Los Tchenguiz, dos de los personajes más conocidos de la City de Londres por su estilo de vida ostentoso y su agresividad en los negocios, fueron arrestados mientras agentes de la Oficina contra el Fraude (SFO) registraban sus oficinas en busca de pruebas.
Un total de 135 agentes de policía participaron en la operación internacional, en la que fueron detenidos nueve hombres (siete en Londres y dos en Islandia) en relación con el colapso del Kaupthing, uno de los tres bancos islandeses que quebraron en octubre de 2008.
La SFO sospecha que los Tchenguiz estaban entre los principales clientes del Kaupthing, con el que tenían créditos multimillonarios, y que bajo la firma de esta entidad participaron en la creación de un fondo de inversión que prometía inexistentes grandes beneficios.
El fondo resultó ser insolvente y el Estado británico tuvo que aportar 2.500 millones de libras (2.915 millones de euros o 4.050 millones de dólares) para rescatar a los 160.000 residentes en el Reino Unido, que contrataron online el "Kaupthing Edge".
Un portavoz del SFO dijo que las detenciones forman parte de "una investigación compleja que afecta a numerosas jurisdicciones", en estrecha colaboración con las autoridades islandesas. Los hermanos Tchenguiz difundieron un comunicado en el que se mostraron dispuestos a "colaborar plenamente" con la SFO y convencidos de que podrán demostrar su inocencia.
Los Tchenguiz, originarios de Irán, mantenían un altísimo nivel de vida en el que eran habituales los yates y las modelos, producto de su gran imperio inmobiliario y recreativo.
Aprovecharon el abaratamiento del crédito durante los años del crecimiento económico para crear una cartera de negocios gigantesca, valorada en su momento en 4.000 millones de libras, pero la crisis financiera de 2008 les obligó a deshacerse de muchos activos.
Sus inversiones cubrieron un amplio abanico de marcas muy conocidas en este país, como los cines Odeón, las bares de vinos Yates's, la cadena de pubs Pubmaser y la cadena de comida La Tasca. Robert se dedicaba a ampliar el negocio, mientras que Vincent se centraba en el negocio inmobiliario, llegando a ser el propietario o el gestor de 300.000 viviendas en el Reino Unido.
La dificultad para hacer frente al pago de sus créditos a medida que avanzaba la crisis les obligó a deshacerse de numerosas propiedades y, si la investigación de la SFO tiene algún fundamento, a buscar vías fraudulentas para recuperarse financieramente.
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