VALENCIA (VP). Uno de los indicadores más utilizados para estimar la capacidad de innovación de los distintos países es la producción de titulados superiores en las áreas consideradas más relevantes para aquella, esto es, en las distintas especialidades científicas y técnicas (ingenierías). China, por ejemplo, lleva varios lustros diseñando e impulsando financieramente un sistema universitario que produce ingenieros en enormes cantidades, operando según la premisa anterior. En el caso de España, ningún europeo tiene menor porcentaje de titulados en tales ciencias, y en consecuencia, el índice de patentes es proporcionalmente bajo.
El informe de la Fundación Cotec 'La cultura de la innovación de los jóvenes españoles en el marco europeo' llama la atención sobre su escaso espíritu emprendedor y los factores que lo condicionan, que no son sólo culturales sino también políticos y económicos. El análisis indica que a los jóvenes españoles no se les ha inculcado los beneficios de una sociedad innovadora por lo que se sitúan sistemáticamente en posiciones más bien inferiores en relación con todo o casi todo el espectro de indicadores.
ELEVADO FRACASO ESCOLAR
En el análisis se indica que la tasa de fracaso escolar español es de las más altas de Europa, y los individuos que cuentan con educación secundaria superior se han estancado desde 2005 en el 64%, mientras que en los países nórdicos se acercan al 90%. El elevado índice de paro juvenil en España tiene una respuesta más allá de los problemas coyunturales de la economía nacional. La clave estaría en que no se les han inculcado los beneficios de una sociedad innovadora por lo que éstos se sitúan sistemáticamente en posiciones más bien inferiores en relación con todo o casi todo el espectro de indicadores.
Una peculiaridad que no sólo caracteriza a la juventud española, sino que es compartida con otros países euromediterráneos. El arco del Mare Nostrum se distancia de los jóvenes de países nórdicos, de los países centro-continentales y las islas británicas en posiciones intermedias, que empezando por los primeros, en grado descendiente, suelen ocupar puestos de trabajo superiores. Esta jerarquía laboral casa con las posiciones de todos ellos por su indicador de innovación tecnológica.
El estudio relaciona indicadores como la inteligencia, la prudencia, la fortaleza o la justicia de los jóvenes de 15 a 29 años, con la tasa de patentes 'triádicas' -registradas simultáneamente en la Unión, EEUU y Japón- por millón de habitantes.
CAPACIDADES COGNITIVAS
Una de las herramientas más utilizadas para medir algunas de esas capacidades cognitivas son los estudios del Programme for International Student Assessment (PISA) de la OCDE, basados en unos tests aplicados a estudiantes de 15 años. Según el informe Cotec, a medida que aumenta la puntuación media en el test de Matemáticas de PISA 2006, se incrementa la tasa de patentes triádicas. Esto señala a que los distintos grados de innovación van asociados a distintos grados de capacidades cognitivas, en este caso, en el ámbito de las Matemáticas. En este contexto, España ocupa un nivel relativamente bajo en la clasificación de los países de la Unión Europea de los 15, dónde sólo supera a Grecia y Portugal.
Se observa también que cuantas más horas semanales se dedican al estudio (los jóvenes estudiantes postsecundarios), mayor es la tasa de patentes. Así se aprecia que los estudiantes postsecundarios españoles se sitúan en niveles muy bajos en esta clasificación, sólo por delante de los italianos. Lo cual no dice mucho del esfuerzo de los estudiantes españoles o de la exigencia que les plantean los estudios universitarios.
VISIÓN CONFORMISTA Y EXCESIVA PROTECCIÓN FAMILIAR
Como estos índices, un total de 57 indicadores como los hábitos de lectura, la tasa de abandono escolar, el número de titulados en áreas técnicas, la formación profesional, la actividad artística y el interés por la ciencia y la tecnología demuestran que a menor tasa de todo ello, menor número proporción de patentes registradas. Por tanto, la carencia de espíritu innovador de la juventud española no responde más que a la falta de cultura del esfuerzo y de la ciencia.
Otra de las conclusiones que presenta el estudio es que la liberalización política y económica desarrollada en España no ha servido de palanca para el cambio cultural. Así, el informe Cotec propone un giro en la política educativa, más orientada al trabajo en la empresa y una transformación institucional para que mejore la confianza de los jóvenes.
Otras causas indicadas son la visión conformista de la vida y la excesiva protección familiar de nuestros jóvenes que no les anima a cultivarse intelectualmente. Además, la poco valorada formación profesional hace que muchos que podrían cursarla tampoco lo estén haciendo. Desde la Fundación se ve necesario mejorar las prácticas artísticas sin olvidar las materias técnicas. Ello contribuiría a una formación más global del individuo.
En los últimos años (antes de la crisis), la economía española ha dependido fundamentalmente de mano de obra barata y poco cualificada, mientras que los sueldos de los ingenieros se han reducido mucho. En esas condiciones, resulta poco alentador dedicar el tiempo y esfuerzo que requiere sacar una carrera, cuando los beneficios no están claros. Son dos problemas que deberíamos solucionar para que los (pocos) ingenieros que tenemos no se marchen a otros países, y entre ellos me incluyo yo mismo.
Desearía fervientemente producir una amplia difusión de este tema tan importante, particularmente en los países en desarrollo
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