BRUSELAS (EP). La resistencia de Alemania ha retrasado la cumbre de líderes europeos que se iba a convocar para el viernes por la tarde con el objetivo de desbloquear el segundo rescate de Grecia y tratar de frenar el contagio de la crisis de deuda a España y Portugal.
"La cumbre se retrasa, con fecha no muy lejana pero todavía por confirmar", informaron fuentes diplomáticas.
Las autoridades alemanas volvieron a insistir ayer que Grecia cuenta con financiación suficiente hasta septiembre y que por tanto no hay necesidad de acelerar el segundo rescate. "No hay planes concretos para una cumbre especial", ha dicho un portavoz del Gobierno alemán.
En contraste, el primer ministro griego, George Papandreu, ha pedido a la UE que apruebe rápidamente el segundo rescate para evitar que el plan de ajuste económico fracase. "La incertidumbre asusta a los inversores. Si no tenemos una decisión pronto apoyando el segundo programa griego para que el país pueda iniciar reformas de largo alcance, el propio programa podría hundirse", ha dicho en una entrevista al diario 'Financial Times Deutschland'.
La convocatoria de la cumbre del viernes contaba con el apoyo del presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y también de España o Francia. Van Rompuy inició este miércoles una ronda de contactos para tratar de lograr el apoyo de todos los líderes de la eurozona que desde el principio chocó con las dudas de Alemania y Países Bajos y hasta ahora no ha dado resultados.
El primer ministro irlandés, Enda Kenny, ha criticado este miércoles la lentitud de la UE en la toma de decisiones para atajar la crisis de deuda. "No tiene sentido convocar una reunión que no produzca una solución global a algo que no va a desaparecer a menos que se afronte", ha dicho ante su parlamento.
Por su parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reclamó este martes a los países "más poderosos" de la UE una respuesta "firme, articulada, clara y rápida" ante el aumento de la desconfianza en los mercados en los últimos días.
El principal escollo para aprobar el segundo rescate de Grecia consiste en definir la participación de los bancos, una exigencia de Alemania, Países Bajos, Finlandia y Austria para que la ayuda sea aceptada por los electorados. Estos países reclaman una contribución sustancial del sector privado aunque las agencias de 'rating' lo interpreten como un impago.
En contraste, el Banco Central Europeo se opone frontalmente a cualquier impago por considerar que agravará el contagio a otros países de la eurozona de forma similar al terremoto que causó la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008.
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