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VALENCIA. Hay uno de esos consejos que se repiten cuando alguien pregunta sobre si debe o no invertir en bolsa que dice que no hay que comprar algo que no se comprende. Esa advertencia, que por tópica o manida no deja de ser una recomendación a seguir (y si no que se lo pregunten a los pillados en burbujas tecnológicas, constructoras con negocios mágicos o fondos estructurados de rentabilidad infinita), se ignora a diario en el parqué. Porque o es eso o es que hay inversores que saben cosas que la mayoría ignora.

La sesión del jueves en el mercado continuo de la bolsa española tuvo dos protagonistas en la parte de los que suben: Ezentis y Cleop, aunque en el último caso fue un envite al que se le descubrió el farol. Tampoco es que sea una novedad que estas dos empresas protagonicen subidas y bajadas record en el día, puesto que el precio de sus acciones es tan bajo que, un céntimo arriba o un céntimo abajo, suponen porcentajes de vértigo.

Lo que no es tan normal, o al menos en un mercado ordenado y razonable, es que los inversores celebren con alegría las malas noticias. Porque no son buenos datos que Cleop, la constructora valenciana presidida por Carlos Turró, presente por primera vez en años pérdidas. Y tampoco lo son que Ezentis presente unos resultados calamitosos y reconozca que, tras dos meses en preconcurso, su filiales de infraestructuras, la antigua Sedesa de Vicente Cotino, la renegociación del pasivo de alrededor de 100 millones de euros sigue en el aire sin que se conozca ningún dato esperanzador, por mucho que la sevillana haya aplazado un préstamo de 20 millones de su negocio de energía solar.

Con esos mimbres, los inversores construyeron dos cestas de lujo. Al menos aparentemente. Ezentis cerró el día como el mejor valor del continuo, con una subida nada menos que del 16,84%. Muy aparente, sí, aunque en realidad lo que hizo fue subir tres céntimos de euro por acción. Mucho dinero, en todo caso, teniendo en cuenta que se movieron 6,3 millones de títulos, millón y medio de euros.

Cleop, por su parte, repitió una escena ya vista este verano. Durante el día aparecía en las pantallas de mejor/peor como el segundo valor que más subía del mercado continuo. Casi un 10%. Buena noticia, ¿no? Lo cierto es que no había casi ni noticia. Cuando llegó la subasta de cierre el pastel se descubrió: no se había movido nada, apenas tres centenares de títulos que, con los barridos, pueden hacer saltar el precio. Pero ni eso. Al final se quedó como abrió. Ya ni en los corros pasan estas cosas.

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