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Emilio Duró: "A los empresarios españoles les falta vocación internacional y perspectiva"

ESTHER G. CORONADO. 15/06/2011 El 'mediático' consultor asegura que se exagera con la crisis: "No dramaticemos, nunca ha habido más oportunidades que ahora"

VALENCIA (VP). Emilio Duró es ejecutivo en grandes empresas, pero desde hace año y medio no para de recibir llamadas para hablar de la felicidad. "Todo surgió a raíz de una conferencia en el Comercio Gallego. Algún desalmado me grabó y lo colgó en YouTube". Duró confiesa que, a partir de entonces, su vida ha sido horrible. "No me dejan tranquilo, llamándome a todas horas para dar conferencias, me paso el día de viaje de aquí para allá y concediendo entrevistas, apenas veo a mi familia y cuando llego a casa, estoy tan cansado que sólo quiero que me dejen en paz" explica en una entrevista concedida ayer  a ValenciaPlaza.com con un tono que dificulta distinguir la broma de la queja.

Con una vitalidad desbordante, el consultor y especialista en management empresarial se ha convertido en un gurú del éxito empresarial y personal con sentencias como "la única diferencia entre los que tienen éxito y el resto, es el optimismo".

El ejecutivo, famoso por su filosofía del optimismo, compone su discurso en torno a elementos muy comunes en toda persona. "El primero de ellos es la salud. El segundo es el componente emocional: la familia, los amigos, el trabajo y la forma de ver la vida: la gente alegre es más feliz. El tercero tiene que ver con el conocimiento: la idea de que cuanto más tonto eres más feliz eres es una estupidez".

-Usted es consejero, pero buscan su ayuda en temas de coaching. ¿Por qué se ha puesto tan de moda esta ciencia?
-Yo vengo del mundo empresarial pero últimamente me está solicitando la gente que le ayude a desarrollar una actitud positiva frente a la vida, sobre todo empresarios, porque nos hemos dado cuenta de que la gente fracasa por golpes emocionales y no racionales. Si a un problema económico se le junta un problema de salud o de familia, se hace más difícil salir. Por tanto, hemos visto que hay problemas económicos pero también formas de ver la vida. Ante una misma situación hay gente que se crece y gente que se hunde. Todo esto no viene tanto del conocimiento sino de actitudes, del cerebro límbico.

-Vemos que hay grandes líderes que parecen triunfadores pero que no son felices. ¿Qué problemas le encuentra al empresariado español?
-No soy partidario de las generalizaciones. Todos tenemos carencias, días buenos y malos. Lo que pasa es que estamos en un mundo en que las carencias se ven enseguida de la misma forma que las virtudes también se copian. Un mundo globalizado en que no existen diferencias para acceder al poder, los estudios... Con todo esto, veo que el empresariado español es como cualquier otro pero es cierto que nos falta cierta vocación internacional, nos falta cierta perspectiva a largo plazo, y también estamos perdiendo una parte de emoción. Hablamos todos de la crisis que nos presiona pero siempre he dicho que nuestros padres vivían mucho peor y tenían más coraje, más ganas de luchar.

-¿Pero esta crisis no ha sacado a relucir lo peor de cada uno?
-Mi padre y mi abuelo trabajaban en condiciones mucho peores que las mías. Antes había más paro que ahora. Nunca ha habido más oportunidades que ahora, más estudios que ahora, más riqueza que ahora. No dramaticemos. Es cierto que hay una crisis pero hay dos actitudes: echar la culpa a los demás, al mercado, la sociedad... o decir ¿qué puedo hacer yo para modificarlo? Al final está la referencia del niño que dice "he suspendido" o "me han suspendido". El segundo dice "yo no puedo hacer nada". El otro dice "mi vida depende de mí por tanto, si yo he suspendido, yo puedo aprobar".

-¿Qué hay de los jóvenes licenciados que acaban la carrera y sienten que el mundo al que entran no es para el que les habían preparado?
-¡Claro que lo es! Están más preparados que nosotros. No es como decía mi bisabuelo, que en su tiempo era mejor. Los niños no estaban más preparados que ahora. El problema es quizá que los viejos somos los que no estamos formados. No se puede seguir con el "yo tomo notas en papel porque el papel no se borra". Los chavales ya no son tontos, se conectan, se comunican. Lo que pasa es que vamos a una sociedad diferente y quizá los que tenemos que adaptar esquemas somos los adultos, no ellos. Seguimos teniendo conceptos de comercio tradicional, seguimos pensando que el mundo no ha cambiado. La mayoría de los adultos apenas entramos a internet, no tenemos Facebook ni Twitter. Vivimos en otra era. Decir que a los chavales jóvenes les faltan valores, valor, ilusión y el "en mi época esto no pasaba" ya lo decía mi abuelo y lo diremos siempre. No les falta pasión ni retos, lo que pasa es que son más listos y no se les engaña como antes.

-Los jóvenes seguirán teniendo pasiones, pero en general, puede parecer que vivamos una crisis de valores además de la económica...
-Todo va junto. Las crisis nunca lo son por una sola cosa. Tampoco me gusta la palabra crisis. No sé si estamos en una crisis. Lo que sé es que estamos en un momento de cambio, pero la vida es cambio. Yo veo más riqueza y prosperidad a mi alrededor que nunca. Veo más medios que nunca, más facilidades que nunca. En mi época para estudiar tenías que ir al colegio. Hoy tienes videos, internet, te puedes formar en cualquier parte... Lo que pasa es que hoy prima el esfuerzo individual, el salir tú mismo, el no echarle la culpa a los demás. Lo que no se puede hacer es como nuestros antepasados, que estudiaban algo para luego no tener que estudiar más en su vida porque tenían un empleo fijo. Pero hoy es imposible tener un empleo fijo ochenta años y dejarse de estudiar. Tienes unos conocimientos cuando te sacas las oposiciones que si al cabo de cinco años no te lo has actualizado, te echarán. El conocimiento lleva a la evolución y va a ir muy rápido.

-¿Todo esto no ha generado un clima de competitividad extrema causante de la ansiedad de muchos?
-La ansiedad también estaba en la jungla cuando te atacaba un león. Entonces sí que tenías competencia con el de al lado. Es cierto que hay competitividad, agresividad, ansiedad, pero no dramaticemos. El número de parados en España es alto, pero el número de empleados es más alto que nunca. Sí hay ansiedad, pero quizá nos la provocamos, o quizá es una parte genética, algunos -yo no- creen que rendimos más cuando estamos ansiosos... Yo creo que hay mucha gente que se ha abandonado y ahora es muy difícil reciclarse.

-Consejero de grandes empresas, un hombre de éxito, un currículum impresionante... Y en lugar de apabullar a la gente, conecta con grandes audiencias. ¿Por qué?
-Pues no lo sé. Supongo que porque soy un tío normal como ellos. Con mis altibajos, tan desgraciado o tan triunfador como todos. Tengo mis días. Solo soy una persona muy normal. Nunca he sido triunfador, y eso de que gusto... pues habrá de todo. Creo que en la vida, con cincuenta años, tener ego es una estupidez. Estás de bajada, la fuerza física baja y tienes que aprender a aprender. Los más felices son los niños porque no saben nada ni se lo cuestionan. Luego hay otra etapa en la que te cuestionas las cosas y te pones de mala cara porque te das cuenta de que no sabes. Después hay una etapa en la que crees que sabes mucho y te conviertes en un arrogante. Y luego hay una etapa en la que te das cuenta de que no sabes nada y siendo consciente de tu ignorancia aprendes a vivir con ella. Yo estoy en esta etapa. Sólo hago lo posible por sobrellevar mi vida y aportar un poco de felicidad a mí mismo y a los seres queridos. Creo que ven a una persona de pueblo con los mismos defectos, pasiones e ilusiones de todos ellos.

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