BASILEA, SUIZA (EFECOM). Esta es una de las conclusiones del 81 informe anual que el Banco de Pagos Internacionales (BPI) presentó hoy en su sede central en la ciudad suiza de Basilea tras celebrar su asamblea general anual.
El banco de los bancos centrales considera que "la probabilidad de inflación se ha elevado al combinarse una menguante holgura de la capacidad productiva con alzas en los precios de alimentos, energía y otras materias primas".
El BPI apostilla que "las tasas de interés oficiales deberían subir a nivel mundial" debido a "la propagación de los peligros de la inflación desde la principales economías de mercado emergentes hacia las economías avanzadas". "Controlar la inflación a largo plazo exigirá endurecer la política monetaria", según el BPI.
De lo contrario, añade, "el fuerte sesgo acomodaticio de las políticas monetarias podría comprometer bien pronto la estabilidad de precios".
"La persistencia de unas tasas de interés muy bajas en las principales economías avanzadas retrasa los imprescindibles ajustes en la situación patrimonial de las familias y en los balances de las instituciones financieras, amplificando el riesgo de que reaparezcan las distorsiones que precedieron a la crisis", según el BPI.
Añade que "las medidas para amortiguar el impacto de la última crisis no deben plantar la semilla de la siguiente". El precio del dinero se sitúa actualmente en la zona del euro en el 1,25 % y los mercados descuentan que la entidad europea subirá su tasa rectora de forma moderada a comienzos de julio.
Los tipos de interés están en el Reino Unido en el 0,5 %, con una inflación superior al 4 %, y en EEUU, entre el 0 y el 0,25 %.
Además, el BPI señala que las autoridades monetarias tienen ante sí un trabajo muy complicado ya que deben encontrar la forma de normalizar las tasas oficiales o se arriesgan a poner en peligro la credibilidad en la lucha contra la inflación. El BPI insta a los bancos centrales a reducir el tamaño de sus balances, si bien "sería peligroso recortarlos con excesiva rapidez o de forma demasiado indiscriminada".
En las economías avanzadas esta reducción a corto plazo "se topa con obstáculos debido a la persistente fragilidad de la coyuntura económica y financiera" y a la incertidumbre de retirar unas medidas sin precedentes.
Los bancos centrales han aumentado sus balances al comprar activos, en muchos casos de menor calidad, que han sostenido la economía mundial a lo largo de una crisis muy difícil.
Estos balances están ahora expuestos a mayores riesgos, como los tipos de interés, de tipo de cambio y de crédito, que podrían generar pérdidas financieras y exponer a los bancos centrales a presiones políticas.
"El aumento de las tasas de interés a largo plazo puede producir pérdidas efectivas, si los bancos centrales venden bonos de sus carteras, o pérdidas potenciales como consecuencia de su valoración a precios de mercado", alerta el BPI.
Los bancos centrales con muchos activos denominados en moneda extranjera se exponen al riesgo de tipo de cambio por lo que una apreciación fuerte de la moneda local se traduciría en un menor valor de las reservas en divisas.
Los activos de menor calidad, que los bancos centrales han comprado o aceptado como garantía para prestar dinero -como los bonos de titulización de activos (ABS)-, también generan riesgos de crédito.
Un desajuste entre los costes de financiación y los ingresos de los activos también puede generar pérdidas, advierte el BPI.
Los bancos centrales podrían estar expuestos a "presiones de economía política" en caso de tener pérdidas sostenidas por las medidas de política monetaria extraordinarias adoptadas durante la crisis.
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