VALENCIA. Entre tanto ambicioso objetivo pendiente, el nuevo rector corre el riesgo de perder de vista aspectos cotidianos del funcionamiento de su institución que son, sin embargo, vitales para el buen trabajo en la misma. Y que tienen hartos a una parte del profesorado y del personal de administración y servicios.
Un ejemplo es el mal funcionamiento, por saturación o por simple mala educación, de los servicios de mantenimiento de informática y telefonía que en muchos casos llega a ni siquiera contestar las peticiones.Sin que hasta el momento hayan conseguido ni evitar los virus informáticos ni la ingente cantidad de spam que se recibe o poner en marcha un servicio de contestador como el que existió en su momento.
Otro ejemplo es el de la regulación de la climatización en los edificios auténtico despropósito de gasto que obliga en no pocos despachos de los tres campus (Burjassot, Blasco Ibañez y Tarongers) a tener las ventanas abiertas en algunos edificios tanto en pleno invierno como durante la más severa canícula estival.
Son detalles que no parecen no ya preocupar sino ni siquiera ocupar a tan altas autoridades pero que no carecen de importancia para desarrollar adecuadamente el trabajo de cientos de personas ( y gastar con eficiencia los dineros de todos). Hasta tal extremo están hartos algunos afectados que se está planteando presentar un escrito de queja a la primera institución universitaria ante tanta desatención.
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