Con este plan de ahorro y recaudación el Gobierno prevé alcanzar el equilibrio presupuestario en 2013 en Italia, cuya deuda pública se cifra en torno al 120 por ciento del PIB.
El decreto ley que recoge los ajustes llegó a la Cámara de los Diputados sin cambios con respecto al que ratificó el Senado el pasado 7 de septiembre, pero con importantes modificaciones frente al aprobado por el Gobierno el 12 de agosto tras las exigencias impuestas por el Banco Central Europeo (BCE) para comprar su deuda en el mercado secundario.
El plan de ajuste, ratificado después del de 79.000 millones de euros aprobado el pasado 15 de julio, introduce una subida de un punto porcentual del IVA, del 20 al 21 por ciento, lo que supondrá una recaudación de 4.000 millones de euros al año.
Prevé además, entre otras medidas, un gravamen del 3 por ciento sobre las rentas declaradas que superen los 300.000 euros anuales, lo que afectará sólo a 34.000 italianos, según datos del Ministerio de Economía.
El decreto también adelanta de 2016 a 2014 la introducción de una medida destinada a retrasar de forma progresiva la edad de jubilación de las mujeres en el sector privado, equiparándola a la de los hombres y pasar así de 60 a 65 años.
Una de las medidas más impopulares en la calle y que llevó al principal sindicato del país, CGIL, a convocar la semana pasada una huelga general es el artículo con el que se podrá anular las condiciones de despido del Estatuto de los Trabajadores.
El plan prevé además el endurecimiento de la lucha contra la evasión fiscal e introduce penas de cárcel para aquellos individuos que evadan más de 3 millones de euros, siempre y cuando esa cantidad se corresponda con el 30 por ciento de su facturación anual.
La tramitación del plan ha estado marcada por las continuas modificaciones introducidas por la mayoría gobernante en el texto del decreto ley desde que su primera versión fuera aprobada por el Consejo de Ministros.
Horas antes de su votación definitiva, el Ejecutivo había conseguido superar una moción de confianza en la Cámara de los Diputados, un recurso muy utilizado por los gobiernos en Italia para acelerar la aprobación de leyes en el Parlamento, ya que permite saltarse el debate de enmiendas.
Durante las declaraciones de voto, previas al voto definitivo, un grupo de manifestantes lanzó petardos contra la sede de la Cámara de Diputados (Montecitorio) al grito de "dimisión" hasta que fueron disueltos por la policía.
En su intervención, el líder del opositor Partido Demócrata (PD), Luigi Bersani, aseguró que "es increíble, impensable y dramático que se diga que se puede seguir así hasta 2013 sin hacer reformas. Los mercados han ya analizado este plan de ajuste y no les ha tranquilizado".
El plan de ajuste no gusta ni a la oposición, ni a los sindicatos ni a los empresarios.
La presidenta de la patronal italiana Confindustria, Emma Marcegaglia, lo calificó de "fracaso" pues "el 65 por ciento de las entradas llegan del aumento de los impuestos, mientras que lo que era necesario aumentar eran los recortes".
Marcegaglia criticó ante los empresarios de Perugia (centro) las diversas modificaciones sufridas por los planes de ajuste "de un día otro". "Es algo que ha hecho un grave daño a la credibilidad de Italia porque un país bajo ataque (de los mercados) debería mostrar un frente compacto, no los conflictos internos", aseguró.
En la víspera de la aprobación definitiva al último plan de ajuste de Berlusconi, el Tesoro italiano consiguió colocar bonos a 5 años por valor de 3.865 millones de euros, con una rentabilidad del 5,6 por ciento, lo que supone el nivel más alto alcanzado por este tipo de deuda desde el nacimiento del euro.
También ayer, mientras Berlusconi se reunía con las autoridades comunitarias en Bruselas, se disparó la prima de riesgo italiana, que superó los 400 puntos básicos y se acercó al máximo histórico desde la entrada en el euro alcanzado el pasado 5 de agosto, cuando llegó a tocar los 406 puntos básicos.
La delicada situación que atraviesa Italia la confirmó este miércoles el Banco de Italia al anunciar que la deuda pública italiana marcó un nuevo récord en julio de 2011, al situarse en 1,911 billones de euros.
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