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VALENCIA (VP). "No somos antisistema, el sistema es antinosotros". Así explica Juan Burguera la idea general que comparten los cientos de jóvenes que se acercan desde el pasado domingo 15 al centro de Valencia para demostrar su inconformismo. Juan es uno de lo coordinadores de la acampada.

La Comunitat Valenciana ha llegado a su cota más alta de paro juvenil de los últimos años. Más de la mitad de los jóvenes en edad de trabajar de menos de 25 años están en situación de desempleo. Es la primera vez que este dato supera el 50%. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, la valenciana es la tercera autonomía española con mayor tasa.

En el conjunto nacional, la cifra supera el 43%. El fantasma de una generación perdida planea en España, o al menos, así lo advirtió el Fondo Monetario Internacional recientemente. El organismo señala que este, con casi uno de cada dos jóvenes en paro, es un caso extremo en Europa. Convencidos de vivir una situación histórica peculiarmente cruda para la juventud, en un entorno social político y económico decadente, miles de veinteañeros españoles se han lanzado esta semana a las calles pidiendo un cambio a esta espiral de descontento.

"Si eres joven, ahora mismo tienes casi la certeza de que pensión, no vas a tener. La Seguridad Social y la educación cada vez van a peor, y en el estado del bienestar en el que estamos sólo queremos pedir respeto y un poco más de empatía", comenta Juan. Afirma que el paro es un problema sistémico, por ello, demanda "una serie de políticas flexibles para los trabajadores y para los empresarios y emprendedores, no sólo para los bancos. Lo único que puede hacer que el paro deje de ser un problema es el cambio de sistema".

Estas son algunas de las historias de jóvenes valencianos que Valenciaplaza.com se ha encontrado estos días dando un paseo por la plaza del Ayuntamiento. Licenciados en paro, empleos precarios, y desorientación tras acceder a un mercado laboral que valo

JÓVENES 'OFF'

Alba es licenciada en Periodismo. Tiene 27 años y ha trabajado en grandes medios de comunicación "pero siempre con becas y prácticas, no se da un contrato serio así como así". Tras un año sin encontrar un trabajo que se ajustase a su currículum, marchó a Reino Unido a perfeccionar el inglés, y allí reside desde hace dos años, trabajando como camarera. Su sueldo es algo superior al de muchos licenciados de su generación en España y le permite "vivir en una buena casa de alquiler", mantenerse por si misma "y con caprichos" y ahorrar para su futuro. Desde su perspectiva de española emigrante demanda "una serie de reformas que garanticen la convocatoria, cada cierto tiempo, para puesto de trabajo públicos, que se garanticen convenios reales con la empresas y universidades, que exista un sueldo base real y digno, y que en cierto modo se los jóvenes estén protegidos ante las 'tomaduras de pelo' de los contratos temporales. Y que a su vez estas reformas en el plano laboral vayan acompañadas de políticas de ayuda a la vivienda joven, ya sea mediante ayudas directas para compra y alquiler o bien facilitando el alquiler con derecho a compra".

Marcos, con 28 años, es joven empresario. Denuncia "la falta de cursos de emprendimiento en el IVAJ, ayuda de ningún tipo y la dificultad de coexistir con la expresas existentes porque no puedes sacar tu nuevo producto, novedoso, porque no obtienes financiación". Afirma que "se nos ha vendido desde pequeños que estudiando mucho conseguiríamos mejor trabajos y buenos sueldos, y ahora se ve que ese esfuerzo no es recompensado. Ello desemboca en indignación y frustración"

Ernán es otro licenciado en paro. Nació en la Patagonia Argentina hace unos 29 años, hace diez que vive en España y ahora estudia su segunda carrera. Ha viajado por media Europa y reconoce que la situación de los jóvenes en España no tiene "ni punto de comparación. Aquí los contratos son precarios, los sueldos basura, nos pueden tirar cuando se les ocurra". Destaca la salida en hostelería de la Comunitat Valenciana, aunque señala la alta temporalidad de este trabajo. "Nosotros queremos trabajar, y queremos que las empresas ganen dinero, pero no queremos ser quien levante la empresa para que después nos echen cuando la empresa esté levantada como han hecho Iberdrola y Telefónica que tiene una de las plusvalías más altas de la historia".

Con 29 años, Javier trabaja a media jornada en un centro de formación para inmigrantes, aunque es licenciado en Periodismo. "Me he adaptado a vivir de acuerdo a mis necesidades con mi sueldo, pero mi novia es arquitecta, y desde que terminó la carrera está trabajando gratis y con pequeños contratos de un par de meses. A los jóvenes se nos ha preparado para una realidad que está fallando". Javier apuesta por el modelo de media jornada y aminorar las horas de trabajo. "No pueden pretender que nos formemos tanto, tanto, tanto y después no tener salida".

Algunos denuncian la falta de motivación a los jóvenes. Yasmina Isabel tiene 21 años, nunca ha cotizado en los distintos trabajos que ha desempeñado y afirma que dejó los estudios "muy jovencita, por motivos familiares". Asegura que el ideal de progreso y esfuerzo que se da a los jóvenes "es nulo, no tenemos un futuro amigable." Recomienda reforzar la educación y adecuarla "más al ser humano y menos al dinero".

JÓVENES 'ON'

Hay otros jóvenes que no comparten foto con los anteriores, pero que trabajan desde sus posiciones de líderes en sindicatos y política por mejorar la situación.

José Sánchez, presidente del departamento de Juventud del sindicato CSI·F, coincide en que el desempleo es el mayor problema: "Tienen enormes dificultades para acceder a su primer puesto de trabajo y esto les impide demostrar su valía y aplicar toda la formación que han recibido". Esta situación no sólo genera el descontento social actual. "La formación que han recibido se puede quedar desfasada por no aplicarla ellos en su trabajo y por la evolución de las tecnologías. Por tanto, conforme pasen los años y aumenten su edad cada vez les resultará más difícil colocarse porque se ha ido perdiendo su preparación teórica y técnica".

Plantea es la promoción del "primer empleo -fundamental para entrar en el mercado laboral- a base de subvenciones por parte de las diferentes administraciones y potenciando la contratación por parte de las empresas, aunque sea con unos salarios reducidos".

Verónica Marcos es presidenta de Nuevas Generaciones, y su mensaje a los jóvenes es de optimismo. "Yo veo la misma fotografía que a principios de los noventa, chavales cabizbajos y desesperanzados que no encuentran salida. Pero esa situación pasó, nos recuperamos, y podemos volver a hacerlo". Señala al peligro de obtener una generación perdida "sin salida en el mercado laboral y haciendo trabajos que precisan de menor cualificación, algo injusto para un montón de jóvenes bien formados gracias al esfuerzo de sus padres y al de ellos mismos, y hoy se ven desencantados". Verónica señala a los posibles problemas futuros: "será difícil mantener las pensiones y las garantías sociales que España ha tenido hasta ahora si no existen jóvenes trabajando". Recuerda el potencial humano de la Comunitat Valenciana, con dos millones de personas en posición de trabajar y sugiere "como detalla el programa del PP, impulsar la competitividad mejorando la educación plurilingüe, adoptar la formación profesional a las necesidades del tejido productivo, fomentar la cultura del emprendedor y no la del cheque y subvención, potenciar la innovación y reducir el papeleo y trámites burocráticos para abrir una empresa", entre otras propuestas.

"Si alguno cree que los jóvenes sólo nos dedicamos al botellón y la fiesta durante este crisis, es que no conoce ni a los jóvenes, ni la crisis", señala Gabriel Salinas, coordinador general de la asociación estudiantil Campus Jove de la Universitat de València y coordinador de la Asamblea General de Estudiantes. Señala que el mercado laboral "que teníamos hace unos años" no premiaba la formación y el estudio. "La gente se iba a ganar 3000 euros a la construcción mientras los universitarios esperaban su turno de camareros o repartidores". Y señala a la juventud como clave en la recuperación económica: "Sin que ser joven sea un valor añadido en si mismo, pero desde luego, que no sea justo lo contrario".

El alto desempleo ha generado el fenómeno de la 'sobrecualificación'. "Las ofertas de empleo escasean y las pocas que salen requieren una serie de cualificaciones altas, de manera que los empresarios contratan a gente con diplomaturas, licenciaturas, másters y grados para puestos de menor cualificación, por lo que cobran mucho menos de lo que su currículum merece", observa Lucía Sánchis, responsable del área de juventud de UGT-PV. Ante la situación Lucía llama al inconformismo. "Hay que denunciar estos abusos y no conformarse con el primer trabajo. Es difícil porque hay poca oferta y sabes que si tú no aceptas, muchos otros sí están dispuestos, pero si todo el mundo 'pasa por el aro' perderemos los derechos que tantos años y esfuerzo nos ha costado conseguir, volveremos a jornadas laborales de doce horas y por poco, al esclavismo".

Miguel Angel Morcillo y Javier Sánchez Gil, de Jóvenes Anarcosindicalistas de CGT preven un futuro más negro: "Significa que somos una generación entera tirada por la borda, una generación que tendrá que emigrar para poder tener una vida normal. Somos jóvenes preparados, y no tenemos ni oportunidad de aportar nada. A la larga, los jóvenes más preparados van a tener que salir de aqui. Somos una generación que vivirá peor qus sus abuelos. Sin casa, sin trabajo, sin futuro". Piden, además, no retrasar el cambio, en este caso de todas las instituciones: "Hay que cambiar la sociedad de raíz. Negando el poder a los políticos y banqueros, llevando a cabo alternativas al margen del Capital y el Estado. Tratando de eliminar el control que ejercen sobre nosotros. Ahora más que nunca hay que cambiar la sociedad".