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EL PERFIL
Elegida por Jorge Alarte para escenificar los nuevos tiempos del socialismo valenciano y sustituta del beligerante Ricardo Peralta, Ana Botella (Valencia, 1958), la concejal que más a tiro ha tenido a la alcaldesa de Valencia y muy cordial en el trato personal, le ha tocado estar a cara de perro con la administración Camps-Barberá desde diciembre pasado como delegada del Gobierno y ahora, tras la derrota del 22-M, bailar con la más fea. Pero no pierde la sonrisa.

EL GRANO
-"Los valencianos han castigado más la crisis que la corrupción o la falta de gestión"

-"No es fácil la relación institucional cuando la justicia pende sobre los altos cargos del Consell"

-"Rita Barberá confunde el respeto con la pleitesía"

-"El victimismo da rentabilidad electoral, pero desgasta la confianza hacia la Administración"

-"La actitud del Consell hacia el Gobierno ha sido desleal, interesada y electoralista"

-"Una forma de desgastar al Gobierno también es ningunear esta Delegación"

-"No ha habido marcha atrás en los conflictos por un interés electoral"

-"Es muy duro que el Consell haga comentarios imprudentes sobre la seguridad ciudadana"

-"Creo que una de las cualidades que mi puesto es el control, la contención y la corrección"

-Los resultados de las elecciones parecen una mala manera de celebrar sus primeros cien días al frente de la Delegación de Gobierno.
-Sólo puedo abordar una opinión desde el puesto que desempeño en este momento, no como militante socialista. Así es que podría decirle que hemos tenido un proceso electoral tranquilo, con un movimiento social que nadie esperaba, al que nadie había invitado que se presentara y que ha surgido de una manera absolutamente espontánea, como es del 15-M.

-¿Pero en su opinión personal puede hacerme una valoración?
-En mi opinión personal entiendo que hay que reflexionar profundamente, que hay que escuchar lo que los ciudadanos dicen, que hay un antes y un después del 22- M, que marca un hito en las elecciones de esta comunidad y que en este caso el PSPV, todos los militantes, tenemos que reflexionar. -

-Bueno pero el presidente del Gobierno salió en la noche electoral valorando los resultados...
-En esas primeras apreciaciones lo que uno ve es que los ciudadanos en la CV han castigado más en esta comunidad la crisis que la corrupción o que la falta de una adecuada gestión, incluso, autonómica, de la política regional dentro del margen de maniobra que tiene. Se ha respondido más en clave nacional y no ha pesado que eran unas elecciones locales y autonómicas.

-Hay muchos socialistas que piensan que ZP era un mal valor y que el Gobierno no ha sabido vencer la campaña de victimismo del Consell.
-La actitud del Gobierno valenciano respecto al Gobierno de España ha sido desleal, interesada y electoralista. En un momento tan grave como ahora no ha sido leal, no ha habido una correspondencia justa del esfuerzo que ha hecho del Gobierno de España con lo que ha dicho y hecho el Gobierno autonómico y los locales del PP ante la opinión pública. Eso puede dar una rentabilidad electoral, pero también desgasta mucho la confianza de los ciudadanos hacia la Administración.

-¿Qué valoración puede hacer de Alarte?
-Podría tener y tengo una valoración de las cosas pero entiendo que desde mi posición de Gobierno no debo hacerla pública. A lo mejor hay personas que piensan que sí que deben de opinar en todo momento y sobre cualquier cosa. Yo soy de las que pienso que no, que tiene que haber una frontera y separar los campos.

-¿Usted cree que este zapatazo que le han dado al Gobierno va a repercutir de alguna forma en la CV, en las inversiones, en las relaciones, va a ser un revulsivo o qué...?
-Para nada en el mejor de los sentidos. Desde hace tiempo siempre se ha dicho que ZP y el Gobierno tiene manía a la CV. Y esa no es la realidad. Porque son del Gobierno las inversiones imprescindibles para la economía valenciana como el AVE, la ampliación de los aeropuertos, las infraestructuras de las comunicaciones, lo que va a hacer que se cierre ya la autovía de las comarcas centrales. Incluso competencias que tiene la comunidad autónoma se han apoyado desde Madrid en materia de políticas de empleo y educación. Y se han hecho de manera continuada, independientemente de quien gobernara.

-Pues no ha quitado que las relaciones hayan empeorado.
-Las relaciones debo decir que son institucionalmente correctas. Y la verdad es que no es fácil, porque hay que recordar la situación desde el punto de vista judicial que pesa sobre los altos gobernantes de esta comunidad y de Alicante y Castellón, algo que podía generar una relación más tensa. No es normal por más que estemos instalados en eso desde hace mucho tiempo.

-¿Y qué es lo normal?
-Lo normal es que, en el pasado, había un código ético por el cual pues uno se apartaba mientras la justicia seguía su cauce. Pero eso parece que aquí se ha traspasado. Y a veces te descoloca, sinceramente.

-¿Y con la alcaldesa de Valencia, que no está imputada?
-Rita Barberá confunde el respeto con la pleitesía. Soy educada pero también me atengo a la consideración institucional que represento y a la que cada uno debe tener en su puesto.

-¿Sigue la bronca de la alcaldesa porque usted le contradijo en una rueda de prensa conjunta?
-Creo que sí. Porque hoy todavía iba por la prensa el concejal Miguel Domínguez insistiendo en que yo como delegada no me he presentado en el Ayuntamiento de Valencia. Yo le diría, una vez más, que quien no se ha presentado es Rita Barberá. Porque un delegado del Gobierno lo hace institucionalmente el día que toma posesión y hace un acto en el Palacio del Temple. Allí es donde no estuvieron ni la alcaldesa de Valencia ni el presidente del Consell.

-Pero parece que haya una estrategia de ninguneo con la Delegación.
-Eso puede ser una estrategia. El Gobierno tiene una organización territorial y en este caso los delegados representamos al Gobierno en los territorios de referencia, precisamente para impulsar y coordinar las relaciones. Una forma quizás de desgastar también sea el no reconocer el rango institucional que tiene esa representación pero ahí me mantendré firme. Además tengo la convicción de que si fuera algún representante del PP el que estuviera en esta casa, no se actuaría de la misma manera.

-¿Qué opina de que Cotino pidiera el desalojo de los concentrados ninguneando a la Delegación?
-Quizás lo hizo con buena voluntad, desde un paternalismo. Lo que no soy partidaria es de que cargos tan elevados de la Administración valenciana intenten comunicarse con la Delegación a través de la prensa. Quizás de ahí viene lo del ninguneo. Yo lo que soy partidaria es que si alguien tiene una buena idea o tiene algo que aportar, pues aquí estoy, que descuelguen el teléfono y lo escuchamos todos.

-¿Pero se tienen que ir o no los 'indignados' de las plazas que ocupan?
-El derecho de reunión ampara que puedan los ciudadanos expresarse libremente siempre que se atengan a los cauces debidos y se mantenga el orden público. Nosotros estamos muy atentos, y lo digo para que el señor Cotino esté tranquilo, y lo seguimos con toda la responsabilidad.

-Una sentencia judicial dictó que el campamento del Polisario tenía derecho a seguir delante de la Delegación.
-Efectivamente, se trata de conciliar los dos derechos de reunión y de orden público.

-¿Cuál es la última hora del corredor mediterráneo?
-Lo principal ahora es encontrar la financiación necesaria para poner en marcha el proyecto y que entre dentro de las prioridades de la UE. Pero ahí hay que recordar que vamos por segunda vez porque la primera el Gobierno de España del PP no apostó, teniendo una comisaria europea de transporte entonces que era española.

-¿El resultado de las elecciones o los futuros cambios políticos afectarán al Parque Central?
-Lo más importante es que el proyecto está encauzado y consensuado entre las administraciones. La cuestión ahora es la que es: la financiación para poner en marcha todas las inversiones necesarias.

-¿Tenemos menos delitos porque hay más policía o porque está usted de delegada?
-No, no. En ese caso todas las medallas son del ministro del Interior. La CV goza de una de las mejores cotas de seguridad de España, porque, aunque ha aumentado la población, el número de delitos y faltas ha bajado. Y ahí hay que reconocer que ha habido una apuesta política, de inversión, de recursos humanos, de visión en el tiempo y de efectivos y, sobre todo, de eficacia y de un buen trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que están muy bien preparados.

-El Consell siempre ha reivindicado y denunciado esa escasez de efectivos.
-Eso no es verdad. Y es muy duro que con la importancia que tiene este tema para la confianza de los ciudadanos y el buen desarrollo de la economía y de que una economía turística prospere, se dediquen ese tipo de comentarios tan improcedentes y tan imprudentes.

-¿Y viéndolo así y pensándolo así, no le dan ganas de soltar alguna vez algo políticamente incorrecto?
-Creo que una de las cualidades que debe presidir un puesto como el mío es el control, la contención y la corrección. Las tres ces. Es muy importante también guardar las formas. Aunque es verdad que algunas veces te tienes que morder los labios, pero te los muerdes porque sabes que luego te arrepentirás.

-Desde luego a su predecesor, Ricardo Peralta, se le hubiera oído mucho en toda la campaña electoral.
-Hemos mantenido la agenda, pero con la atención y el cuidado de no interferir nunca, porque en periodos electorales no hay que hacer ostentación de los logros de gestión. Pero aquí, pase lo que pase, nos pillará trabajando.

-¿Y no será que están dando marcha atrás en conflictos como los chiringuitos, el almacén de Zarra, las plataformas petrolíferas... por temor a perder más votos?
-Se pueden decir muchas cosas pero este Gobierno ha actuado siempre desde la lógica del interés general. No entiendo que haya habido ahí un movimiento de carácter electoralista en ninguno de estos campos. De hecho el desgaste es el que es. Lo que sí que es cierto es que uno puede llegar a acuerdos y eso es muy legítimo en todos los ámbitos, pero siempre desde el cumplimiento de la ley. Ese es el margen de maniobra que debe de tener todo gobernante cuando tiene que implantar cualquier tipo de medida dentro de la lógica de que no sea absolutamente necesario o de que lo tengas en el programa electoral y entonces lo tienes que cumplir.

-Los empresarios se quejan de que el Consell no les paga, ¿se quejan también del Gobierno de España?
-No. De hecho yo este martes -de la semana pasada- he tenido un reunión en Coepa, en Alicante, y lo que nos han pedido es que el Estado sea garante de que se ejecute la ley de morosidad, incluso con las Administraciones públicas. El Gobierno paga sus facturas. Ojalá la Generalitat fuera igualmente consecuente. 

-¿Pero esto sólo se lo ha pedido los empresarios de Alicante?
-No, todos. Con la Cierval, CEV...

-¿Y el planteamiento era el mismo?
-Más o menos, quizás en esta última ocasión han sido más exigentes. Y eso es así. Si las administraciones públicas, que son las primeras que deberían dar ejemplo, no son responsables, pues apaga y vámonos. Ahora lo que sí que es cierto es que el Consell no está en el cuadro de la excelencia en cuanto a pagar los plazos que corresponden.

-¿Un Fukushima en Cofrentes le quita el sueño?
-No por las condiciones físicas y geográficas. Esa no es la cuestión. Pero la central está ahí y me preocupa que todas las garantías que tiene que tener y seguridades estén debidamente activadas y preparadas.