En líneas generales, hay que decir que las campañas se plantean siempre desde un prisma global, lo que perjudica a los candidatos locales que optan, en muchos casos, por adoptar mensajes propios, relegando el general del partido a un segundo plano.
Si entramos a la campaña y la estrategia de las principales formaciones autonómicas, creo que es la Coalición Compromís la que se desmarca de la tendencia, y busca una cercanía con el votante. Su lema, "som com tu", trata de ampliar el caladero de votos más allá del nacionalismo del Bloc, o de la posición de izquierda de Iniciativa. Se nota que pretende trabajar en los comicios locales, quizá más incluso que en la batalla por las Cortes Valencianas. Es fresca, pero quizá adolece de falta de personalización en una figura de liderazgo, y eso es algo que pesa en su contra en autonómicas, aunque puede rendir en las locales.
Ezquerra Unida apuesta de manera clara por recoger a los votantes que pierda el PSPV por la izquierda, tanto por su slogan, como por las propuestas que viene realizando. Es una campaña de formato clásico, que trata de recuperar los valores ideológicos de su electorado, con un discurso de izquierda más claro que puede tener su resultado.
El caso del PSPV es interesante. Si bien el lema es pobre y bastante obvio, es cierto que han decidido por fin trabajar sobre la notoriedad de su candidato, cosa que empezaron a hacer hace unos pocos meses. La estrategia on line es posiblemente la mejor, pero su impacto, al menos hoy en día, es reducido. El PSPV-PSOE maneja siempre códigos de color bastante pobres. En este caso, el fondo gris con texto blanco es poco impactante, e incluso frío. Creo que es una mala elección, y que además pierden en la suma de impactos visuales, ya que candidatos locales usan otros fondos, con lo que la marca, a nivel global, no resulta beneficiada por la inversión publicitaria.
Por su parte, el PPCV demuestra que es, hoy, el partido con una estructura electoral más clara y organizada, aunque su eslogan, "centrados en ti", sea demasiado genérico y obvias sus pretensiones de recoger a los votantes más moderados, en busca del eterno centro político. De hecho, muchos candidatos locales optan por personalizarlo, aunque manteniendo códigos de color, diseño y tipografía, para no perjudicar la marca y sumar impactos. Es una campaña enérgica, con muchos actos de pequeño formato, en la que se multiplican los personajes públicos -consellers, diputados-, una de las grandes ventajas de gobernar.
En resumen, observo poca innovación en los planteamientos estratégicos, algo lógico dado que las decisiones en los partidos son complicadas -por la cantidad de gente que participa-, con formatos clásicos, quizá algo más volcada en la calle, y con un uso de las redes tímido, destinado a consumo propio y no a los ciudadanos, que no saca partido a su potencial.
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Marisa Ortega: "La mejor campaña es la que se hace durante la legislatura"
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