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VALENCIA (VP). "¿Voto en blanco o no acudo a votar?". Esa es la cuestión que los ciudadanos descontentos que no confían en ninguna opción político se formulan en estos días previos al 22-M.

La diferencia entre una opción y otra. En el sistema electoral español, el voto en blanco penaliza a los partidos minoritarios. La fórmula a aplicar es sencilla. Este sufragio se computa a efectos de contabilizar la participación total y la Ley d'Hont entra en funcionamiento. Explicado de forma sencilla: cuanto mayor es la cantidad de ciudadanos que van a votar en blanco, más votos deben sacar los partidos minoritarios para romper el listón electoral mínimo.

Este problema, como resulta evidente, no lo tienen los partidos mayoritarios como Partido Popular y PSPV-PSOE ya que superan holgadamente la barrera electoral. Por el contrario, sí puede afectar de forma crucial a formaciones como Esquerra Unida y Compromís, que luchan por sobrepasar el 5% que da el acceso a Les Corts Valencianes.

Sobre esta cuestión incide el movimiento Ciudadanos en Blanco (CEB),  que se presenta a las elecciones políticas españolas y cuyo objetivo radica en que los votos en blanco en los comicios "sean computados de forma que si alcanzan los suficientes para obtener un escaño en el Congreso de los Diputados y en los respectivos autonómicos, éste quede vacío".

Para lograr esta meta, la organización ha conformado un partido político con el mismo nombre. El único objetivo de la formación sería que el voto en blanco sea computable de forma real y, salvo aprobar la ley que lo haga, los representantes obtenidos por este partido deberían dejar vacíos los escaños que pudieran conseguir y devolver sus sueldos, teniendo que comprometerse a ello por escritos para formar parte de las listas.