LISBOA (EFECOM).- Portugal no llegó a colocar el máximo de mil millones de euros previsto en la subasta de deuda celebrada hoy, en la que vendió 848 millones a tres meses a un interés del 4,92 %, mayor que en la anterior colocación del 15 de junio (4,86 %).
La emisión se produjo al día siguiente del recorte de la solvencia financiera lusa anunciado por la agencia Moody's, que hacía caer ayer la bolsa lisboeta más del 2,5 % y disparó los intereses de la deuda de Portugal en el mercado secundario, donde el bono a dos años superaba ya el 15 % y a diez años el 12 %.
La bolsa de Lisboa llegó a caer el 2,7 % una hora y media después de su apertura, también a la baja, y las acciones de los bancos lusos registraban sus peores cotizaciones del año, con pérdidas de entre el 5 y el 6 %, aunque el descenso se moderó a media sesión hasta el 2,4 %.
La demanda de títulos lusos sobrepasó ayer en dos veces la oferta, aunque fue inferior a la diferencia de 2,4 registrada en la subasta del mes pasado, en la que el Tesoro portugués vendió el máximo previsto de mil millones de euros.
Los analistas del mercado destacaron que el Tesoro portugués logró mantener la colocación por debajo del 5 % de interés, pese al adverso escenario creado por la decisión de Moody's, que bajo cuatro escalones la solvencia lusa y la puso al nivel del bono basura.
Destacaron, sin embargo, que ayudó a no rebasar esa barrera sicológica la decisión del Tesoro de no subastar la totalidad del montante previsto.
La agencia Moody's rebajó la nota de Portugal por el "creciente riesgo" de que el país incumpla su reducción del déficit y tenga que pedir más ayuda, hasta el nivel Ba2, que según los expertos puede causar una desbandada de inversores y fondos reacios a los riesgos e implicaciones financieras de tener activos calificados como basura.
La presión vendedora y al alza de intereses del bono portugués en el mercado secundario reflejaba ya ese ambiente y los inversores volvían a exigir rentabilidades récord desde la creación del euro para adquirir títulos portugueses.
La Comisión Europea lamentó ayer la decisión de Moody's de rebajar la nota de Portugal y la consideró una medida "desafortunada", porque el país ibérico acaba de empezar a aplicar el programa de ajustes pactado con sus socios internacionales y el Gobierno ha anunciado esfuerzos complementarios.
Portugal sufrió en las dos últimas semanas una presión similar por la incertidumbre mundial sobre Grecia, que se disipó cuando el Parlamento heleno aprobó un nuevo plan de ajustes económicos.
La subasta de hoy fue la primera del tercer trimestre del año, en el que el nuevo Gobierno conservador de Portugal tiene previsto colocar en el mercado entre 4.500 y 6.750 millones de euros.
Con esos fondos Lisboa aspira a completar sus necesidades financieras, que no cubren totalmente los 78.000 millones de euros concedidos para los próximos tres años por Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco del rescate financiero negociado por el país en abril.
Moody's dudó ayer de que esa ayuda sea suficiente para sanear la economía lusa y decidió mantener bajo vigilancia al país y con perspectivas negativas que pueden suponer nuevos descensos de nota.
El recorte fue también el primero que sufre el Ejecutivo luso que encabeza el primer ministro Pedro Passos Coelho, que derrotó al Gobierno socialista en las elecciones anticipadas del pasado 5 de junio.
El ministerio de Finanzas portugués criticó la decisión de la calificadora y se quejó de que Moody's no ha tenido en cuenta las decisiones extraordinarias adoptadas para cumplir las metas de reducción del déficit ni tampoco el "amplio consenso político" del que gozan las medidas acordadas con los organismos internacionales.
En la presentación de su programa de Gobierno, el pasado jueves en el Parlamento, Passos Coelho, cuya coalición conservadora tiene mayoría absoluta, anunció que este año se aplicará un impuesto extraordinario del 50 % de la paga de Navidad a todos los trabajadores por encima del salario mínimo nacional (de 485 euros).
El Ejecutivo luso también decidió adelantar las privatizaciones de empresas públicas y este martes anunció el fin de las "acciones de oro" que le permiten controlar las grandes empresas nacionales de hidrocarburos, electricidad y telecomunicaciones, entre otras medidas para cumplir las reformas pactadas con el FMI y la UE.
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