JORDI FERRER (VP). El presidente de la Federación de Vinos Valencianos (Fedevins), José Luis Balmaseda, cree que los vinos valencianos ya han llegado a su mayoría de edad, han alcanzado cotas aignificativas de calidad y tienen la presencia suficiente como caminar solos, aunque advierte del radical descenso del consumo y la "riojitis y riberitis" que todavía padecen muchos neófito.
Desde las instalaciones de Fedevins en pleno barrio del Carmen de Valencia, dentro de la DO Valencia, José Luis Balmaseda lleva años cuidando la promoción del vino valenciano y ejerciendo de vigilante ante las debilidades y amenazas a las que se enfrenta el sector, especialmente en estos últimos cuatro años.
En sus manos está la responsabilidad de distribuir las ayudas y subvenciones que reciben anualmente las tres D.O. de la Comunitat Valenciana, los vinos de la Tierra de Castellón, las cooperativas vinícolas y la asociación de exportadores de vino de la Comunitat, aunque estos fondos, que empezaron contando con 300.000 euros al año, han ido menguando "considerablemente", lamenta.
Tiene, en definitiva, una amplia visión del sector, de su notable evolución y también de los problemas a los que ha tenido y tiene que hacer frente.
"Los vinos valencianos ya pueden caminar solos, hoy en día viven una situación boyante en cuanto a expansión, pero se enfrentan, como el resto de vinos españoles al gran problema del descenso del consumo de vino, tanto en casa como en los bares y restaurantes", señala Balmaseda.
"España es el tercer productor mundial y el quinto consumidor, pero hasta hace pocos años era también el tercero en este apartado. Cuando se iniciaron las actuaciones de Fedevins, en 2006, el consumo ‘per capita' de vino en España era de casi 30 litros por persona y año, mientras que ahora estaremos por debajo de los 20, y eso es un descenso exagerado ante el que no se ven visos de repunte", lamenta.
ESTÁ DE MODA, PERO NO SE BEBE
"Resulta sorprendente comprobar cómo al mismo tiempo que asistimos a un auge sobre el conocimiento del vino, porque está de moda saber de variedades, las bodegas, las añadas, también certificamos año a año descensos en el consumo".
Aunque suene temerario lanzar estas afirmaciones actualmente, el presidente de Fedevins insiste en que "determinadas campañas mediáticas, como las de la DGT, han generalizado una mala imagen del vino, cuando realmente su consumo moderado es saludable y está demostrado que, sin mezclar con otras bebidas, hasta cuatro copas de vino se pueden tomar sin dar positivo en los controles de alcoholemia".
"Por lo que respecta a la ‘pelea' con otras regiones, los vinos valencianos tampoco tienen nada que temer, porque tienen calidad para competir abiertamente con los de cualquier otra región, aunque quizá la mayor competencia que tenemos es la riojitis y la riberitis del neófito", asegura Balmaseda.
Estas dos regiones, al igual que la Comunitat Valenciana, son capaces de ofrecer vinos de todo rango y precio, pero cuentan con una mayor tradición y fama.
VINOS CON PRESENCIA
Y frente a estas circunstancias es precisamente donde centra sus esfuerzos Fedevins. "Creo que donde más se nota nuestra labor es a la hora de pedir la carta de vinos en cualquier restaurante. Es complicado no encontrar algún vino valenciano cuando hace cinco años era lo habitual".
"Los consumidores son conscientes de las bondades de nuestros productos, que en los últimos diez años ha alcanzado cotas de calidad magníficas y se puede comparar con cualquier otro vino de España y del extranjero. Ahora es más fácil promocionar vinos valencianos, porque la calidad se ha consolidado, así como las variedades, el cultivo, los medios técnicos y la formación del personal, como en cualquier otro lugar del mundo".
Pero al igual que ha sucedido en prácticamente todos los sectores productivos, las bodegas también han sufrido las consecuencias de la crisis, principalmente en las ventas, dado que el vino, en definitiva, "es un producto superfluo", reconoce Balmaseda.
"Los vinos que han aguantado el tirón son los que se mueven en torno a los diez euros, los que han cuidado la calidad pero también el diseño, y afortunadamente ahora tenemos muchos vinos de este tipo".
LA CRISIS, DIFERENTE EN CADA D.O.
"El bajón de ventas se está notando muchísimo, pero me da la impresión de que la D.O. que mejor lo está llevando es la de Valencia, y la que peor la de Utiel-Requena. La de Alicante se podría situar en un nivel intermedio, ya que tiene otras dimensiones en cuanto a producción. En general, las ventas de vino a granel o las de las bodegas que vendían directamente a los establecimientos de hostelería son las que peor lo están pasando", señala José Luis Balmaseda.
Por el contrario, las bodegas que exportan y diversifican sus ventas no sólo no lo están pasando mal sino que, como apunta el presidente de Fedevins, "están viviendo una época propicia, se han encontrado con mejores condiciones para defender sus vinos".
Según las estimaciones de Fedevins, actualmente hay unas 250 bodegas que comercializan vino en la Comunitat Valenciana. "Aproximadamente el 40% vende en el extranjero, pero diría que sólo el 15% tiene unas cifras de exportación significativas".
En referencia a las principales oportunidades de negocio que pueden existir ahora mismo en el sector, Balmaseda apunta a las variedades autóctonas como la Bobal o la Monastrell. "Están muy consolidadas, es complicado su cultivo en otras zonas y han demostrado que tiene calidad para hacer vinos interesantes y de éxito, por eso hemos de cuidarlas.".
Hombre, José Luis, no te enfades tanto. Yo, por ejemplo, no opino igual que tú. A mí la uva monastrell me encanta. Y hay vinos valencianos, tanto tintos como blancos, con una relación calidad-precio insuperable. Lo que se ha hecho en la Comunidad Valenciana en cuestión de vinos en los últimos años es meritorio.
Las opiniones son libres y todas merecen respecto. Pero desde la modestia de ser un simple consumidor, los vinos valencianos están -en un 90%- pasados de precio varias vueltas, son todos demasiado parecidos en sabor (con la manía de la vulgar monastrell) y su estrategia de difusión es nefasta (con excepción de una única bodega). Llevo treinta años bebeindo vino y el esfuerzo que ha hecho Rioja en calidad y precios en los últimos diez deja en ríduculo bastantes de las aseveraciones del señor Balmaseda. El cual, por otra parte, escupe contra el viento criticándonos a los consumidores como si fueramos unos retrasados mentales en lugar de mirar la viga en el ojo propio.
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