ATENAS (EFECOM). La atención sanitaria, la educación, el transporte y las oficinas públicas en Grecia se vieron afectadas ayer por una nueva huelga general con las que los sindicatos mayoritarios denunciaron la política de austeridad del Ejecutivo.
Tanto el transporte por ferrocarril como el tránsito de barcos entre el continente y las islas quedaron sin servicios, al tiempo que un centenar de vuelos nacionales tuvo que ser suspendido, debido al paro de cuatro horas de los controladores aéreos. Aunque los vuelos internacionales no sufrieron cancelaciones, los horarios fueron modificados.
Tanto los hospitales como las farmacias funcionaron sólo con servicios mínimos y para casos de emergencia, y las guarderías y colegios de enseñanza media y superior permanecieron cerrados, por la protesta de los docentes para reclamar mejoras salariales. Los periodistas siguieron mayoritariamente la huelga y el país vivió un auténtico "apagón informativo" que se mantuvo hasta hoy.
El comercio en el centro de Atenas tampoco abrió sus puertas y el transporte público en la capital no prestó servicio, con excepción del metro, que siguió activo para facilitar la llegada al centro de los manifestantes.
La activa participación en la huelga de los funcionarios también dejó sin servicio a las oficina públicas, tanto las dependientes de los ministerios como de los Ayuntamientos.
"Hemos tenido una participación del 100 por cien en las refinerías, barcos y trenes, la construcción, los astilleros, y de un 90 por cien en servicios como los bancos, correos y las empresas de agua, electricidad y telefonía", declaró el presidente de la Confederación General de Trabajadores, Yanis Panagópulos.
Por su parte, Vasikis Xenakis, de la Unión de Funcionarios Civiles (Adedy), que representa a unos 700.000 empleados, calificó de "completamente satisfactoria" la respuesta de los trabajadores a la convocatoria de huelga.
"Es claro el mensaje de la gente: "basta ya" a las medidas de austeridad. La gente no soporta más pagar la crisis", añadió el sindicalista.
Unas 50.000 personas, según la Policía, se congregaron en una marcha de protesta que recorrió el centro de Atenas portando pancartas con mensajes como "que se vayan los ladrones", "Basta ya" y "No pagaremos nosotros la crisis".
Un colectivo de ciudadanos llamado "23 de febrero" y formado a través de Internet desplegó una pancarta negra ante el Parlamento con la leyenda "Nos estamos muriendo... de hambre, del paro, de los robos, de la corrupción, de la indiferencia".
"La gente no cree ya ni en los partidos ni en los sindicatos y así decidimos organizarnos en forma independiente", declaró a Efe Nikos de 41 años, docente de enseñanza secundaria, que ha visto sus sueldo reducido.
Durante la marcha de protesta se registraron incidentes entre grupos de radicales y agentes de Policía. Un centenar de manifestantes arrojó cócteles molotov y la Policía reaccionó con el uso de gases lacrimógenos.