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Llega la cuarta vía de la socialdemocracia británica: el Socialismo Azul ('Blue Labour')

Londres Plaza/ VÍCTOR JIMÉNEZ. 19/06/2011 Ed Miliband buscará la victoria para el laborismo con una nueva forma de entender la socialdemocracia. Pero sus compañeros de filas están perdiendo la paciencia...

LONDRES. "Hay muchos políticos cuya única virtud es que sirven para hacer de oposición", protestaba a menudo el canciller y filósofo Francis Bacon, quien dominara el mundo de intrigas de Westminster a finales del siglo XVI. Del actual líder del Partido Laborista británico, sin embargo, incluso los propios laboristas afirman exactamente lo contrario. De acuerdo con la última encuesta de YouGov, el 41% piensan que la elección de Ed Miliband como jefe del partido fue "un grave error", mientras el 54% admiten que no sabrían señalar ni una sola de sus ideas como innovadora o, al menos, eficiente en términos de recaudar votos.

Un laborista que sabe algo del tema -no en vano llevó el partido a engarzar tres éxitos electorales consecutivos entre 1997 y 2005-, ya le ha puesto la zancadilla al joven Ed: Tony Blair ha declarado en uno de los diarios sensacionalistas más vendidos en Gran Bretaña que "le doy mi apoyo porque siempre se lo daré al líder del Partido Laborista, sea quien sea... pero mi parecer es que el laborismo sólo puede vencer si lucha desde el centro y desde la moderación".

Aparentemente, lo que no se le perdona al pequeño de los hermanos Miliband es la proximidad a los sindicatos obreros y profesionales, los cuales defendieron su candidatura en bloque para desbancar a su hermano, David, que representaba la continuidad blairista en el partido. En efecto, el derechista The Daily Telegraph ha expresado con claridad meridiana que Ed "no da la talla como líder de la oposición", mientras el International Business Times, con bastante mayor crudeza, apunta que "el menor de los Miliband muestra una falta de talento, de proyecto y de política que asusta". Ed Miliband ha dado la callada por respuesta cuando ha descrito el clamor creciente contra su lideraje como "meras habladurías". Pero, ¿está seguro?

Con el paro en escalada -cerca de 20.000 desempleados más en mayo-, una inflacion rampante sobre los precios al consumo del 4,5% y un nivel de desigualdad entre los salarios de los ejecutivos y los trabajadores de hasta 145 veces, el Partido Laborista no tendría que sudar excesivamente para defender su programa. Pero, ¿cuál es su programa? Liam Byrne, coordinadora de políticas del Partido Laborista tiene alguna pista. Byrne ha organizado hasta 70 encuentros colectivos a lo largo de la isla y ha recogido decenas de miles de documentos de debate procedentes de individuos y asociaciones británicas. La gente, dice Byrne, quiere mayor presencia policial, más ahorro en la cartera de gasto social y menos presión de las corrientes de inmigración.

Lo cierto es que estas conclusiones, después de que el Partido Conservador obtuviera la mayoría simple en los últimos comicios generales, no debería chocar a nadie. La sorpresa es que el laborismo de Ed pretenda adoptar estos mismos principios: el resultado se llama Blue Labour y apenas acaba de echar a andar.

SOCIALISMO AZUL

A la izquierda del Partido Laborista, Julie Hyland, intelectual socialista, mantiene una lectura alternativa a los motivos por los que la candidatura de Gordon Brown fue incapaz de repetir la suerte de Tony Blair. No es que el laborismo no haya escuchado suficientemente a las ciudadanas y ciudadanos del país, lo que ocurre es que "durante sus 13 años en el gobierno, el Partido Laborista ha actuado como el sirviente político de la oligarquía financiera hasta que la especulación y la contabilidad criminal ha explotado en la crisis del crédito de 2008".

Pero Ed Miliband ha apostado por el 'laborismo azul', y ha escrito el prefacio a la nueva biblia del partido. Esta se supone que es la contestación laborista a la idea matriz del Partido Conservador, la ‘Gran Sociedad' y su objetivo es "reinventar el estado del bienestar, el legado laborista más importante de la historia".

Su pensador original es Maurice Glasman, un profesor de la Universidad Metropolitana de Londres que no escatima agrios adjetivos hacia la formación política que le ha nombrado recientemente miembro de la Cámara de los Lores. Glasman describe al Partido Laborista como "burocrático, plagado de directrices y elitista"; en su opinión, "el título de ‘partido repugnante' (the nasty party) que el Partido Conservador se ganó a pulso durante los gobiernos Thatcher, cuelga ahora del pecho laborista". El problema sería que, tras la Segunda Guerra Mundial, "el laborismo desarrolló un modelo de gobernar que emana de arriba, que prefiere mandar a convencer y que la población siente como remoto".

La base para la renovación y para relegar la coalición conservadora y liberal-demócrata a la oposición [] es comprender que, "si bien la igualdad y la justicia son principios positivos, lo que mueve a la sociedad en la vida diaria son las relaciones interpersonales, la familia y las comunidades y asociaciones cívicas de cualquier rango, cultural o religioso". La nueva palabra mágica es "conectar" con las redes sociales, las virtuales y las reales.

Para los críticos como Julie Hyland, no obstante, la fórmula es "un refrito de la creencia de que, en tiempos pasados, Gran Bretaña fue una tierra donde las mujeres y hombres se respetaban unos a otros. Le deseo buena suerte a cualquiera que intente demostrar su existencia". Ed Miliban la va a necesitar. Y unas cuantas respuestas económicas también, aunque de esto, por ahora, el Blue Labour guarda un incómodo mutis.

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