VALENCIA. Valenciaplaza.com entrevista y traza el perfil político y personal de los parlamentarios más veteranos y más jóvenes de cada grupo parlamentario. En el caso de Esquerra Unida, Margarita Sanz (Valencia, 1951) y Esther López (Alicante, 1983) son las diputadas que ocupan estas franjas de edad. La primera, profesora de instituto y forjada en el Partido Comunista, ejerce la labor de portavoz parlamentaria. La segunda, licenciada en Historia, debuta en Les Corts tras una militancia activa en los movimientos estudiantiles.
-¿Le puso nerviosa estar incluida en la Mesa de Edad de constitución de Les Corts?
-Esther López. Al principio sí, sobre todo en el momento de subir al estrado. Pero luego bien, porque en realidad era todo muy mecánico y estaba muy medido lo que teníamos que hacer.
-Recuerdo que Rafael Maluenda, el ya histórico diputado del PP, se enfadó con usted...
-E.L. Sí (ríe), se enfadó un poco. Yo he sido apoderada en elecciones y pequé de ingenuidad porque pensé que debía leer las papeletas nulas si lo pedía un miembro de la mesa. Creo que a Maluenda no le sentó muy bien.
-Marga, supongo que le daría algún consejo para ese debut parlamentario.
-Marga Sanz. La animamos mucho y la tranquilizamos, porque el protocolo está muy marcado. Es un momento de gran responsabilidad para personas que no tienen experiencia institucional aunque sí tengan bagaje político como es el caso de Esther.
-¿Les Corts son cómo se esperaba?
-E.L. Sí, la adaptación está siendo bastante natural, aunque todavía no ha empezado el grueso del trabajo parlamentario.
-Marga, ¿cómo preparan a los nuevos diputados?
-M.S. Yo también fui recién llegada y no hace tanto. Desgraciadamente, cuando entras a una institución como Les Corts, te dan el reglamento y te las tienes que apañar. A los que son nuevos se les ayuda y se les facilita los instrumentos para hacer su tarea. Les explicamos las iniciativas que se pueden presentar, les facilitamos los contactos con las asociaciones que están relacionados con sus temas... pero la iniciativa del diputado es fundamental.
-Las dos han vivido con intensidad la etapa universitaria. Cuando usted estudiaba Marga, kas facultades eran el epicentro de los cambios sociales y políticos. ¿Creen que ahora la actividad es más descafeinada?
-M.S. Yo viví en la universidad los últimos años del franquismo y, claro, en ese momento era un hervidero. Era un espacio que se había ganado para la libertad y lo supimos gestionar muy bien. Se hacían asambleas, manifestaciones... había una actividad muy importante. Y además, ¡estudiábamos! (ríe) ¡Aunque no sé ni cómo teníamos tiempo!. Pero aquella época ya pasó y ahora la universidad no es ya el centro político de entonces. Antes no había otra forma de canalizar las protestas. Ahora es una situación diferente donde también hay movilizaciones aunque con más altibajos. Esther ha tenido mucha actividad en esto con el Plan Bolonia...
-E.L. Bueno, y sobre todo con la LOU, ¡que no soy tan 'jovencilla'! (ríe). Acampamos en su momento contra la LOU y también viví intensamente la contestación al Plan Bolonia. Me pareció una actuación de gran responsabilidad porque la protesta estuvo muy bien organizada y fue impulsada por jóvenes a los que ya no les iban a tocar esos cambios. Creo que fue el principio de las contestaciones que se están dando ahora.
-Ahora, la gente se moviliza y sale a la calle, pero los movimientos ya no se inician necesariamente en las universidades. ¿Qué está pasando?
-M. S. En dos años hemos tenido movilizaciones de origen laboral muy importante y luego, en cambio, un 15-M que se ha expresado en la calle. No ha nacido en los centros de estudio ni en los de trabajo. Es curioso. Tal vez ha habido algo de mimetismo con las movilizaciones en el norte de Africa. Esa expresión de la calle nos debe hacer reflexionar: allí salen denuncias importantísimas pero luego tienes que trasladarlas para transformar las realidades concretas. Son formas nuevas y demuestran que estamos en un cambio de ciclo muy importante. Desde los partidos políticos debemos hacer la lectura adecuada de lo que pide la gente en la calle.
-Marga, a usted lo de la protesta y la desobediencia le viene de muy lejos. Según me cuentan, era de las que se escapaba de casa por la noche en su adolescencia...
-M. S. (Ríe). La verdad es que sí, para salir por la noche porque no me dejaban. Pero que conste que luego sacaba muy buenas notas y estudiaba muchísimo. Estaba muy implicada en el compromiso político.
-¿Usted ha seguido en este aspecto el ejemplo de su portavoz parlamentaria?
-E. L. No, no.. yo he sido de las empollonas y responsabilísimas. Mis padres me han dado toda la libertad para militar donde he querido y canalizar todas mis inquietudes.
-M. S. ¡Mis padres se enteraron de mi militancia porque me encontraron detenida un día!
-En lo que se refiere al ámbito económico, hemos detectado el poco perfil empresarial que hay en Les Corts Valencianes. ¿Tienen algún negocio propio o han pensado en montar una empresa?
-M. S. Sí. Mi padre falleció hace unos años y heredamos el negocio mi madre y mis hermanos. Tenía campos de naranjos y comercializaba la naranja, eso lo heredamos y claro, tienes que gestionarlas. Aunque nunca he vivido de eso.
-E. L. La verdad es que nunca me he planteado montar una empresa o emprender un negocio. Siempre he estado centrada en mis estudios.
-¿Cómo ven el panorama para los emprendedores? ¿Animarían a los jóvenes que tienen dudas a que se lanzaran a crear una empresa?
-M. S. Lo veo muy mal. Recientemente se han recortado las ayudas a los emprendedores. La salida del autoempleo puede ser buena, pero si se reduce el apoyo de la administración se transforma en muy complicado.
-E. L. Ahora no lo recomendaría. Más bien le aconsejaría la prudencia y les instaría a hacer valer su formación. Si en algún caso pueden hacerlo bajo la iniciativa privada, adelante, pero ahora está muy difícil.
-La principal preocupación en la sociedad valenciana es el empleo. ¿Cuáles fueron sus primeros trabajos?
-M. S. En la facultad de Económicas. Cuando acabé tenía que hacer la tesis de licenciatura y en aquella época había muchos puestos de trabajo. ¡Han cambiado mucho las cosas! Empecé como becaria y luego ya como profesor ayudante. Aquello se eternizaba y pasé a hacer las oposiciones para profesora de instituto.
-E. L. Trabajé con un contrato en prácticas que no te cotizaba para una empresa de arqueología. Simultaneé los estudios con el trabajo. También estuve de dependienta en la Fnac en la sección de librería.
-La secretaria de Estado de Empleo afirmó recientemente que había 900.000 en paro que tenían posibilidades mínimas de encontrar trabajo por no tener la formación necesaria. Es un dato escalofriante... Coinciden en que emprender negocios ahora es complicado, ¿y qué carrera recomiendan que facilite encontrar un puesto de trabajo?
-M. S. Hay que dejar de pensar que la formación es sinónimo de una carrera universitaria. Otra opción, por ejemplo, es la Formación Profesional. La Administración debe reforzarla porque el modelo productivo exige unos conocimientos técnicos y hay que distribuir las competencias de la mano de obra dentro del proceso productivo. Tiene que haber licenciados, pero también técnicos. Hay un desajuste en estos momentos entre las licenciaturas, la poca formación técnica y las exigencias del mercado, que ahora está en una atonía económica muy importante. Deben reorientarse las iniciativas, ponderarse más el diseño, la innovación, elementos que den un valor añadido a la producción o estaremos dependiendo siempre del ‘ladrillo', que debe tener su papel pero no extralimitarse como ha pasado en esta época.
-E. L. Yo añadiría también que es importante que cada uno luche por lo que ha querido ser siempre y que ahora no mire tanto qué es lo más competitivo ahora porque no hay ninguna vía universitaria que te garantice un puesto de trabajo. Así que, por lo menos, que el desarrollo personal no nos lo quite nadie.
-Pero habrá que trabajar para cotizar muchos años para cobrar una pensión digna... Marga, ¿usted tiene un plan de pensiones?
-M. S. No. Pero he tenido el privilegio de haber cotizado muchos años. Es un grave error del Gobierno que nos esté obligando a suscribir planes de pensiones privados porque está fragilizando la protección social del trabajador.
-E. L. Desde luego yo no tengo plan de pensiones y ¡creo que ya no alcanzo para cotizar los años que exige el Gobierno!
-Entre los jóvenes se instala otra pregunta: ¿comprar una vivienda o vivir de alquiler?
-E. L. Como reflejamos en nuestro programa, le deberíamos dar un valor de uso a la vivienda, que es un derecho constitucional. No puede regirse por la oferta y la demanda: es un crimen que haya 100.000 familias en España que están siendo desahuciadas y no pueden rehacer sus vidas porque tienen que pagarle el préstamos al banco. Ante esta tragedia social exigimos que se dé un valor de uso a la vivienda y también deberíamos acabar con esa tradición española de que tener calidad de vida es poseer una vivienda. Pensemos en el alquiler también y ofrezcamos facilidades para ello.
-¿Qué opinan de la evolución de Bancaja a Bankia y su próxima salida a bolsa?
-M. S. Desde un punto de vista más sentimental, Bancaja era la entidad donde tu familia te ponía tu primera peseta en una libretita y ahí te iba añadiendo la familia unos ahorros que te permitía, cuando llegabas a la universidad, tener un ‘colchoncito'. Bancaja ha crecido junto a nosotros como parte de nuestra vida y sobre todo ha sido la caja de los trabajadores, que metían su dinero ahí antes de hacerlo en un banco comercial. Del proceso de fusión lamento dos cosas: que el Consell no haya actuado para que se quedaran aquí y sentir la imagen que dan los dirigentes del nuevo ente bancario brindándose unos sueldos de vergüenza en un momento de crisis. Políticamente hemos perdido una oportunidad importante y social y éticamente están dando una imagen deplorable.
-Esther, a usted no le veo comprando acciones de Bankia...
-E. L. Obviamente, no. Estoy más por la nacionalización de la banca.
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.