradores. Tienen que tener músculo para acomodar en su negocio una caja de gran tamaño y con no pocas incertidumbres sobre su viabilidad, aunque este último aspecto se compensará con las garantías que ofrece el FROB para cubrir los posibles quebrantos que aparezcan una vez cerrada la venta.
Pero hay otro aspecto que no requiere un análisis financiero detallado: el número de oficinas y su ubicación. Las cerca de 400 sucursales que CAM tiene concentradas fundamentalmente en la Comunitat Valenciana -más con el repliegue iniciado incluso antes de la intervención- es una variable a tener en cuenta.
Los tres grandes grupos financieros españoles que tienen el cuaderno de venta en sus manos, BBVA, Santander y La Caixa, ya tienen una red potente en el territorio natural de CAM. Tanto que, en el caso de ser uno de estos grupos el comprador, se produciría una duplicidad de oficinas muy relevante.
Según los datos del Anuario del Instituto Valenciano de Finanzas de 2010, La Caixa, de hecho, tiene más oficinas en la Comunitat Valenciana que la propia CAM, 464 tras haber cerrado 30 en el último ejercicio. La entidad catalana, por tanto, duplicaría su presencia en las provincias valencianas.
Algo similar le ocurriría al BBVA, que tiene 340 sucursales, o al Santander -en menor medida- que tiene 253. En este último caso, incluso optando por la posibilidad que ha barajado el mercado de que fuera Banesto quien cerrase la compra, también se generaría una sobredimensión de la red.
La presencia de los grandes bancos en la Comunitat Valenciana en lo referido al número de sucursales (no al negocio), se ajusta bastante al tradicional 10% (el peso de la economía valenciana en el PIB nacional). Sobre su red total en España, el número de oficinas las tres provincias oscila entre el 8,5% en el caso del Santander o el 11% del BBVA.
Una presencia con la que los bancos parecen sentirse cómodos, ya que en los últimos años a penas si ha variado. En el caso concreto de 2010, BBVA abrió cuatro nuevas sucursales, Santander se quedó como el ejercicio anterior, Banesto contabilizó cuatro menos, La Caixa las ya mencionadas 30 menos y otros posibles interesados, como el Sabadell (abrió dos) o Pastor (cerró una), tampoco hicieron grandes movimientos.
Parece, por tanto, un elemento a tener en cuenta a la hora de saber qué grado de interés real pueden tener estas entidades en el negocio de CAM y cuánto hay de asunción de su papel de bancos de referencia en el sistema financiero español, a instancias del Banco de España.
Sí hay, sin embargo, una entidad que ha mostrado su interés de forma decidida y a la que los números le saldrían en este apartado. Se trata del grupo de cajas vascas (BBK, Kutxa y Vital, en proceso de fusión). Entre las tres (en realidad entre las dos primeas, ya que la alavesa no cuenta con ninguna oficina) e incluyendo la red de Cajasur, la presencia en la Comunitat de este grupo alcanza los 68 oficinas, a penas el 3,5% de su red global centrada en el País Vasco y Andalucía tras quedarse con la también intervenida Cajasur.
Las cajas vascas, que cuentan con una envidiable solvencia, entrarían, por tanto, en un territorio en el que no están implantados, sin casi duplicidad de oficinas. El principal inconveniente para estas entidades es que la caja a comprar tiene mayor tamaño que las tres juntas. Dependerá, por tanto, del precio que exija el FROB por su participación así como de hasta qué punto están dispuestas a asumir ellas parte de las garantías por futuras pérdidas que ofrece el Estado. Una menor exigencia de cobertura de dinero público puntuará al alza en la subasta.
La otra opción que salvaría también el solapamiento de redes (y por tanto, la necesaria reestructuración con el coste social sobre la plantilla), es que la CAM sea comprada por un banco extranjero.
En España a penas hay entidades foráneas dedicadas a la banca minorista. Una de las opciones que se ha barajado es Barclays, aunque al banco británico se le da más de salida de España que en posición compradora. La entidad tiene 76 sucursales abiertas en la Comunitat sobre algo más de 500 en España. Muy lejos quedan Deustche, Lloyds o Banco Espirito Santo. El resto de entidades extranjeras con presencia en España solo se dedican a la banca privada y de inversión.
El principal problema para los bancos extranjeros es convencer a sus accionistas de la bondad de comprar banca retail una entidad en España, con un elevadísimo riesgo en el ladrillo y que tiene su negocio centrado en el epicentro del boom inmobiliario. Además, con la crisis europea y el debilitamiento de los ratios de solvencia, apuntarse los números de CAM en los balances puede traer aparejada un castigo de las agencias de calificación (algo que, en todo caso, es común en las entidades españolas).
150 OFICINAS CERRADAS EN UN AÑO
El anuario de las entidades financieras valencianas del IVF desvela que en el pasado ejercicio se cerraron un total de 150 sucursales. El número de oficinas a final de 2010 de todo el sistema en la Comunitat era de 4.755, un 3% menos que año anterior.
Por sectores, las cajas de ahorros fueron las que aplicaron recortes más drásticos: 98 oficinas cerradas (se trata en realidad del balance neto entre aperturas y cierres). Los bancos bajaron las persianas de 59 oficinas y las cajas rurales mantuvieron el tipo y solo tienen tres menos en conjunto.
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