MADRID. El Gobierno y todos los grupos políticos se han dado prisa en aprobar, en menos de tres meses, la Ley que va a regular el juego online, que puede mover 1.000 millones de euros en España en 2012. Un negocio que lleva funcionando varios años de forma alegal, controlado por empresas multinacionales, y que ahora pagará impuestos para financiar a las autonomías y también al fútbol. La nueva Ley, más permisiva que en la mayoría de Europa, dará un empujón al juego online pero será difícil controlar un negocio dominado por multinacionales europeas que operan desde paraísos fiscales, como Gibraltar. Jugar por Internet será ahora una tentación con más opciones y con muchos riesgos.
España es un país donde nos gusta mucho el juego, un sector que mueve cada año 30.000 millones de euros (un 3% del PIB) y genera 100.000 puestos de trabajo en bingos, casinos, tragaperras y casas de apuestas presenciales. Casi la mitad de los españoles (el 49,9%) participa en juegos de azar de manera habitual y el 92,4 por 100 de los mayores de 18 años ha jugado en alguna ocasión, según un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid. La mitad de los jugadores habituales (mayoritariamente hombres y de estatus social medio-alto) se gasta entre 6 y 35 euros al mes y los datos confirman que se juega más con la crisis.
En los últimos años, una parte creciente de este juego se hace por Internet, dado que en España hay ya 27 millones de internautas. A nivel mundial, el juego online, que lleva menos de diez años, movió 12.700 millones de euros en 2008, según H2 Gambling Capital. Un 41 % del juego online se mueve en Europa y dos tercios son apuestas deportivas (70% fútbol, 14% tenis y 10% baloncesto) y el resto póker (mueve 3.500 millones de euros) y casinos online, aunque se apuesta por todo, hasta por los resultados electorales. Un nuevo negocio concentrado en diez empresas y dominado por tres multinacionales: la austriaca Bwin (patrocina al Real Madrid y es la mayor del mundo), y las británicas William Hill y Landbroker.
España es ya el quinto mercado europeo de juego online (tras Francia, Alemania, Grecia e Italia) y se estima un negocio de 575 millones de euros en 2009, con 280.000 jugadores. Y eso siendo un negocio alegal (sin ley), donde las multinacionales llevan varios años captando clientes sin pagar un euro de impuestos en España y haciendo competencia desleal a las empresas españolas de juego, que tenían prohibido ofrecer juego online y hacer publicidad. Tal es así que Bwin paga 18 millones al Real Madrid por patrocinar sus camisetas, que es justo la cantidad que paga en impuestos por el Bingo Canoe de Madrid la española Codere, que ha llevado al Madrid y a Bwin a los tribunales.
Ahora, con la Ley del Juego online aprobada el 12 de mayo, las empresas que ofrezcan juego online tendrán que pagar impuestos en España. Por eso las prisas del Gobierno en aprobar la Ley, para recaudar más y para encontrar mejor un novio a Loterías del Estado, empresa que se va a privatizar un 30% en octubre (7.000 millones) y que será más fácil colocar ahora que puede ofrecer juegos online además de lotería (en exclusiva).
La ley obliga a los operadores de juego a regularizar su situación con Hacienda en los últimos cinco años (con lo que ingresará dinero), pero los impuestos del juego online irán íntegros a las autonomías, que cobrarán trimestralmente por lo que jueguen por Internet sus residentes. La tasa es de un 25% de media sobre los ingresos netos (sin premios), más alta que en otros países (desde el 8,5% de Francia o el 15% de Gran Bretaña al 20% de Italia). Si se espera que el juego online mueva unos 1.000 millones de euros ya en 2012 y crezca exponencialmente, los ingresos para las autonomías podrían ser de 250 millones al principio y de 1.600 millones en unos años.
Pero con las apuestas online no sólo gana Hacienda y las autonomías. Los clubs de fútbol ingresan ya 100 millones al año por patrocinio de empresas de juego online: Real Madrid (Bwin), Barcelona (Betfair), Valencia (Unibet), Málaga (William Hill), Español (Interapuestas), Sevilla (888.com)... Y sólo los partidos del Barça mueven en Betfair más de 120 millones €/año en apuestas. Ahora se va a fijar un porcentaje de retorno de las apuestas deportivas para los clubs y el deporte, que podrían reportarles 400 millones de euros al año. Y la publicidad del juego online, siendo alegal, reporta ya 50 millones de euros a los medios de comunicación.
Por todo ello, el juego online parece la nueva gallina de los huevos de oro, que ha llevado al Gobierno ZP a hacer una legislación de las más permisivas de Europa, donde es legal en 20 países (en seis, con monopolio del Estado) y se prohíbe en otros 7 (como en EEUU). El problema es cómo controlarlo, para evitar fraudes, evasión de impuestos y blanqueo de capitales, máxime cuando la mayoría de las multinacionales tienen su sede y sus unidades operativas en paraísos fiscales (Bwin y Betfair, en Gibraltar). Y cómo vigilar que no juegan los menores y los ludópatas (en España hay 40.000 personas que tienen prohibido el juego).
No se pueden poner puertas al campo y por eso había que legalizar el juego online. Además, servirá para ayudar a las maltrechas arcas del Estado y de las autonomías. Pero ojo: una cosa es el ocio sano y controlado y otra la adicción al juego, ahora más atractiva y fácil por Internet. Una gran tentación y más con la crisis. Hay que vigilarlo.
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(*) Javier Gilsanz es periodista y autor del blog Economía a lo Claro
Ilustración: Enrique Ortega
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