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VALENCIA (VP). La obra 'Espanya, capital París' realiza por primera vez una reflexión con tanta evidencia documentada del modelo de gestión del país. Una España acorde al esquema de Francia, por lo que equipara el papel de Madrid con el de París.  El catedrático Germà Bel analiza así un modelo de concentración total de poder político, administrativo, económico y cultural en la capital del Estado.

Vicent Soler, presidente de la Secció Valenciana de la Fundació Ernest Lluch, y el propio autor presentan la obra el próximo lunes 28 de febrero a las 19:30 en el Colegio Mayor Peset de la Universidad de Valencia.

Bel, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona y ex diputado socialista, es natural de las Tierras del Ebro. Formado en universidades de Europa y América es experto en políticas públicas por haber trabajado con distintos gobiernos, especialmente en la Comisión de Infraestructuras, por lo que conoce de primera mano los entresijos de la política en la toma de decisiones.

Se trata de un estudio documentado sobre el diseño de infraestructuras básicas en España y la gestión centralizada de estos. Según explica Vicent Soler, todo por plantear una pregunta: "¿responden estos esquemas a los principios de eficiencia y equidad". Según el mismo presidente, "la respuesta es cruel".

Con todo un trabajo de documentación legislativa y documentaria se analiza el periplo de más de dos siglos de políticas que atienden más a una cuestión ideológica de Madrid como capital total de España que a lo que los datos empíricos y económicos sugieren como lo óptimo.

La obra resalta la forma en la que el estado centralizado ahorra en subvenciones e integración y lo demuestra con claros ejemplos actuales como la distribución de los ferrocarriles, el sistema de autovías de peaje y la gestión de los aeropuertos de Aena; todo ello, sobre un sistema radial de corte imperial al margen de las necesidades reales.

La asunción de la capital de Estado como epicentro de todas las actividades cristaliza en un descuido de las comunicaciones transversales y costeras. Asimismo, incide en la necesidad de un corredor mediterráneo por su potencial repercusión económica, poco interesante para un gobierno centralista.

El libro documenta históricamente la marginación del eje del este desde la Guerra de la Sucesión y el Decreto de Nueva Planta ya a principios del siglo XVIII, donde se empieza a apreciar una política castellanizadora tendente a la centralización de todo el Estado, igual que el modelo francés.