VALENCIA. La VII legislatura ha dejado en el Partido Popular de la Comunitat Valenciana unos dirigentes reforzados y otros debilitados. Entre los que han encontrado una buena posición dentro del Consell o en el ámbito orgánico del PPCV tenemos caras nuevas, promesas cumplidas y 'viejos rockeros' que han encontrado un repunte en su actividad y protagonismo en el período 2007-2011.
La portavoz del Consell y directora de Campaña del PPCV, Paula Sánchez de León, ha sido una de las señaladas por el líder del partido Francisco Camps como lugarteniente de confianza. La dirigente apuntaba alto desde años atrás y el jefe del Consell decidió darle la alternativa en la segunda mitad de la legislatura. Sánchez de León ha mostrado como principal virtud su corrección y sobriedad en el ejercicio de sus funciones como portavoz. En el apartado de directora de campaña, en cambio, ha evidenciado su falta de rodaje en los discursos de carácter ‘mitinero' ante grandes públicos. En líneas generales, con su labor, se ha ganado la confianza del presidente y se mantendrá en el Consell.
Otro de los reforzados tras la legislatura ha sido el presidente provincial del PP de Valencia, Alfonso Rus. Tras un inicio de mandato titubeante fruto de la desconfianza desde Presidencia, el también alcalde de Xàtiva se ha asentado como un puntal donde Francisco Camps puede apoyarse. El líder del PPCV le concedió su inclusión en la lista autonómica como número cinco tras apreciar la vertebración provincial conseguida por el también presidente de la Diputación. En las últimas semanas, Francisco Camps le ha otorgado galones de mediador con el presidente provincial alicantino, José Joaquín Ripoll, considerado nota discordante por si histórica vinculación con Eduardo Zaplana.
Rafael Blasco ha sido otro de los políticos del PP que ha terminado la legislatura con buen pie. A priori arrinconado en la conselleria de Inmigración (luego Solidaridad), el dirigente alcireño mantuvo el pulso mediático desde su modesta cartera hasta que la explosión del caso Gürtel precisó de su intervención. Francisco Camps lo situó como portavoz del Les Corts en sustitución de Ricardo Costa y permitió que aportara su visión estratégica de cara a defenderse contra las acusaciones de corrupción. Las fuentes del PP consultadas apuntan a que dirigirá una macroárea.
En la provincia de Alicante, el ya exdelegado del Consell en Alicante, José Císcar, fue nombrado durante la legislatura vicesecretario general del PPCV. El trabajo de cohesión a favor de Francisco Camps en la difícil provincia de Alicante le ha valido el reconocimiento del presidente, quien lo ha situado en puestos de salida de las listas autonómicas. Los ‘campistas' alicantinos defienden la promoción de Císcar a algún puesto destacado en el nuevo Consell de Camps.
ALCALDES CON GALONES
Los alcaldes capitalinos han obtenido un puesto de privilegio en las listas autonómicas y, con ello, un refuerzo y reconocimiento a sus candidaturas a las respectivas alcaldías, donde parten como favoritos para repetir al frente de sus municipios. Rita Barberá es la que más cómoda se encuentra, ya que los sondeos le otorgan una amplia diferencia y goza de una ventaja de una decena de concejales sobre el PSPV.
Sonia Castedo, alcaldesa y candidata del PP en Alicante, también parte con cierta ventaja sobre el PSPV, aunque la dirigente sí ha tenido mayores dificultades por sus enfrentamientos por la inclusión en la lista de José Joaquín Ripoll como número dos.
Alberto Fabra, por su parte, ha sonado incluso como relevo del propio Francisco Camps en los momentos críticos. Su posición en Castellón es sólida, aunque al líder provincial, Carlos Fabra, no le ha gustado su posición como cabeza de lista en las autonómicas, ya que considera que los alcaldes deben estar pendientes 100% de sus municipios. Su ventaja en Castellón es corta, aunque los sondeos le otorgan que puede ampliar la diferencia con el PSPV.
Aunque la campaña justo empieza y algunos ruidos mitineros ya han tocado una música estridente –con Cospedal haciendo los honores–, la frase de Camps contra Zapatero es una ignominia que va mucho más allá de la lógica y a veces cruenta confrontación política. Es un gesto de malignidad. Hay que tener un hígado muy blindado y un alma muy oscura para ser capaz de usar el asesinato de este hombre, militar fusilado por haberse mantenido fiel a la República, como arma arrojadiza contra su adversario. Y encima bromeando, restregando su infancia con abuelo que le daba ternura y amor, con la de un Zapatero que obviamente no podía disfrutar del abuelo que le habían matado. ¿Cómo es posible? ¿Qué cerebro complicado, tenebroso, turbio puede llegar a considerar que un comentario como este es digno de aplauso? ¿De dónde saca la idea de que así se gana la simpatía de la gente? Claro que quizás no se equivoca demasiado, porque parece que a Camps se le perdona todo y que cuanto más embrutecido está con el inmenso barrizal de Gürtel, más votos consigue. Es como una especie de narrativa del mal, como si fueran unas elecciones al revés, a la contra de los valores que definen la civilidad. Francisco Camps sabe que, hoy por hoy, es imbatible y del caldo de los bigotes, los trajes y los Gürtel extrae el alimento de su triste carrera. Pero llegar al punto de reírse de un ejecutado es ir mucho más allá de los senderos de la corruptela y el tráfico de influencias. Es militar abiertamente en la maldad. Personalmente he cambiado la idea que tenía del personaje. Hasta ahora me parecía opaco, autoritario y anticatalán. Ahora me parece, sencillamente, mala gente.Y mientras Camps se ríe de un abuelo ejecutado, Rajoy otorga con el silencio de los cómplices, haciendo buena la idea de que es un líder centrado, pero incapaz de dominar el alma desbocada de sus flancos extremos. Y si él aspira a una derecha razonable, la otra derecha, la que no lo es, le llena los mítines con el espectro de Aznar, le monopoliza los micrófonos y le controla el relato. Esta es la cuestión más preocupante. Que incluso cuando pueden ganar y quieren ser una derecha europea, acaban secuestrados por la peor memoria de la derecha española de siempre
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