VALENCIA (VP). "El tamaño de la empresa puede ser relevante pero no es una barrera infranqueable para la internacionalición". Roberto de la Cruz, director de Área Corporate Finance de Altair, explica cómo las bajas tasas de crecimiento interior que experimentan algunos sectores hacen que la expansión exterior cobre una especial relevancia en el crecimiento tanto de pymes como de grandes compañías españolas.
La internacionalización comprende todo un conjunto de operaciones que facilitan el desarrollo de vínculos entre la empresa y los mercados internacionales. El analista describió en su ponencia para Estema las diferentes estructuras que existen para iniciar procesos de internacionalización de forma individual o en coordinación con otras compañías, y los aspectos más relevantes a la hora de plantearse un proceso de internacionalización o de avanzar en procesos ya iniciados.
La presentación 'Financiación pública y privada para la internacionalización' tuvo lugar en la jornada que organizó Estema Escuela de Negocios junto con Altair Consultores el pasado viernes.
Según De la Cruz, es necesario tener en cuenta que la velocidad con la que se mueven la tecnología y los flujos de información obliga a tomar decisiones de inversión acompasadas a los tiempos, pero que deben estar adecuadamente analizadas y financiadas. "La internacionalización de hoy día no tiene nada que ver con la que se practicaba hace 20 o 15 años. El concepto ha virado de globalización a ‘glocalización’ y las compañías son cada vez más conscientes de que el proceso de internacionalización debe considerarse (si se decide hacerlo) estratégico, planificado, por objetivos, con presupuesto y adquiriendo las competencias necesarias para que no sea 'oportunístico'".
El analista plantea el proceso de internacionalización de la empresa como un progresivo compromiso gradual de la misma con los mercados exteriores. Para ello, marca cinco fases a seguir en una pyme en el proceso de internacionalización. Según el inversor, la empresa debe establecerse primero en el mercado nacional. Tras ello, se inician las exportaciones de manera irregular “con envío de muestras, palets…”.
Si esta segunda fase funciona, se pasa a la exportación regular hacia países Psicológicamente más cercanos –“Francia, Portugal, Italia…”-, con quienes el comercio será más fácil. Superado este proceso, se tiene al comercio con estados Psicológicamente menos cercanos –“China, India, Brasil…”-. Establecidos estos lazos, se desarrollan otros con agentes independientes en cada país. El siguiente paso es crear filiales comerciales en el extranjero y finalmente, plantas de producción.
LOS QUE MÁS EXPORTAN, LOS DE SIEMPRE
El analista destaca el papel exportador de la Comunitat Valenciana, una actividad que supone el 10,29% de las exportaciones de España. Pero eliminado el efecto Ford -exportaciones de automóviles y proveedores, generalmente filiales de multinacionales- y el del cluster cerámico, en general fuertemente internacionalizado ya, los más exportadores son el agroalimentario (2.869 millones de euros al año), la maquinaria ligera (965 millones de euros), el calzado (961 millones de euros), los plásticos (519 millones de euros) y el mueble (486 millones de euros). Por todo ello, De la Cruz recuerda que los sectores que actualmente más exportan son los mismos que “históricamente” lo han hecho.
Para las empresas que ya tienen lazos establecidos con el exterior, distingue los dos objetivos: ganar tamaño o acceder a un nuevo mercado.
En sectores o negocios de márgenes de beneficio reducidos, “el tamaño puede ser relevante para la rentabilidad, por lo que la penetración en nuevos mercados puede mejorar la distribución de costes fijos y ganar capacidad de negociación ante proveedores”. Mientras que en la penetración en un nuevo mercado puede permitir acelerar la curva de aprendizaje de la empresa al acceder a activos y capacidades de los que antes no se disponían: una base de clientes activa, con una red de distribución ya desarrollada y un equipo humano experimentado y con experiencia local. “Esto es especialmente visible en procesos de adquisición de empresas en otros países”.
De la Cruz distingue las diferentes opciones posibles para emprender operaciones de internacionalización -implantación directa, joint ventures o fusiones y adquisiciones- y recuerda el papel crucial que juega la Administración al apoyar la salida al exterior de las compañías españolas para internacionalizar su actividad. Así, recuerda las posibilidades de financiación que ofrece Enisa (la Empresa Nacional de Innovación), que apoya proyectos de hasta un millón de euros. Para empresas más grandes y planes de exportación de hasta 30 millones, remarca el papel de Cofides, la Compañía Española de Financiación del Desarroll. Y para ayudas de a partir de 25 millones, resalta la importancia del Banco Europeo de Construcción y Desarrollo.
Como conclusión, de la Cruz cita a Henry Ford al afirmar que “los que renuncian son más numerosos que los que fracasan” y anima a los participantes a no abandonar: “Cuanto antes salgamos, mejor. Y si ya estamos, sigamos y apostemos por el desarrollo corporativo a través de la internacionalización”.
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