Estas declaraciones de la jefa de Gobierno alemana tuvieron lugar en su habitual mensaje audiovisual de los sábados y sólo un día después de que se celebrase en Berlín una cumbre energética nacional en la que se abogó unánimemente por el "apagón" nuclear.
"Siempre fui una defensora de la energía atómica", señaló Merkel, para reconocer a continuación que su opinión al respecto "ha cambiado mucho" tras ver que los planes de seguridad de una central nuclear en un país muy desarrollado "no han sido suficientes".
"Por esa razón, creo que debemos también en Alemania repensar (el modelo energético) e intentar rápidamente lograr un suministro energético bueno y razonable sin energía nuclear", prosiguió la canciller.
No obstante, Merkel resaltó que el "apagón" nuclear alemán no se hará a costa de importar energía atómica de otros países: "De ser así, no habríamos hecho nada por la seguridad". La clave en el futuro plan energético alemán van a ser las energías renovables y alternativas, agregó.
La nueva estrategia energética nacional, a juicio de la canciller, debe trazarse manteniendo la seguridad del suministro, la estabilidad de precios, los puestos de trabajo en las empresas intensivas en energía y el respecto al medio ambiente.
El ejecutivo de Merkel aprobó a finales del año pasado un plan para prolongar la vida de las 17 centrales nucleares del país, pero la canciller dio marcha atrás poco después de producirse el accidente nuclear de Fukushima.
El Gobierno federal aprobó una moratoria de tres meses para revisar la seguridad de sus instalaciones atómicas y la desconexión de forma preventiva de las siete más antiguas del país.
La política energética alemana dependerá de estos exámenes que llevará a cabo una comisión técnica y del informe de un grupo de trabajo de carácter ético, que estudiará las alternativas posibles para el rápido desarrollo de las renovables, entre otros aspectos.
Sus respectivos estudios serán presentados la segunda quincena de mayo, tras lo cual el Gobierno deliberará con los estados federados y los consorcios energéticos para, a continuación, llevar una propuesta al Legislativo.
El gobierno socialdemócrata-verde del antecesor de Merkel, Gerhard Schröder, pactó en 2000 con la industria un plan de abandono gradual de la energía atómica, de manera que el último reactor se cerraría como máximo en 2022.
La coalición de centroderecha de Merkel revocó con gran polémica política y social ese pacto, y prolongó la vida de las centrales nucleares entre 8 y 14 años.
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