VALENCIA (VP). El Hospital General de Valencia, gestionado por una empresa mixta participada al 50% por la Generalitat Valenciana y la Diputación de Valencia, cerró el último ejercicio con una deuda con proveedores privados de 134,42 millones de euros. Esta cifra supone más del doble de lo reconocido el año anterior, según las cuentas hechas públicas por el consorcio ayer en el Diario Oficial de la Comunitat Valenciana.
Según el balance, aprobado por el Consell, el Consorcio Hospital Provincial de Valencia registró un incremento en su pasivo del 114%. De los 134,42 millones, además, 92,22 millones corresponden a créditos de operaciones "pendientes de aplicar en el presupuesto", lo que se conoce popularmente como facturas en el cajón, la mitad de las cuales se generaron este año pasado y el resto corresponden a ejercicios anteriores.
Las cuentas del Consorcio Hospital General (el tercero más grande de la Comunitat Valenciana, tras La Fe y el General de Alicante), confirman la situación que denuncian los proveedores de la sanidad pública valencia.
Los portavoces de la Plataforma de Proveedores de la Sanidad Pública Valenciana han insistido reiteradamente en los impagos y retrasos de la Generalitat. En el último comunicado público aseguraron que pese a las promesas de antes del 22-M, siguen sin recibir el 86% de la deuda de 1.300 millones de euros. La plataforma rechazó la afirmación del conseller de Sanidad, Manuel Cervera de que ya se habían atendido los pagos.
La Sindicatura de Comptes estimó en su último informe que la deuda de Sanidad con proveedores y contratistas ascendía a 2.506 millones, de los que 1.543 millones estaban 'en los cajones'.
Es cierto que la deuda viene por la considerable y hasta brutal reducción de los ingresos que ha recibido el consorcio. Sólo hay que ver las cifras para saber de dónde viene la deuda, no es ningún misterio: en 2010 se deja de ingresar 42 millones menos de lo que se presupuestó para la actividad de ese año… pero si con respecto a lo que se ingresó en 2009, son casi 55 millones. Son facturas que están registradas y controladas. Lo que pasa es que cuando un presupuesto es tan bajo no se pueden poner a cargo de ese presupuesto, así que son cuentas pendientes de pago que se pagan en el ejercicio siguiente.
Séneca decía que: Es en la tormenta cuando se conoce al buen timonel. Tan difícil resulta hacer un ejercicio de transparencia y comparación para detectar los gestores que están salvando el barco y los gestores que nos llevan al carajo.
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