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VALENCIA. La inclusión de tres concejales del Ayuntamiento de Valencia en la Diputación provincial ha levantado ampollas entre alcaldes y concejales del PP de l'Horta, quienes consideran que su representación se ha visto mermada por esta circunstancia.

La cuota que la alcaldesa Rita Barberá suele exigir en la corporación ha aumentado a tres puestos de cara a la legislatura entrante. En 2003, sólo había uno, después pasaron a ser dos, con el beneplácito del nuevo presidente de la Diputación, Alfonso Rus, quien accedió a la petición de la alcaldesa agradecido por la gran aportación de votos que se habían logrado en la capital.

Sin embargo, en las elecciones del 22-M, las cosas cambiaron sensiblemente. Rus y sus candidatos locales lograron mantener el tipo mientras Barberá perdía unos 30.000 votos en la capital. La debacle del PSPV, eso sí, permitió a la alcaldesa revalidar su mayoría holgadamente.

Los datos no engañan: el PP, calcó en la provincia de Valencia los resultados de 2007 en 2011: 635.000 votos en las elecciones locales de la provincia en ambos casos. La sangría de sufragios perdidos en la capital fueron recuperados por los candidatos municipales del PP, que dejaron la cifra total en el mismo registro que en los pasados comicios. Otra prueba de ello está en el número de concejales conseguidos. El PP pasó de 1.372 en 2007 a 1.451 el pasado 22-M.

LOS ALCALDES Y EDILES DE L'HORTA, MOLESTOS

Por este motivo, sorprendió la exigencia de Rita Barberá a Alfonso Rus de situar a tres concejales -fuentes del PP aseguran que la petición fue incluso mayor- de Valencia en la corporación provincial. En un mandato en el que el presidente provincial ha tenido muchos alcaldes y concejales a los que ‘premiar' por su buen hacer local y los importantes resultados electorales, especialmente en l'Horta, el diputado sumado ha ido a parar a un concejal de la capital, Cristóbal Grau. Además, Rita Barberá, ya había conseguido aumentar su cuota en Les Corts Valencianes al situar a uno de sus lugartenientes y posible relevo en el consistorio, Jorge Bellver, en el hemiciclo.

Rus, por su parte, ha tenido que excluir a dirigentes que, según señalan fuentes del partido, "se merecían entrar" en la corporación provincial. "La Diputación es una forma de dar juego a los concejales, alcaldes y presidentes comarcales. Resulta importante tener la capacidad de liberar a ediles y supone una ventaja para los ayuntamientos", comenta un concejal del partido.

Desde El Puig, Foios, Aldaia, Xirivella, Burjassot, Bonrepós, Catarroja, Alfafar y Paterna, habían hecho méritos o habían trasladado, de alguna manera, su deseo de entrar a en la corporación provincial.

Además, según señalan, la gestión de la Diputación en la capital es mínimo. "La corporación se dedica a municipios, sobre todo pequeños, la gestión y aportación que se hace a una ciudad como Valencia es nula o testimonial", subraya un dirigente del partido.

Aunque coinciden en que una representación simbólica de Valencia en la corporación es "lógica", las fuentes del PP consultadas no comparten la exigencia de que existan tres concejales de la ciudad en el ente provincial. "No hay por dónde cogerlo y más aún, habiendo perdido votos", sentencia un alcalde del partido.

Pese a que en la dirección provincial del partido tratan de quitar hierro al asunto, también han aparecido críticas sobre la postura de Rita Barberá respecto al propio ente provincial. "Antes de las elecciones cuestionaba la existencia de las diputaciones, pero luego bien que sirven para colocar concejales suyos en ellas", señaló un alcalde de l'Horta Nord.

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