LONDRES. Cuando las valencianas Rosa Maria Montes y Pilar Bosch viajaron a Italia para comprender el procedimiento, pronto contemplaron la posibilidad de dar un paso más allá. El restaurador italiano Gianluigi Colalucci había utilizado con éxito una técnica desarrollada con anterioridad por su compatriota Giancarlo Ranalli, uno de los microbiólogos que trabajan en la rehabilitación de los frescos del siglo XIV de Campo Santo de Pisa, a la sombra de la archiconocida torre inclinada: con la ayuda de algodones, los especialistas aplican bacilos contra las substancias y materiales depositados a lo largo del tiempo que amenazan la supervivencia de las pinturas.
Ya en la Universidad Politécnica de Valencia, la profesora Montes y la bióloga Bosch, junto a un equipo -a caballo entre el Instituto de Restauración del Patrimonio y el Centro Avanzado de Microbiología de Alimentos- que completan los académicos José Luis Regidor Ros y Pilar Roig, decidieron seleccionar un microorganismo en particular, una bacteria de la familia de las pseudomonas, y la ‘adiestraron' para que ‘comiese' únicamente los residuos incrustados en las obras de arte. Ahora, el grupo de especialistas considera "posibles colaboraciones con negocios privados para diversificar el uso del método"; de hecho, las bacterias son omnívoras y pueden ‘engullir' cualquier elemento al que se les dirija.
La innovación valenciana consiste también en transformar los bacilos en un gel que expurga las obras de las costras salinas y otras impurezas cristalizadas sobre las pinturas. La operación se efectúa de forma sencilla y no tóxica, tanto para los propios profesionales de la restauración como para las obras de arte, ya que así se evita el efecto de humedad que provoca el algodón y que penetra en las capas de pintura a demasiada profundidad, corriendo incluso el riesgo de alterar la creación misma. Además el gel es mucho más rápido, necesita menos de dos horas.
¿Cómo se ve este progreso de la ingeniería restauradora desde fuera? Richard Pelter es director de International Fine Art Conservation Studios de Bristol, en el Reino Unido, que ha contribuído a la conservación del palacio de Buckingham y la catedral de Westminster. Pelter explica que su compañía "fue fundada en 1969 bajo el nombre de West England Restoration Studios, pero quince años después tuvimos que cambiarlo para reflejar el crecimiento de la demanda exterior". El mercado privado de la rehabilitación de patrimonio artístico existe, y es global.
NEGOCIOS BACTERIANOS
El pasado miércoles, el renombrado hotel De l'Europe en Amsterdam desveló al público los resultados de las actuaciones de restauración en su fachada decimonónica y su distintiva decoración. El proyecto ha costado 61 millones de euros, cerca de 15 millones más que la rehabilitación de la catedral de San Pablo de Londres, que finalizaba el 16 de junio y que, por primera vez desde 1711, ha tratado tanto el exterior arquitectónico de la sede como su interior. En ambos casos, se ha empleado los servicios de empresas privadas.
"La restauración artística y monumental es muy importante para el futuro de nuestro patrimonio cultural", dice Zaki Wahhaj, de Art Watch International, "sin embargo, el debate público y en los medios de comunicación es casi inexistente". Wahhaj señala que, como en otros departamentos de la economía, "hay una falta enorme de transparencia y de control sobre el gasto real".
En efecto, los datos de la industria de la restauración son esquivos. En el terreno de la iniciativa privada, el secretismo forma parte del glamour del sector: ¿cuánto habrá costado la limpieza de la pintura ‘Hombre con barba levantando las manos' de Anthony Van Dick, que la casa Sotheby's ofrecerá en subasta el próximo día 6 de julio en Londres a un precio de apuesta inicial de 275.000 euros?
Las cuentas de los tesoros estatales son igualmente imprecisas. En Italia, uno de los países con mayor actividad, los cálculos oficiales otorgan a la empresa privada menos del 7% del presupuesto público. Pero tras la oleada de recortes con que las políticas de austeridad están azotando las finanzas europeas, el panorama va a dar un giro de 180 grados. En la propia Italia, la inversión estatal en cultura y patrimonio sufrirá un tijeretazo del 37%, no lejos del 34% británico y a cierta distancia del 28% alemán. A pesar de que los detalles de los planes para combatir el déficit son inaccesibles, es razonable intuir que la rehabilitación de obras de arte y monumentos va a sufrir una disminución de liquidez inmediata.
Según un informe de 2006 del Fondo Europeo para el Desarrollo Regional, "la recuperación del patrimonio cultural es un factor ligado directamente al desarrollo económico y el empleo, no únicamente en la industria turística sino como consecuencia de un mayor integración social". Los ‘adiestradores' de bacterias de la Universidad Politécnica de Valencia han descubierto una de las llave de la rentabilidad y productividad que esperaba la iniciativa privada para demostrar que, en tiempos cinturones apretados, sabe aprovechar la ocasión. Y sin salir de casa.
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