VALENCIA. El nuevo líder del PPCV y próximo presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, está viviendo horas vertiginosas. Mientras Les Corts han iniciado los trámites para la sucesión, una vez que ha llegado por escrito la renuncia de Francisco Camps, el nuevo referente de los 'populares' valencianos se ha reunido con sus concejales para informarles de los cambios que se producirán en el grupo municipal de Castellón.
Así apunta a que el sustituto de Alberto Fabra en la Alcaldía de Castellón podría ser el actual vicealcalde y hombre de confianza del próximo presidente de la Generalitat, Alfonso Bataller, exsubsecretario de la Conselleria de Sanidad y número 5 de las listas del PP en las pasadas elecciones municipales.
Otra de las cuestiones que Fabra deberá atender cuanto antes será el extraño sabor de boca que dejó la jornada de ayer, con una serie de cambios que dejaron descolocado a casi todo el partido y Gobierno valenciano. La misión del nuevo líder será tranquilizar y apaciguar los ánimos de los que temen quedar relegados o, incluso ser sustituidos.
Asimismo, Fabra deberá encontrar de inmediato puntos de apoyo entre los 'pesos pesados' del partido, como Alfonso Rus en la provincia de Valencia y Rita Barberá en la capital, de un control territorial del mismo. Más complejo será lograr la confianza de los 'populares' en Alicante, donde el partido carece ahora de un referente claro y continúa dividido entre los llamados 'posripollistas' y los ahora 'poscampistas' alicantinos.
ALBERTO FABRA: EL SILENCIO QUE AGRADÓ A GÉNOVA
El próximo presidente de la Generalitat, Alberto Fabra (Castellón de la Plana, 1964), es un hombre sosegado. Recientemente cumplió 20 años en el consistorio donde entró en 1991 ocupando el área de Juventud. Tras su paso por Medio Ambiente y Servicios Públicos, alcanzó la Concejalía de Urbanismo en el año 2000. Sus estudios de arquitectura técnica le facilitaron su adaptación y logró destacar en este área, desde donde se catapultó a la Alcaldía de Castellón en enero de 2005, tras la renuncia del anterior responsable consistorial, José Luis Gimeno.
En las elecciones municipales de 2007, su posición como alcalde fue refrendada en las urnas logrando 14 concejales, aunque con el PSPV cerca con 12 ediles. Su trayectoria demuestra que se ha tomado las cosas con calma. Pasos lentos y seguros.
Casado y con dos hijos, Alberto Fabra es un político pulcro y de buena presencia. Hijo de un destacado miembro de Alianza Popular, creció políticamente bajo la tutela del todopoderoso Carlos Fabra (del que no es familia). Tras lograr la presidencia de Nuevas Generaciones en el ámbito local, dio el salto al ayuntamiento con 27 años y ya no lo abandonó. Aficionado del Club Deportivo Castellón, aunque algunos aseguran que también simpatiza con el Real Madrid, le gusta comenzar el día llevando a sus hijos al colegio y practicar la natación en sus ratos libres.
Discreto, sólo en la última legislatura se ha exhibido fuera de la política local. Nombrado coordinador general del PPCV, el dirigente castellonense se ha prodigado en el ámbito autonómico con mayor asiduidad. El año pasado, cuando arreciaba el caso Gürtel y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, estaba desaparecido, comenzó a sonar su nombre como alternativa razonable.
Fabra es discreto, pero tiene ambición. No asomó la cabeza para evitar que se la 'cortaran', pero sí la nariz para empaparse del ambiente conspirativo y escuchar cómo sonaba el desenfundar de sables. Observó a Rita Barberá sin ánimo de presidir, escuchó a José Joaquín Ripoll con la mano tendida -antes de que estallara el caso Brugal- y no descuidó el dominio de Alfonso Rus en la provincia de Valencia. Sin embargo, la oportunidad no surgió. Camps se recuperó del golpe y los opciones de sucesión se diluyeron. "No hay plan B, sino C de Camps", llegó a decir Alberto Fabra en mayo de 2010 cuando se le empezó a señalar como sucesor en los medios de comunicación. En política, ya se sabe: quién se mueve no sale en la foto.
No obstante, Alberto Fabra siguió esperanzado en alcanzar las máximas cotas de responsabilidad autonómica. Fuentes populares aseguran que tanto al líder del partido, Mariano Rajoy, como a Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, les gusta el perfil del político castellonense: un político con buena imagen que contrasta con los problemas judiciales que se han vivido con Carlos Fabra. "Más allá de alguna querella sobreseída en su época de concejal de Urbanismo y algún acto aislado junto a Orange Market, tiene un perfil absolutamente impoluto en sus 20 años en el consistorio", afirma un dirigente del partido.
En cuanto a la capacidad de Alberto Fabra como político, las fuentes consultadas consideran en su ‘haber' que es "afable en el trato, inteligente, hábil y buen estratega". Sin embargo, también apuntan en su ‘debe' que es un orador "demasiado plano". "Le falta mejorar la comunicación frente a grandes públicos y no utiliza casi nunca el valenciano", puntualizan.
TÁNDEM ALBERTO FABRA-JAVIER MOLINER
Una de las relaciones más interesantes en la política castellonense es la de Alberto Fabra y el relevo de Carlos Fabra en la Diputación, Javier Moliner. Las carreras de Moliner y Alberto han crecido unidas: el primero fue asesor del segundo en el Ayuntamiento de Castellón. El próximo jefe del Consell no ha tenido reparo en alejarse del todopoderoso barón del partido y, ahora, con Moliner en la corporación provincial como aliado, está dispuesto a sellar el cambio de ciclo, no sólo en la Comunitat, sino también en la provincia de Castellón, algo que también agradecerá Génova.
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