VALENCIA. El candidato socialista a la Generalitat, Jorge Alarte, se muestra dispuesto a luchar frente a frente contra Francisco Camps, actual presidente y cabeza de lista del PPCV a reeditar su mandato. Sin embargo, los populares valencianos manejan una estrategia difícil de contrarrestar para el PSPV: descartar al aspirante socialista como interlocutor válido frente al jefe del Consell.
Buscando el símil quijotesco, se diría que Jorge Alarte no encuentra el molino de viento contra el que luchar. El debate contra un líder como Francisco Camps, conocido por un 96% de la sociedad valenciana -como indica el reciente sondeo publicado por Valenciaplaza.com- le permitiría, por repetición y difusión, adquirir un grado de notoriedad mayor. Esto es lo que desea Alarte, que es conocido por el 46% -un 29% en 2010- de los ciudadanos de la Comunitat, según la citada encuesta.
Esta estrategia ha sido empleada en anteriores legislaturas contra el candidato Ignasi Pla. Durante años, las dificultades del PSPV para dar a conocer a su aspirante fueron notables y como reconocen fuentes socialistas, aún hoy, no garantizarían que cualquier transeúnte supiera ubicar al que fuera secretario general del PSPV durante casi una década. Esto demuestra que la táctica funciona.
El PPCV, sabedor de esta ventaja, siempre ha dispuesto su táctica para dificultar la repercusión al eterno rival. Alarte se encuentra con que no es respondido por el presidente de la Generalitat y líder del PPCV. Siempre sale al paso el secretario general, Antonio Clemente, el propio Rafael Blasco o incluso la portavoz del Consell, Paula Sánchez de León. El objetivo del PP es evitar poner en el mismo plano a Francisco Camps y a Jorge Alarte. Para ello, además, convierten al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el blanco de las críticas y los ataques, transformando así el debate autonómico en un extraño discurso unilateral que ha calado eficientemente en la sociedad valenciana.
CONTROL DE LA AGENDA Y CAMPAÑA DE BAJA INTENSIDAD
Los populares valencianos tratan de marcar los tiempos y controlar la agenda política, lo cual les proporciona buenos resultados. Un ejemplo claro ha sido el anuncio publicitado por el propio PPCV de la incorporación a su proyecto de Unió Valenciana (o al menos, el apoyo por parte de su presidente José Manuel Miralles), noticia que obtuvo gran resonancia en la mayoría de medios de comunicación.
Más problemas les ha causado la presentación de listas autonómicas, que ha provocado un enfrentamiento con Génova por la inclusión de imputados, en especial, Ricardo Costa, quien mantuvo un pulso con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Pese a la entrada de alcaldes de renombre, los populares valencianos no han podido evitar el revuelo por esta causa, además de las informaciones aparecidas por las desavenencias perennes con la dirección provincial de Alicante.
A la buena marcha de la precampaña tampoco han contribuido errores garrafales como el del ayer, con la reclamación del PPCV a la Junta Electoral por la información vertida por las televisiones sobre las listas. Una manera absurda de reavivar un fuego mediático que ya estaba agonizando.
Situaciones como ésta contravienen las propias directrices del PPCV, donde proponen una precampaña e incluso una campaña electoral de baja intensidad, conscientes de que su electorado está mejor movilizado. "Con dejar pasar los días sin sobresaltos sería suficiente para vencer", comenta un cargo del PP.
A esto hay que unirle otra de las circunstancias que puede marcar la campaña: el estado de salud del presidente Camps. Recientemente operado de una hernia discal, estará obligado a guardar reposo durante al menos dos semanas. El líder del PPCV ya venía arrastrando su dolencia desde tiempo atrás y se ha visto forzado a pasar por el quirófano en precampaña. Esta circunstancia llevará a los lugartenientes de Camps a convertirse en los replicantes del candidato socialista Jorge Alarte, lo cual puede beneficiar el perfil de campaña que buscan los populares valencianos.
DEBATES TELEVISADOS
Otro de los puntos estrellas en tiempos electorales es el debate televisivo. Los mínimos detalles se tienen en cuenta de cara al ‘frente a frente' entre los líderes. El PSPV ya ha solicitado la cita televisiva y, como ocurrió en 2007, el PPCV quiere imponer sus condiciones. Para empezar, una fundamental, ampliar el debate a las otras fuerzas representativas. Una manera de diluir el enfrentamiento bipartidista y abrir la mano a las formaciones que pueden ‘robarle' votos al PSPV.
Los socialistas valencianos, por su parte, quieren un duelo en TVE mano a mano y aceptarían otro encuentro en Canal 9 con cuatro candidatos. En cambio, el PPCV opta por un debate en el canal autonómico y no sólo con Alarte, según apuntan las fuentes consultadas.
Desde el PSPV aseguran que el candidato socialista seguirá combinando ataques contra la corrupción con promesas como la anunciada ayer de saldar la deuda con los proveedores y acelerar los pagos con los mismos. Sin embargo, la tela de araña electoral tejida por el PPCV amenaza con impedir al candidato socialista alcanzar una potencia de mensaje suficiente para llegar a la mayoría del electorado. El reto es complicado y el tiempo reducido: 38 días para que Alarte encuentre el molino de viento con el que luchar y logre, además, derrotarle.
El PPCV puede pasar olímpicamente de las entrevistas esas que sólo serviría para darle propaganda a Alarte a costa de Camps. Serían 2 señores frente a frente y el medio el moderador, y el que quiere subir en fama haría lo único que ha hecho hasta ahora: desprestigiar y desacreditar al presidente con sus deslenguadas maneras al borde de la insolencia y con un royito de qué corruptos son los demás y nuestro partidito limpito. Alarte no es un líder. La mayoría de los valencianos lo saben y el PSOE va a emplear las malas entrañas políticas como siempre hace en períodos electorales. El PSOE ha dejado marchar una oportunidad con Asunción.
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