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Jobs, el paso firme de un empresario único

ANA B. NIETO. 25/08/2011 "¿Quieres seguir vendiendo agua azucarada o tener la oportunidad de cambiar el mundo?"

NUEVA YORK. Pocas, muy pocas líneas tiene la carta de despedida de Steve Jobs que el miércoles se hizo pública a cierre de mercado. Esta es una de ellas. "Siempre he dicho que si llegara el día en el que no pudiera cumplir con mis deberes y las expectativas como consejero delegado de Apple, sería el primero en decirlo. Desafortunadamente, ese día ha llegado". La evidentemente frágil condición de Jobs, de la que se sabe menos de lo que se intuye, ha jugado a este empresario singular una mala partida ya que se ve obligado a abandonar cuando la empresa que tanto ha mimado no solo se ha convertido en un icono de principios de este siglo XXI, sino que además disputa a una petrolera como Exxon el pódium como primera empresa por capitalización bursátil en EE UU.

Ahora esa lucha se complica porque Jobs ha sido el alma mater Apple y muchos inversores cerraron el miércoles colocando órdenes de venta de su empresa temiendo por un futuro sin este empresario.

Pero es posible que se equivoquen. Aunque solo sea porque es difícil pensar que Jobs haya dejado cabos sueltos en la gestión y su sucesión máxime cuando ya le vio en 2004 la cara al cáncer, le ha sido trasplantado un hígado y en una sonada ocasión habló con cierta naturalidad, aunque triste fatalismo, de la certidumbre de la muerte.

Steve Jobs tiene 56 años. Como muchos de los genios del sector de la tecnología nunca acabó la carrera aunque en el ya famoso discurso de graduación de Stanford en 2005 explicara que aunque se descolgó de los estudios, lo hizo para ver qué otras cosas merecía la pena aprender e ir donde su corazón le llevara. Curiosamente, con ello contravenía los deseos de su madre biológica, una mujer que nunca tuvo un título universitario e hizo prometer a los padres adoptivos, que (para su disgusto) tampoco lo tenían, que Jobs terminaría una carrera en la Universidad. Según este empresario, aquello no era para él porque costaba mucho dinero, los ahorros de sus padres, y él no tenía nada claro lo que quería hacer.

Lo que terminó haciendo poco después de su fugaz paso de seis meses por la Universidad es encerrarse en el garaje con su amigo Steve Wozniak y poner los cimientos de Apple en 1976. Su primer ordenador era de madera y fue el comienzo de una aventura de crecimiento que trajo a Jobs alegrías y derrotas. La más sonada de estas últimas fue que el consejero delegado de su empresa, John Sculley, que el mismo fichó desde Pepsi, tres años después de sacar la compañía a Bolsa la a bolsa, le terminó echando.Eso si, antes lanzaron el primer Mac.

El mismo Jobs dijo en su discurso de Stanford que durante los años que estuvo fuera de Apple estuvo perdido durante un tiempo hasta que se dio cuenta que a pesar de haber sido rechazado "aún estaba enamorado" de lo que había hecho. "Y por eso decidí empezar de nuevo". En una lección para estos tiempos difíciles para quienes han visto demasiados finiquitos, las palabras de Jobs son alentadoras. En retrospectiva, "ser despedido fue lo mejor que me podía haber pasado". "El peso de ser una persona de éxito fue reemplazado por la levedad de ser un principiante de nuevo, estar menos seguro de todo. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida".

Una de las cosas que Jobs hizo fue fundar Pixar, una de las empresas ahora líder en animación digital. La factoría que ha creado a Nemo y Wall E. Y NeXT una empresa de hardware y software que, ironías del destino, fue comprada por Apple en 1996, motivo por el cual Jobs volvió a su empresa como consultor. No era un buen momento para esta y un año más tarde volvió a ser el consejero delegado interino puesto del que, con ayuda de Bill Gates (si, el creador de su competidor Microsoft que invirtió 150 millones en Apple cuando más lo necesitaba) hizo despegar a la compañía hasta lo que es hoy. Su primer paso lo dio en 1998 con el iMac, un ordenador que ya intuía el efecto que Internet tendría en la vida de los usuarios y apostaba por el diseño minimalista no solo como elemento estético sino también como la base de una necesaria funcionalidad.

Sculley recuerda que cuando Jobs le llamó a su oficina de Pepsi para ofrecerle la dirección de Apple le hizo una pregunta que hoy es legendaria. "¿Quieres seguir vendiendo agua azucarada o tener la oportunidad de cambiar el mundo?". Ese reto no era para Sculley sino para el propio Jobs quien en 2001 lanzó el iPod y revolucionó como la gente oía y guardaba la música. Luego llegó iTunes mientras al calor de estos aparatos y el software iba vendiendo unos cada vez más sofisticados ordenadores y portátiles a compradores que no tenían problemas en pagar más por sus productos. Es algo que ha convertido a Apple en una empresa fabulosamente rentable con amplios márgenes de beneficios.

Posteriormente, en 2007, reinventó el teléfono con el iPhone y tres años más tarde se inventó una categoría de aparato que nadie sabía si tendría éxito porque no se sabía qué mercado era su objetivo, el iPad.

Según dijo la consultora Bernstein Research a The New York Times. Se han vendido más de 314 millones de iPods, 129 millones de iPhones y 29 millones de iPad. El iPhone 5 está de camino, lo que no augura más que mucho futuro a este aparato y el iPad es como dicen en EE UU," la única tableta que cuenta". Tanto es así que HP ya ha tirado la toalla en el negocio.

Jobs, es un gestor rudo y duro en las negociaciones, seco y no le tiembla la voz al dar negativas. Sobre todo a las entrevistas. Jobs, habla poco de si mismo (otros lo hacemos por él).

Por otro lado ha labrado como nadie la técnica de la mercadotecnia, un terreno en el que se ha movido cómodo, y es famoso por desdeñar los grupos de estudios para intuir qué es lo siguiente. Él se vale el solo para crear productos que la gente no sabe que necesita pero él..., parece que si. El halo que ha se ha creado como empresario está solo a la altura del de las estrellas del entretenimiento.

Pero en su vida se ha cruzado el cáncer. En 2004 se le descubrió una forma rara de cáncer de páncreas. En Stanford recordó que es lo más cerca que ha estado nunca de la muerte "y espero que no se repita en varias décadas". Aunque la idea de la muerte le reveló la perspectiva de las cosas, "recordar que uno va a morir es la mejor manera de evitar la trampa de pensar que hay algo que perder", confesó que tras haber vivido de primera mano la certidumbre del final de la vida prefería ver la utilidad de la muerte solo como concepto intelectual.

Este fan confeso de The Beatles y Bob Dylan, quiere ser el presidente del consejo o un empleado más, según dice en su carta de despedida, es decir, que deja las riendas definitivamente a Tim Cook. Pensar que su genio se detiene en los productos de una empresa que sin él no es nada y no en su gestión como empresario es algo que hizo que tras el cierre de Wall Street las acciones de Apple cayeran un 5%.

Puede que se equivoquen. Pesea a su debilidad física en los últimos años, Jobs es un empresario que tiene visión para un largo plazo que supera su mandato. Quienes así lo creen no hacen más que citar el banquillo de figuras que ha creado para reemplazarle potencialmente, los equipos de diseño que hay en Apple y la cultura de la empresa que ha puesto en marcha y dejado marcada en piedra. Este hombre de frágil figura se tomó una baja indefinida a principios de año y dejó al mando a Tim Cook, al que se considera un brillante director de operaciones. Durante la dirección de este, las acciones de Apple se revalorizaron un 70%.

Jobs se va. Su mala salud no le permite quedarse pero su paso por Apple ha sido firme y cuando eso ocurre, las huellas no se borran fácilmente.

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