VALENCIA. El diputado del grupo popular es Rafael Maluenda (Monóvar, 1941) es actualmente viceportavoz en Les Corts Valencianas y ostenta el honor de ocupar un escaño en el hemiciclo desde la I legislatura, privilegio que comparte con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Sus compañeros siempre destacan de él su vasto conocimiento del reglamento de la cámara. En la actualidad, tras haber pasado por casi todos los puestos posibles en Les Corts, cumple su octava legislatura con los galones de ser el diputado más veterano de la cámara.
En el extremo opuesto de edad se sitúa César Sánchez (Navalmoral de la Mata, Cáceres, 1978), un diputado joven pero con ‘pedigrí', ya que esta es su segunda legislatura en Les Corts y se ha curtido, además, en frentes políticos exigentes como el de asesor en el gabinete del presidente de la Generalitat. En este mandato, tendrá que compaginar su actividad parlamentaria con la alcaldía de Calpe, su municipio de toda la vida pese a las raíces extremeñas que posee.
-Antes que nada, desearle feliz cumpleaños señor Maluenda...
-Muchas gracias, hace un par de días que cumplí 70 añitos ya...
-No da ninguna imagen de ser un anciano desválido, porque bien que intimidó usted a los jóvenes diputados de EU y Compromís en la Mesa de Edad de la composición de Les Corts...
-Rafael Maluenda. ¿Sí? No, yo creo no... Sólo les expliqué cuál era el procedimiento.
-¿Tiene mucho carácter el señor viceportavoz?
-César Sánchez. Sí. Pero es una persona muy inteligente y sabe medir muy bien los tiempos (sonríe).
-Señor Maluenda, ¿qué consejo le da a los jóvenes diputados como César?
-R. M. Que se conciencien de la importancia de esta institución, que conozcan el funcionamiento de la cámara y sus procedimientos, así querrán más a Les Corts. Conocerla a fondo. Con todo pasa igual: las parejas se quieren cuando se conocen. Ves a una chica por la calle... ‘qué guapa', ‘qué tipo tiene', pero no la puedes querer. No hay flechazo en la cámara. Pero cuando la conoces igual la quieres y es el amor de tu vida. También es importante distinguir el gorrito encima que uno tiene del grupo en el que está, y el gorrito que tiene puesto como representante del pueblo valenciano en la institución.
-C. S. Rafa me ha dado algunos consejos muy buenos. Pero debo decir que el primero que recibí me lo dio Antonio Clemente, y es un gran consejo: "Cuando vayas a hablar, lo más importante que tengas que decir, dilo al principio".
-Eso es un mensaje para los periodistas...
-C. S. (Ríe) Sí. Es lógico que a partir de unos minutos de intervención, disminuya la atención, así que el titular, siempre lo primero.
-¿Impone mucho trabajar cuando llegas con diputados que llevan tanto tiempo como Maluenda?
-C. S. Al principio sí, pero luego para nada. Son una ayuda. Ves que tienen control de la situación y eso hace que tú te sientas seguro cada vez que tienes que hacer algo o resolver alguna duda. Como si tuvieras detrás de ti a un hermano mayor o a un padre que te da la seguridad de que no te va a ocurrir nada malo.
-¿Recuerdan su primera rueda de prensa o intervención en la cámara? Me han contado que usted estaba hecho un flan en su debut, César...
-C. S. Hombre, no diría tanto... (Ríe) Es verdad que fue esa mi primera rueda de prensa y estaba bastante nervioso. Todos los periodistas allí, junto al portavoz del grupo parlamentario... supongo que como todo lo que se hace por primera vez en la vida, tienes algo de tensión. También me puse nervioso en mi primera intervención en la Cámara.
-R. M. Es cierto que al principio te preocupa más lo que puedan decir de ti. Las primeras veces, devorabas luego los periódicos para ver que contaban de tu intervención. Te preocupa más. La mía también la recuerdo. Entré el 7 de junio de 1983 en Les Corts y en septiembre defendí una iniciativa del trasvase del sobrante del Júcar al Vinalopó que hice junto a, fíjate cómo cambian las cosas, un diputado socialista y otro comunista de mi comarca. Recuerdo que la primera ley que se le aprobó a un diputado de la oposición fue a mi en la segunda legislatura: fue la ley de designación de senadores. ¡Ha durado intacta 25 años!
-¿Cómo es la relación con los otros grupos? Desde fuera se percibe una crispación excesiva y poco útil para el ciudadano...
-R. M. En la primera y segunda legislatura las cosas eran distintas. Tenías muchas cosas que poner en marcha, construir unos cimientos y allí había un compromiso institucional de los grupos más remarcado en defensa de lo esencial. Con el tiempo ha degenerado un poco, se hace más política de campanario. Diputados que se preocupan de iniciativas sólo de su ‘patria' chica, su comarca, su municipio... También ocurre que se intenta sacar rentabilidad política de todas las cuestiones: sobre todo a partir de la quinta legislatura se ha enrarecido el ambiente con ataques personales y descalificaciones. Eso, a la hora de llegar a acuerdos es contraproducente, porque existen rencillas por parte de todos los grupos.
-C. S. Yo esos tiempos no los viví. Pero ahora creo que la tensión es la natural. Hay un grupo mayoritario que gobierna y mantiene la estabilidad dentro del parlamento, hay un grupo de la oposición principal que intenta ser comedido y hay otros grupos minoritarios que necesitan hacerse oír y recurren a otras estrategias de comunicación. Se comparta o no, todas las opciones son respetables.
-Ahora que el empleo es la principal preocupación de los valencianos, cuéntenme, ¿cuál fue su primer trabajo?
-R.M. Yo compaginé estudios con trabajo. Empecé con 15 años yendo a una oficina en Elda, a una empresa que se llamaba Francisco Barceló que vendía máquinas para el calzado. Y allá que me iba en bicicleta todos los días. Después estuve en una imprenta mientras estudiaba peritaje mercantil. Después en el 57 empecé de telefonista en una empresa de mármol con fábricas en Valencia, Madrid, Tánger... fui ascendiendo hasta ejecutivo y luego gerente. Después decidí montarme mi propia empresa de mármol con un socio, y la tuve hasta hace poco.
-C. S. Yo empecé con 15 o 16 años. Estuve un mes fregando platos en un hotel. Luego, más adelante, estuve trabajando de telefonista unos años en el Ayuntamiento de Calpe (ríe), igual que Rafa..
Vaya, sí, empezaron los dos de telefonista...y uno acabó de gerente de la empresa y otro de alcalde.
-C. S. Sí (Ríe). Ya ves, empezamos desde abajo. Somos el ejemplo de que no es importante donde empieces, puede llegar a cualquier lugar si te lo propones.
-En el problema del paro, además de la crisis económica, se intuye un problema de infracualificación de una parte de los desempleados y tal vez de sobrecualificación de otra parte. ¿Qué recomendarían a los jóvenes para apuntalar su futuro?
-R. M. Los tiempos han cambiado mucho. La formación es fundamental porque permite a nuestros jóvenes competir también fuera de España. Antes no era tan necesario. Uno de los problemas del paro es que no se ha sabido adaptar la formación a las necesidades laborales de la sociedad. Antes todo el mundo iba para abogado, y ahora no hay que olvidar que la formación profesional está ahí... que existen otras opciones en definitiva.
-C. S. Tal vez exista un exceso de carreras. Pienso que no hay tantos nichos específicos en la sociedad como ofertas educativas existen en estos momentos. Es una opinión personal, pero creo que lo importante es tener una buena formación general, idiomas y otro tipo de aptitudes y capacidades, empezando por una buena disposición e iniciativa.
-Como está la situación económica, ¿animarían a los jóvenes emprendedores a crear una empresa?
-R. M. Siempre hay que tener presente el binomio inseparable ‘empresa-trabajador'. Los poderes públicos tiene la obligación de procurar que haya empresarios que inviertan para que haya trabajadores que tengan empleo. Tiene que haber una política fiscal adecuada para la inversión del empresario porque sino también se castiga así al trabajador. Hay muchas empresas que tienen posibilidades pero necesitan más apoyo del Gobierno. Hay que potenciar a las empresas sean grandes o PYMES o autónomos para que así haya más puestos de trabajo.
-C. S. La iniciativa siempre es buena, aunque hay que ser prudente. Y me gusta recalcar que las personas deben tener un mínimo de formación. Tenemos que aspirar a una sociedad que esté culturalmente formada. Ya sea una licenciatura, una FP... Pero lo que recomiendo sobre todo a los jóvenes es que estudien idiomas. Es fundamental y debemos mejorar ese aspecto en nuestra sociedad. Sinceramente, yo hice sociología, pero no estudiaría otra carrera ahora mismo, aprendería otro idioma que me pudiera servir.
-¿Animarían ahora a comprarse una casa o es el momento de cambiar la mentalidad y decidirse por el alquiler?
-R. M. Cuando me casé me fui a vivir a una casita. A principios de los 80, se quedó pequeña y me fui de alquiler porque no tenía posibilidad de comprar. Con el tiempo pude adquirirla, pero entonces había trabajo estable, te valoraban la vivienda de forma correcta y no desorbitada como ahora. Es muy lícito que los jóvenes aspiren a formar una familia y a tener una vivienda, pero les aconsejo que vayan paso a paso. Que procuren tener unos ahorros para no afrontar hipotecas enormes y largas que sin estabilidad laboral, pueden suponer un problema para toda la vida. ¡Y que se lean la letra pequeña! Y, además, a las entidades bancarias les pediría que fueran más condescendiente con la realidad de la persona.
-C. S. Hay que apostar por el alquiler. Ahora los jóvenes no tienen capacidad adquisitiva para afrontar la compra y debemos dar las mayores facilidades posibles para que alquilen. Es fundamental que tengan movilidad laboral, y la compra de una vivienda puede suponer que esté anclado a ella. Creo que tener una casa no es lo más importante en la vida.
-¿Alguna vez se han endeudado y se han sentido apurados?
-C. S. Yo no he estado en esa situación, pero sí me planteé comprarme una casa. De hecho, tenía una cuenta ahorro vivienda que no ejecuté. Decidí no comprar porque los precios no se ajustaban a la realidad. Igual cambio de idea en el futuro si encuentro un buen precio, pero no es una prioridad. Estoy bien viviendo de alquiler. En cuanto a pensar en endeudarme para emprender un negocio o empresa, nunca me lo he planteado, siempre he estado centrado en mi formación.
-R. M. Sí. He estado preocupado por la casa, por el coche, por mis cuatro hijos... Me quitaba el sueño. Aunque siempre con la suerte de haber tenido trabajo estable.
-Tal vez falta un poco de esa preocupación y desasosiego a la hora de abordar la deuda de la Generalitat...
-R. M. Es una cuestión distinta. Lo que le pasa a la Generalitat le ocurre a cualquier comunidad autónoma o cualquier ayuntamiento porque el Gobierno no reconoce los más de cinco millones de valencianos que vivimos aquí y no nos facilita la financiación que necesitamos. Podríamos ir así reduciendo la deuda.
-Bankia acaba de salir a Bolsa. ¿Invertirán en acciones?
-R. M. La verdad es que me lo propusieron hace unos días. Yo no puedo ser un gran inversor pero considero que como valenciano es importante invertir y lo haré en la medida de las posibilidades.
-C. S. No, yo no me veo como inversor. Ni me lo he planteado siquiera.
-¿Disponéis de un plan de pensiones?
-R. M. Sí, lo tuve y ya lo cobré en su momento y le recomiendo a César que si puede se haga uno.
-C. S. No, yo no tengo, aunque llevo cotizando muchísimos años. Porque después de los dos años de telefonista estuve también en el catastro... he estado trabajando desde hace tiempo. Tal vez me lo plantee en el futuro.
-¿Piensan que la gente joven es consciente de la gravedad de las situaciones económicas en los paises europeos?
-C. S. En general, creo que no somos muy conscientes. Es complejo entenderlo y espero que entre un nuevo gobierno a España con medidas tal vez duras, serias, o incluso impopulares, pero responsables, que nos hagan salir adelante.
-R. M. Totalmente de acuerdo.
César es usted el diputado que suele encargarse de las nuevas tecnologías pero he oído que Maluenda también se defiende en estas lides...
-R. M. Sí, sí, me he adaptado. (Ríe) Si no, pierdes los galones y te conviertes casi en un analfabeto (saca su Iphone y juguetea con él).
-C. S. Ya lo ves, dentro de nada sabrá de eso más que yo... (sonríe)
-¿Adonde se marchan de vacaciones?
-C. S. Me quedo en el pueblo de momento. Tal vez haga alguna escapadita, pero quiero estar por Calpe, siempre hay cosas que hacer.
-R. M. Alguna semanita me iré a descansar con mi mujer a algún hotel, con algún matrimonio amigo, tomar una cervecita, unas cartas y mantener mi ritmo de gimnasia, que estoy haciendo AquaGym porque me viene bien para mis dos hernias discales.
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