LONDRES. "El gobierno de Coalición necesitaría revisar los planes actuales de reforma de la salud pública para adoptar algunas de las lecciones que aporta la experiencia valenciana", explica a ValenciaPlaza.com el vicedirector del instituto Reform, Nick Seddon, "...aunque con el sistema de estrategia sanitaria y fundaciones de atención primaria existentes, sería posible comenzar ya a establecer contratos externos con el sector privado".
Reform, auspiciado por el secretario de Justicia, Nick Herbert, presentó esta semana su propio estudio en defensa de la liberalización de la sanidad estatal para presionar al primer ministro, David Cameron, a quien acusan de haber "diluido durante los últimos meses su compromiso de ofrecer oportunidades a la iniciativa privada para transformar los servicios de la salud pública". En el informe It can be done ("Se puede hacer"), Reform disecciona los modelos óptimos para la participación empresarial en el estado del bienestar: para la NHS, el servicio de sanidad nacional del Reino Unido, la propuesta es imitar el "modelo Alzira".
Según los datos de la investigación dirigida por Seddon, el coste por paciente en el Hospital de la Ribera es 225 euros más económico que los cerca de 900 euros con que carga la red de salud pública valenciana. Con el modelo Alzira, la estancia media se ha reducido a 4,7 días frente a los 7,9 de los hospitales públicos, lo cual se explica por el progreso en el número de intervenciones realizadas por sala: 6,7 operaciones, casi cuatro más que en los quirófanos bajo administración pública exclusiva.
Así, el "modelo Alzira, que ha sido llevado también a Dénia, Manises y Torrevieja, demuestra que los consorcios privados son capaces de proporcionar servicios sanitarios a casi un millón de ciudadanos en la región de Valencia, un 20% de su población", indica Reform. "El modelo Alzira despliega un enfoque pionero en el uso de capital privado para la financiación de los servicios en hospitales, con el objetivo de introducir competitividad y modernizar su gestión".
Y el lobby Reform no es el único en haber echado el ojo a lo que ha ocurrido en la capital de la Ribera Alta. En palabras de Nigel Edwards, vicedirector ejecutivo de la NHS, "el modelo Alzira fue diseñado en 1999 para obtener servicios sanitarios integrados de bajo coste a través de una colaboración innovadora entre el sector público y el privado". Edwards incluso aventura que "en particular, este patrón podría ser el precursor de cómo la reforma de la NHS habría de desarrollarse en algunas partes de Inglaterra, donde es urgente resolver la falta de personal y de presupuesto". La NHS británica debe reducir sus gastos en 5.700 millones de euros cada año hasta 2015.
EL ESPEJISMO DEL MODELO ALZIRA
"Lo que convierte al modelo Alzira en un caso singular es que el sector público se ve reducido a ser el contratista de los servicios de salud y a pagar al proveedor privado una suma por paciente que proviene del presupuesto público para la sanidad", señalan las profesoras Anne Stafford y Pamela Stapleton, de la Universidad de Manchester. Ambas han redactado, junto al profesor Basilio Arecete de la Universidad de Zaragoza, una durísima respuesta a las supuestas bondades de la experiencia del Hospital de la Ribera.
El documento admite que los avances en tratamientos y tecnologías médicas, el envejecimiento de la población y la crisis del crédito asfixian a los servicios públicos sanitarios en todo el mundo desarrollado. El mercado global de la participación privada en el sector de la salud pública, de acuerdo con datos de Project Finance, era superior a los 40.000 millones de euros en 2010. Pero el modelo Alzira, tras la pertinente revisión, engaña.
Stafford, Stapleton y Arecete critican la "falta de transpariencia, de acceso a los detalles específicos del contrato con la Generalitat Valenciana y de la inconsistencia e irregularidad de los registros financieros en los hospitales bajo gestión privada". Más todavía, los profesores niegan que la liberalización del sector valenciano haya sido un éxito: en efecto, el Hospital de la Ribera nunca hubiera sido posible sin el apoyo intensivo de las cajas de ahorro. De hecho, Bancaja y CAM detentan el 45% de la institución sanitaria mientras que Adeslas, cuyo accionista mayoritario es Agbar -que, a su vez, cuenta con La Caixa como accionista mayoritario-, es propietaria del 51%. Las empresas de infraestructuras Dragados y Lubasa retienen un 2% cada una.
"Hay una relación directa entre el control político local y regional, y las cajas, que crean una ocasión de negocio privado forzadas por la estrategia partidista de la Administración", afirman los investigadores, que añaden: "En efecto, las cajas aumentaron su implicación en más de un proyecto local de valor muy dudoso". Como argumento para esta acusación se valen de lo ocurrido a Caixa Carlet, cuya participación fue absorbida por Bancaja en 2001 después de que aquella reconociera que su inversión en el Hospital de la Ribera comportaba pérdidas inasumibles para su tamaño.
Entre otras anomalías originales, según Stafford, Stapleton y Arecete, la oficina auditora de la Generalitat Valenciana cuantifica el valor capital del hospital en 63,2 millones de euros, 2,9 millones de euros por encima de la cifra que aparece en la hoja de balance del consorcio. Además, en marzo de 2003 tuvieron que renovar el contrato para refinanciar el déficit y ampliar los servicios a la atención primaria en un área más amplia que la original, con el fin de conseguir beneficios. De 2004 a 2008, la rentabilidad del segundo contrato aumentó del 1% al 8,8%, pero los sueldos de los médicos bajaron un 15% respecto a la media en la red pública, y tratamientos de inmunodeficiencias y desequilibrios crónicos son siempre transferidos a los hospitales públicos de la Generalitat.
Los profesores concluyen que, a pesar de la reivindicación del modelo Alzira desde el sector privado, "son los contribuyentes y el Gobierno los que acaban haciéndose responsables del riesgo cuando algo no funciona o resulta caro". En Londres, Nick Seddon, del instituto Reform, no se disculpa por querer trasladar a Inglaterra la sociedad público-privada valenciana: "Todas las evidencias que hemos analizado confirman que, doce años después, la experiencia del Hospital de la Ribera es el camino a seguir".
En España, el sector privado participa en el 9% de la red sanitaria; en Alemania es el 15%, y el 25% en Alemania. En el Reino Unido, el pedazo de pastel es de cero. De momento.
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