VALENCIA. 100 días. Ese es el plazo de gracia que suele otorgarse en política al cargo que ocupa un nuevo puesto en la Administración. En el caso del próximo presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, deberá aplicarse ese límite de tiempo también para la gestión del PP en la Comunitat Valenciana.
El aval de la dirección nacional del PP -situada en la calle Génova de Madrid- es más amplio, pero tras ocho años de Francisco Camps al frente de una nave que ha surcado el océano político bajo sus designios -o caprichos-, en la sección valenciana están cansados de las decisiones ‘a la búlgara'.
La principal virtud de Alberto Fabra es, según señalan fuentes que han trabajado con él codo con codo, que carece de enemigos identificados o argumentos contrarios a su liderazgo. Además, su "talante negociador y afable" supone una cualidad fundamental para la situación actual de desasosiego instalada en las facciones ‘populares'. Deberá aplicar estas virtudes para afrontar y resolver, tanto en la gestión del Consell como en el propio partido, al menos diez incógnitas que no pueden esperar, en muchos casos, ni siquiera el plazo de gracia.
DIEZ INCÓGNITAS, UNA A UNA
-Primera. Uno de los primeros retos es controlar y atemperar el partido. El presidente provincial del PP en Valencia, Alfonso Rus, es el que ha armado más ruido, al ser obviado en los procesos que se precipitaron el miércoles. El también presidente de la Diputación no ocultó su disgusto por la manera en la que se habían hecho las cosas. No obstante, fuentes de su entorno aseguran que el líder provincial le ha tendido la mano "con sinceridad" a Alberto Fabra quien, según fuentes del PP castellonense, está dispuesto a apoyarse en el mandatario provincial. Parece que la chispa no llegará a prender -de momento- y la combustión ha sido controlada.
Por otro lado, Alberto Fabra alcanza la presidencia del partido en un escenario casi postapocalíptico en la provincia de Alicante. Un caso curioso: elecciones que se ganan con contundencia... y estructura política absolutamente deslavazada. Fuentes consultadas por este diario en la provincia creen que la llegada de Fabra puede dar oxígeno a José Joaquín Ripoll y los suyos, dado que está desprovisto de las vieja beligerancia que caracterizaba a Camps con el sector vinculado a Eduardo Zaplana, lo cual puede generar tensiones con los llamados 'campistas' alicantinos.
-Segunda. Otra de las primeras decisiones que marcará la hoja de ruta del nuevo presidente es la distancia a guardar con su predecesor. A tenor de sus declaraciones de ayer, puede ser considerable. Fabra se pronunció en algunas cuestiones importantes adoptando una postura alejada de Camps. Abrió la puerta a recibir a las víctimas del metro y, además, aseguró su intención de mostrar los contratos de Gürtel. De confirmarse estas iniciativas, el nuevo presidente exhibiría independencia y daría un giro respecto a la manera de actuar de la última legislatura.
No obstante, Fabra se ha lavado las manos sobre la continuidad del propio Camps y de Ricardo Costa en Les Corts Valencianes como diputados pese a estar imputados. "Es una decisión suya", comentó ayer en un desayuno con periodistas.
-Tercera. En una situación de incógnita se encuentra también el núcleo duro de Presidencia. Pablo Landecho, Henar Molinero, Isabel Villalonga, Nuria Romeral... todos han conformado el entorno de Camps durante los últimos años. Ahora, aunque Fabra ha anunciado que contará con el equipo del expresidente de inicio, a nadie escapa que las apuestas personales del anterior jefe del Consell deberán someterse a una nueva prueba. Así, no sólo este gabinete de gestión interna, sino también miembros del Ejecutivo directamente escogidos como apuestas del presidente como la portavoz Lola Johnson, deberán ganarse la confianza de Fabra. Según fuentes de la Generalitat consultadas, no es descartable que alguno de los miembros del núcleo duro de Camps de Presidencia decida cambiar de aires voluntariamente una vez concluida la etapa del hasta ahora máximo responsable.
-Cuarta. En lo referente a la confección de equipos más personalistas, las elecciones generales serán, sin duda, un punto de inflexión. Sería lógico que el nuevo jefe del Consell se rodeara de algunas de sus personas de confianza para adoptar las decisiones. De momento, las fuentes del PP castellonense coinciden en que Alberto Fabra sólo incluirá dos o tres personas del que ha sido su entorno más cercano -posiblemente del Ayuntamiento de Castellón- y no realizará mayores variaciones. ¿Qué pasará tras los comicios? Esa es otra de las incógnitas: ver si el presidente acomete una crisis en el Consell que afecte también a un número importante de puestos de confianza.
-Quinta. Otra cuestión interna sobre la que deberá reflexionar Alberto Fabra es su relación con los pesos pesados de Les Corts, principalmente con el presidente de la cámara, Juan Cotino, y con el portavoz del grupo parlamentario, Rafael Blasco. El sector cristiano encabezado por el primero ha gozado de un tratamiento preferente durante los ocho años de mandato de Francisco Camps. En lo que respecta al segundo, goza de buena reputación en el partido y cuenta con Rus como aliado, quien está muy distanciado con Cotino. Fabra deberá pensar en encontrar puntos de equilibrio o en otorgar mayor respaldo a unos o a otros.
-Sexta. Alberto Fabra ha anunciado que su preocupación principal será el empleo. ¿Cuál será su estrategia? En los últimos años, uno de los principales argumentos del PPCV ha sido la crítica al Gobierno Central en esta materia pero las iniciativas del Consell, lejos de deslumbrar, no han supuestos datos del paro mejores para el territorio valenciano. Una asignatura pendiente.
-Séptima. Sin duda, los recortes y reajustes administrativos han sido una de las piedras angulares del discurso del PPCV durante la campaña electoral. Ahora, Fabra deberá plantear en qué medida aplicar la 'tijera' en entes como RTVV, uno de los agujeros más importantes entre las empresas públicas valencianas así como en las fundaciones y otro tipo de sociedades que dependen de la Generalitat. En esa línea, el conseller de Economía, Enrique Verdeguer, ya anunció reducciones importantes de cara a septiembre y deberá contar con el respaldo o incluso el impulso de Fabra si considera que los recortes deben ser más severos. Asimismo, el nuevo jefe del Consell deberá fijar una postura sobre los grandes eventos, si bien ayer, en su primer encuentro con los medios, ofreció su disposición a la continuidad de la Fórmula 1 siempre sujeta a la condición de rentabilidad. "No puede producirse un apagón en estos eventos, aunque todo en su justa medida", señaló ayer Fabra preguntado en concreto por este acontecimiento.
-Octava. Uno de los caballos de batalla de los empresarios valencianos: el pago a los proveedores. El nuevo jefe del Consell no tendrá mucho tiempo ante una situación que viene alargándose desde años atrás y que se ha convertido en una olla a presión. Los retrasos en los pagos de la Administración están llevando a la quiebra a muchas empresas. ¿Qué prioridad le dará Fabra a la gestión de este problema? Fuentes del entorno del exalcalde de Castellón aseguran que, precisamente José Manuel Vela, conseller de Hacienda, es uno de los que ha tenido una relación más estrecha con el próximo presidente en el pasado, por lo que se espera un rápido entendimiento acerca de las decisiones a adoptar sobre esto. El propio Fabra afirmó ayer que se estaban tomando medidas "para plantearles un plan de pagos".
-Novena. Las dudas sobre la liquidez de la Generalitat han aflorado en las últimas semanas con los retrasos en los pagos a los funcionarios. Además de los posibles cambios que puedan afrontarse en relación a este colectivo, el nuevo presidente deberá ir respondiendo pulsando a los actores sociales: empresarios y sindicatos. En un momento de crisis económica acuciante, el fantasma de recorte de subvenciones planea en el ambiente: ¿qué camino tomará Fabra?
-Décima. Política fiscal. La Generalitat necesita imperiosamente aumentar sus ingresos y dado que la situación económica no le va a permitir hacerlo por la vía de las transacciones inmobiliarias u otras simlilares, como en el pasado, deberá estudiar subir los impuestos, y no solo el céntimo de las gasolinas. ¿Aumentará el tramo autonómico del IRPF? Es sabido que el PP no es partidario de aumentar los impuestos, pero la situación es tan grave que podría no tener otra alternativa...¿Se atreverá a hacerlo o confiará en que le llueva el maná financiero de Mariano Rajoy cuando éste sea el dueño de las llaves del Tesoro?
Del mismo modo, el copago sanitario es otro de los temas que se sitúan en el candelero político. Insinuado en campaña por Rafael Blasco y rechazado de plano por Manuel Cervera, entonces conseller de Sanidad, tras las comicios la posibilidad está otra vez de actualidad tras los comentarios públicos de Vela en torno a este práctica. Fabra deberá tomar las riendas y decidir si abre la mano sobre esta medida que, de ser adoptada, a buen seguro levantará ampollas en la sociedad valenciana pero que puede aliviar las arcas de la administración.
CONSELL Y PARTIDO: 100 DÍAS Y PRIMER EXAMEN
La misión de Fabra en el partido será fundamental, no cabe duda. Pero más importante todavía deberá ser la gestión del Gobierno valenciano de cara a la ciudadanía, empresarios, sector público... El nuevo presidente se enfrenta a un equipo prácticamente nuevo, que no ha escogido, y que tiene ante sí una capacidad de maniobra limitada a la hora de gestionar debido a la falta de recursos económicos.
Si las elecciones generales se adelantan a noviembre, habrán transcurrido poco más de 100 días desde que Alberto Fabra se haya aupado hasta el liderazgo del partido y la Generalitat. Será el momento entonces para calibrar si su trabajo de arranque ha convencido al partido y a sus 'parteners' en el Ejecutivo: si no es así, el camino hasta el congreso regional se convertirá en una sinuosa senda en la que dependerá en exceso del sustento de su principal valedor de salida: Mariano Rajoy.
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