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VALENCIA. Las encuestas no son un oráculo. Menos aún las que tratan un tema tan privado y sensible como es el voto de una persona. Normalmente, una encuesta fallará. Dos, también. Ahora bien, que fallen diecisiete (las consideradas en este artículo), es realmente difícil. Sobre todo si todas han sido hechas en distintos momentos del tiempo, por agentes con diferentes sesgos ideológicos, y empleando muestras y metodologías distintas. Si más de diez sondeos con estas características dan como vencedor a un partido, y además los márgenes de victoria se parecen relativamente entre ellas, es muy, muy probable que estén acertando. Esa es la situación ante la que nos encontramos con las encuestas preelectorales de la Comunitat Valenciana:

La situación está clara: en ningún caso el PSPV se acerca a más de 17 puntos del PPCV, y esto fue en el sondeo que este mismo medio hizo hace ya un año. En el último, de abril, la diferencia había aumentado hasta el 24%. Inabarcable.

Y es que, a diferencia de lo que se podría pensar, las encuestas hechas durante el último año son bastante coherentes entre ellas, no hay grandes discordancias a la hora de describir lo que pasará el 22 de mayo con los dos grandes partidos. La debacle del PSPV es de acuerdo generalizado, y el mantenimiento, si no ascenso, del centro-derecha, también. Los márgenes en los que se mueve cada partido son los siguientes:

Entre los bloques mayoritarios, la competencia parece imposible. Sin embargo, como suele pasar con las encuestas por una cuestión de tamaño de la muestra, con los partidos pequeños hay más margen, relativamente hablando. En todo caso, para comenzar a valorar esta situación, hemos de recordar los resultados de 2007:

Podemos apreciar que en el peor de los casos el PPCV mantendría sus 55 escaños, y aún bajando dos puntos en porcentaje de votos, seguiría por encima de la mitad de los sufragios. El PSPV, por su parte, podría, como mucho, igualar su situación actual, y en el peor, perder hasta seis asientos, bajando un 7%. Es decir: según los sondeos, los populares no podrían hacerlo peor que en 2007, y los socialistas no serían capaces de hacerlo mejor. Las diferencias, por tanto, se mantendrían o incrementarían.

Respecto al resto, Esquerra Unida las tendría casi todas consigo para capitalizar en escaños todo el espacio ideológico a la izquierda del PSPV. Pero es bastante probable que no llegue a los 7 de la primera edición de Compromís, con lo que romper lazos le habría salido caro. Aún más caro le saldría al nuevo Compromís, por quien ningún sondeo (excepto Público) apuesta para superar la barrera del 5%. Simplemente, se quedarían fuera. Sin embargo, y quitando el peor de los casos posibles, la suma de votos de las formaciones que se aunaron para la coalición Compromís en 2007 sobrepasaría los votos de entonces.

Esto último pone en evidencia uno de los grandes dilemas de la izquierda: pese a que deben aunar fuerzas y votos si quieren vencer la hegemonía de la derecha, al presentar una plataforma conjunta son capaces de captar menos votos al no ofrecer marcas y proyectos diferenciados. Hay un sector del electorado valenciano de izquierdas que está más preocupado por la cuestión social y económica, mientras que otro otorga más peso a la construcción de una identidad valenciana diferenciada del resto de España. Mientras que Bloc e Iniciativa del Poble Valencià (actuales integrantes de Compromís) ponen el acento en esto último, EUPV se queda en el primer aspecto. El PSPV, por su parte, no es capaz de articular un discurso cohesionado sobre ninguna de las dos cuestiones, y la mayoría del electorado sencillamente no sabe muy bien dónde ubicarlo en el eje izquierda-derecha, ni en el eje nacional.

Pero estamos tratando las encuestas agrupadas, como si fuesen una foto fija. Como cada una de ellas se hizo en un momento distinto del último año y su coherencia es bastante considerable (es decir, no hay grandes variaciones de una a otra), podemos aprovechar la situación para dibujar una especie de evolución de la intención de voto a los tres principales partidos, así como la diferencia a favor del PPCV frente a su principal competidor, el PSPV:

Se ha incluido una línea de tendencia para cada una. Gracias a ella, podemos constatar que la derecha ha ido ampliando su diferencia, pero no porque los populares hayan crecido, sino porque los socialistas se han ido viniendo abajo. No así EUPV, quien ha seguido una evolución ligeramente positiva.

¿Qué nos está diciendo esta gráfica? Nos dice, primero y principal, que la confianza en el PPCV no ha variado, mientras sí ha empeorado la depositada en el PSPV. Así, podemos deducir que el efecto de desgaste de la corrupción se ha venido disolviendo, dejando al descubierto la falta aparente de un proyecto socialista que convenza al ciudadano. Además, cabe suponer que la división interna ahondada por el escándalo de Asunción también ha desgastado al partido de centro-izquierda, quien no cuenta con cabezas visibles y sólidas en la prensa tras la disipación de Ángel Luna por la dudosa maniobra de acusación del PP, y la falta de reconocimiento público de Jorge Alarte.

Por lo demás, este último año ha sido también el de mayor desgaste de la "marca PSOE" tal y como muestran las encuestas nacionales y en todas las Comunidades Autónomas y municipios de España. La "marca PP", por su parte, se ha estabilizado como única alternativa posible de gobierno, e Izquierda Unida, como la opción para quienes buscan una política más netamente de izquierdas o "social". La Comunitat no se escapa a esta situación, al contrario, la reproduce fielmente.

¿Y qué pasa con Compromís? Lo que pasa, principalmente, es que predecir su voto a través de una o varias encuestas es muy difícil. Por dos razones: la primera, común a cualquier partido pequeño en un sondeo, y es que a menor es el electorado potencial de una organización, más difícil es medirlo con exactitud por circunscripciones. Necesitaríamos muestras realmente grandes para poder discernir si Compromís va a alcanzar o no la barrera regional del 5%, y ninguna de las aquí consideradas, salvo tal vez la del CIS, es lo suficientemente extensa.

La segunda razón es que Compromís tiene un problema añadido, que de hecho se reflejó muy bien en la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas. Concurren con una marca que ya existió en 2007, pero formada por partidos distintos: uno de nuevo cuño, y otro, el más importante en volumen de votos, que se separó con crisis de por medio. Ante esta situación, el investigador se cuestiona cómo preguntar por la intención de voto a este partido, y cómo contabilizarla. Ninguna solución es buena. ¿Qué quiere decir esto? Que los datos referidos a Compromís (y, por efecto indirecto, a EUPV, con quien compite) de estas encuestas han de ser considerados con mucha cautela, y no es descartable una sorpresa la noche electoral. Aunque, teniendo en cuenta que cada una de los sondeos aquí considerados habrá preguntado de una forma distinta, que 16 de 17 les dejen fuera del 5% debería ser un baño de realidad para ellos.

En lo que hay poco espacio para la duda es en que el PPCV le va a sacar, por lo menos, el mismo margen al PSPV que le sacó en 2007, con muchas probabilidades de incrementarlo. De acuerdo, pues, con que las encuestas no son un oráculo, pero cuando diecisiete de ellas dicen que vas a ganar o a perder, más te vale creerlo.

(*) Jorge Galindo Alfonso es sociólogo y analista político