Sarkozy se reunió con un gabinete de crisis y prometió estudiar nuevas propuestas para poder cumplir los compromisos de Francia de reducción de su déficit público, medidas que serán adoptadas el próximo día 24.
Fue la respuesta del Ejecutivo a la incertidumbre que pesaba sobre la deuda soberana francesa, tras la extensión de un rumor en los mercados de que una de las agencias de notación se plantea degradar su nota.
En la reunión participaron el jefe del Gobierno, François Fillon, los ministros de Exteriores, Alain Juppé, y Economía, François Baroin; además de los responsables de Presupuesto, Valérie Pécresse, y Asuntos Europeos, Jean Léonetti, y el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer.
Baroin y Pécresse se comprometieron a entregar a Sarkozy la semana que viene un conjunto de propuestas para reducir el déficit público, que serán adoptadas en el primer consejo de ministros tras las vacaciones el día 24.
Baroin afirmó que se trata de un conjunto de medidas de ajuste para garantizar la reducción del déficit "sea cual sea la evolución de la economía".
La responsable de Presupuesto y portavoz del Gobierno, Valérie Pécresse, descartó que se vayan a subir los impuestos y apostó por una eliminación de exoneraciones fiscales, una receta que París ya ha aplicado, lo que le permitió recaudar 10.000 millones el año pasado.
"Estamos dispuestos a hacer esfuerzos suplementarios", afirmó Pécresse, que no reveló qué exoneraciones serán eliminadas, aunque señaló que el Gobierno lo hará con "justicia social" para que "el esfuerzo que se pide a los franceses sea repartido de forma equitativa entre las grandes y pequeñas empresas y particulares".
Todo ello con el objetivo de cumplir el compromiso de Francia de reducir el déficit público al 4,6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) el año próximo y al 3 % en 2013, frente al 5,7 % de este ejercicio.
La reunión sirvió también para que Sarkozy mostrara su satisfacción por las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE), que está comprando deuda soberana de Italia y España, y por las propuestas de ajustes adoptadas por Roma y Madrid.
La Bolsa de París perdió un 5,45 %, hasta 3.002,99 puntos, mientras que los bancos lideraban las pérdidas ante la creciente incertidumbre que pesa sobre la deuda griega y los rumores de que una de las agencias de notación estudia bajar la calificación de la francesa.
Unas informaciones que fueron "formalmente" desmentidas por el Ministerio galo de Economía y por la agencia Fitch, lo que frenó algo la caída de los valores financieros.
Ficht y Moody's confirmaron que la nota francesa está en AAA estable, algo que el pasado sábado había indicado el economista jefe de Standard and Poor's para Europa, Jean-Michel Six.
Pero el rumor había causado ya daños importantes. Société Générale, el banco francés más expuesto a la deuda griega, llegó a perder un quinto de su valor, para recuperar parte del terreno perdido y acabar cediendo un 14,74 %.
Le siguieron BNP Paribas, que se dejó un 9,47 %; Crédit Agricole, un 11,81 % y Natixis, un 9,11 %, mientras que la aseguradora Axa bajó un 10,64 %.
La víspera se había roto una racha de once sesiones consecutivas de pérdidas, lo que restó al CAC-40 casi una quinta parte de su valor.
Las medidas adoptadas por el BCE parecieron calmar al mercado francés, pero las nuevas incertidumbres sobre la deuda soberana en la zona euro, volvieron a penalizar a la Bolsa.
La caída del 5,45 % fue superior a la registrada el pasado lunes (4,68 %), cuando los inversores reaccionaron a la decisión de Standard and Poor's de degradar la nota de la deuda estadounidense.
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