VALENCIA (VP.) El ingente trabajo que tienen entre manos ahora los mayores bancos de inversión del mundo tasando las cajas de ahorros españolas para fijar los porcentajes de participación que tomará el Gobierno con las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), tendrá en Caja Mediterráneo (CAM) uno de los referentes, si bien lo será por la parte más baja del la horquilla que marcarán los nuevos bancos participados por cajas.
El precio que fijen HSBC, Merril Lynch y Crédit Agricole para los activos de Banco CAM se espera con la mismo interés que se teme el efecto que pueda tener en los intentos de colocar en el mercado paquetes accionariales por parte de Bakia o Banca Cívica. Las previsiones, de momento, son bastante negativas, ya que se especula con un fuerte descuento sobre el valor en libros (de hasta un 75%, según distintas fuentes).
El efecto de contagio que podría ocasionar una valoración raquítica de la que era la cuarta caja de ahorros española sobre la ya reticente posición de los inversores es un efecto que el Banco de España pretende amortiguar al máximo.
Una de las fórmulas para limitar los daños es adelantar lo máximo posible el proceso de recapitalización con el desembarco del FROB en el capital. El Banco de España mantiene su empeño en cerrar esta operación antes del verano, posiblemente a primeros de julio. Una solución rápida una vez conocidos los tests de estrés de la banca europea que impida que CAM sea durante mucho tiempo foco de atención.
Pese a que de manera formal el plazo para alcanzar los ratios de solvencia que exige el Banco de España a los nuevos bancos de cajas se alarga hasta septiembre, en el sector financiero no se apuesta un céntimo porque CAM consiga llegar a esa fecha sin haber sido intervenida en la práctica.
La caja está intentando a la desesperada evitar que el Gobierno tome el control del capital con los 2.800 millones de euros del FROB que inyectará. La petición de que parte de ese dinero se aportara desde el fondo público como se hizo en el primer episodio de ayudas (las aportaciones se han apuntado como preferentes y, por tanto, no tiene efecto inmediato sobre la participación accionarial) ha caído en saco roto.De hecho, en el informe anual del FROB presentado este martes pasado se daba por descontado que los 1.493 millones de ayudas que se habían aprobado para el Banco Base y que no llegaron a hacerse efectivas se vayan a utilizar.
La otra opción en la que trabaja CAM, conseguir que parte de los 2.800 millones vengan de fondos privados, evitando así una mayoría pública en el accionariado y dividiendo las participaciones, no es un escenario que tenga grandes defensores. El Banco de España, además, no ve con buenos ojos que la caja arrastre su propuesta por los mercados durante mucho más tiempo por el efecto en la imagen del sector financiero español.
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