-Rodrigo Rato presenta en el Palau de les Arts la marca comercial del BFA
VALENCIA. Está llegando la hora de los hechos después de una larga etapa de negociaciones y preparativos. Dos días antes de anunciarse la marca comercial del SIP encabezado por Bancaja y Caja Madrid, que se presenta hoy en Valencia, comenzaron a salir de la entidad valenciana los primeros trabajadores que se acogieron en las últimas semanas al plan de prejubilaciones de la caja. Según fuentes sindicales, desde el pasado lunes alrededor de 40 profesionales mayores de 55 años dejaron de trabajar para la caja. En la CAM, sin embargo, siguen a la expectativa aunque el 100% de sus empleados ya se ha decantado también por la prejubilación.
"Se está moviendo todo muy lentamente porque hay que unir siete estilos de trabajo y la correlación de poder es muy desigual. Parece ser que el proceso se acelerará una vez se presente la marca", declaró Xavier Tarazona, representante de Caixes d'Estalvis de UGT. "A pesar de ello, ayer [el lunes] ya comenzaron a salir los primeros prejubilados de la caja", añadió el sindicalista.
Los pasos que está dando la caja valenciana para su reestructuración a raíz del SIP comienzan a dar sus frutos. Además de la reducción de plantilla, que con el paso de los meses irá en aumento hasta afectar a más de 1.000 trabajadores, la caja valenciana ya ha comenzado también a cerrar aquellas oficinas que no estaban funcionando al 100%, aseguraron fuentes sindicales. De momento han echado la persiana unas veinte, y hasta abril se espera que la cifra aumente hasta 70. "Se está haciendo de forma organizada para garantizar el servicio a los clientes. Se está trabajando con total normalidad", explicó Juan Pérez Eslava, secretario general de SATE, el sindicato mayoritario en Bancaja.
10 AÑOS DE ANTIGÜEDAD
El coste que tendrán las prejubilaciones sigue siendo una incógnita que, según fuentes sindicales, no se resolverá hasta dentro de unos meses, cuando se prevé el grueso de bajas. A finales de marzo podrían abandonar sus puestos de trabajo varios centenares de trabajadores y la idea es que antes de junio lo hagan los mayores de 55 años que se hayan acogido a la figura de la prejubilación.
Según el contrato laboral suscrito el pasado diciembre, se podrán prejubilar todos aquellos que a 31 de diciembre de 2010 tuvieran 55 años y los que alcancen dicha edad antes de finalizar 2011. Como condición, éstos deben tener al menos con una antigüedad de diez años en la fecha de acceso a la prejubilación. A cambio, y hasta cumplir los 64 años, recibirán el 95% de la retribución fija neta percibida en los 12 meses anteriores a la extinción del contrato por prejubilación.
ESCASA PRESENCIA FEMENINA
La progresiva salida de trabajadores de Bancaja ha hecho que Comfía-CCOO se haya planteado dos asuntos que, en su opinión, no son baladí. El primer de ellos, según Ricard Penadés, secretario general del sindicato en la caja, es que dentro del organigrama del SIP hay perfiles de gente mayor de 55 años cuando a los trabajadores se les pide que se prejubilen por la continuidad de la caja. "Imagino que será porque están defendiendo sus sueldos e intereses", declaró. Por otra parte, denunció que entre los nuevos cargos no exista "ningún tipo de paridad". "La figura de la mujer es testimonial", afirmó Penadés.
Por su parte, la reestructuración que se está llevando a cabo en la CAM va a un ritmo más pausado que el de la otra caja valenciana. De hecho, tanto la propia entidad como los sindicatos afirmaron que no se habían dado más pasos desde la última semana de enero, cuando se abrió el periodo de solicitud para las prejubilaciones y los trámites para la racionalización de la red de oficinas.
"Los primeros trabajadores saldrán a partir de abril. Por el momento son todo especulaciones y la empresa no ha dado ningún tipo de información al respecto", aseguró Xavier Bermell, delegado sindical de CGT en la CAM. Desde la entidad afirmaron que el 100% de los mayores de 55 años de la caja se había acogido al plan de prejubilaciones pero que por el momento no se había dado ningún paso adelante.
"Todo depende de las prisas que nos metan desde arriba. Se cerrarán oficinas y se reubicará a los empleados. Habrá necesidades tras los cierres, pero esa es la segunda parte de la película, ya que la gente tiene miedo a la movilidad", manifestó Bermell. Desde su punto de vista, la palabra que define la sensación de los trabajadores es ‘expectación', "decir otra cosa sería injusto", dijo.
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