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VALENCIA (VP). La política económica desarrollada bajo una concepción centralista del Estado es la tesis que desarrolla la obra 'Espanya, capital París' sobre el apoyo de una extensa documentación histórica de despropósitos. Germà Bel, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, profesor invitado de la Barcelona Graduate School of Economics y ex profesor en la Cornell University y Harvard University basa su libro en un intensivo trabajo de documentación que se remonta al siglo XVIII y lo enriquece con su experiencia personal y profesional como ex diputado socialista. Actualmente es consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la United States Agency for International Development (USAID).

-¿Qué experiencia política aporta a su libro?
-Mi implicación política empezó a los 17 años pero no la profesionalicé hasta que del 1989 al 1993 ejercí como asesor económico por la Diputación de Barcelona del ministro de Administraciones Públicas y del ministro de Obras Públicas y Transporte. Más tarde, entre 2000 y 2004, fui diputado en el Congreso. Por ello en el libro se habla de política pero también de economía.

-¿Qué le ha movido a lanzar ahora su obra?
-Desde hace meses se ha puesto de manifiesto una crisis en el modelo de infraestructuras en España. Se construyen aeropuertos donde no queda muy claro por qué se han puesto ahí, y cuya gestión es dudosa. Y especialmente el desarrollo del AVE nos recuerda el esquema radial de comunicación que se fomenta desde hace siglos, cuando realmente la prioridad de la Comunitat Valenciana no es otra vía más con Madrid, sino mejorar las escasas que tiene con el norte, hacia Europa. En concreto el Corredor Mediterráneo. 

Y sobre todo ello, percibo que no ha habido una discusión profunda sobre los objetivos de esta política. El objetivo de 'Espanya, capital París' es resaltar las diferencias políticas y despertar el debate sobre este tema tan candente, que precisa de explicaciones y reflexión. 

-En su estudio se remonta a siglos atrás. ¿Qué constancias históricas de estas políticas económicas documenta?
-Se constata que las políticas de infraestructuras beneficiosas para las zonas apartadas de Madrid se hacen sólo cuando se aportan recursos desde las zonas interesadas. Así ocurrió con los primeros trenes, como el de Barcelona-Mataró o el de Valencia-Xàtiva. La autopista de la Junquera a Alicante es otra muestra. 

-Y cuando no son las ciudades pequeñas las que pagan...
-Se radializa, con centro en Madrid. La política económica española no tiende a la exportación. Sin embargo, para el área mediterránea sería lo óptimo, por lo que se precisa de políticas que fomenten la productividad en ese aspecto que no se prioriza. En cambio, se hacen grandes inversiones como las de la Copa América y el AVE para pasajeros, que no resuelven ningún problema relevante de la economía. 

-Dice que los ciudadanos no lo exigen, ¿y los empresarios?
-Mucha gente sigue sin saber que el Corredor Mediterráneo es el más transitado por mercancías del sur de Europa. Pero, entre otras paradojas, podemos encontrar 40 kilómetros, entre Vandellòs y Tarragona con una sola vía de ferrocarril y en estado deficiente. Por el contrario, de Sevilla a Zaragoza-Barcelona se disfruta de cuatro vías, y de Valencia a Madrid hasta de cinco. Es muy descriptivo y gráfico el estado de las cosas, y se repite a lo largo de la historia de la política de infraestructuras. 

-Una polémica, la del Corredor Mediterráneo, que no es nueva...
-En absoluto. He documentado 160 años de discusiones entre si se quiere priorizar la conexión con Madrid o la salida a Europa por el norte. Y no son sólo debates políticos. Ahora en Valencia se ha acogido con un tremendo entusiasmo -como en otras ciudades- la llegada del AVE que conecta con Madrid. Su consecuencia es, en realidad, potenciar la concentración de la actividad en la ciudad más potente, que es la que obtiene los beneficios del AVE. Valencia ya tiene una excelente conexión por autopista libre de peaje a Madrid. La comunicación por ferrocarril podía modernizarse con opciones alternativas. Mientras, las clases empresariales valencianas, y especialmente las exportadoras, perciben que no se ha solucionado la principal prioridad: el estado de las conexiones de transporte terrestre -por carretera de peaje y por ferrocarril- hacia Europa. En particular, la muy deficiente conexión ferroviaria y la ausencia de interconexiones entre puertos y ferrocarril. Y como esto no se hace, se perjudica el comercio con Europa. 

-Concluyendo, ¿qué otras políticas económicas se están olvidando para la Comunitat Valenciana?
-Todas aquellas relacionadas con la productividad, y para la zona, eso es sinónimo de exportación. Desde el Gobierno central no se ha hecho nada por paliar la burbuja inmobiliaria que se ha producido en la costa mediterránea. Es un fenómeno que ha afectado a toda España, claro, pero especialmente a la Comunitat Valenciana, mientras que en Madrid no se ha dado importancia a este problema. Así, todos los recursos deberían dedicarse a facilitar y fomentar la productividad de las exportaciones que, al fin y al cabo, son la ventaja comparativa de la zona.