23/02/2011 La legislación europea vigente en materia de energía, aprobada en 2009 fuerza la separación patrimonial de las actividades de producción, transporte y comercialización e incluye salvaguardas para evitar que las redes caigan en manos de compañías extranjeras

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BRUSELAS (EFE). La Unión Europea y Rusia celebrarán una cumbre el próximo jueves que estará lejos de ser un "evento de admiración mutua", comentó este martes el embajador ruso ante la UE, Vladímir Chízhov, quien reconoció que ambas partes "tienen problemas", principalmente en materia energética, aunque negó que sean "insuperables".

"No descarto que en ciertos aspectos las discusiones quizá no sean suaves", sostuvo el embajador en una rueda de prensa previa al encuentro, en el que se prevé renovar el acuerdo base que regula las relaciones bilaterales, así como abordar cuestiones energéticas, la entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la eliminación del sistema de visados.

El objetivo común sobre el papel es "reforzar la cooperación" entre ambas potencias en una serie de áreas de interés común, desde el transporte y la agricultura hasta las economía, según indicaron ambas partes.

En la práctica, Rusia acude a Bruselas cargada de reclamaciones. La primera tiene que ver con la legislación europea en materia de energía.

"Rusia no está muy contenta con el llamado 'tercer paquete energético' de la UE", señaló sin ambages Chízhov y recalcó que ciertas disposiciones de esta legislación "violan el derecho de compañías energéticas rusas" al dejar abierta la puerta a la "renacionalización de las infraestructuras de energía".

La normativa en cuestión, aprobada en 2009, fuerza la separación patrimonial de las actividades de producción, transporte y comercialización e incluye salvaguardas para evitar que las redes caigan en manos de compañías extranjeras.

La UE defiende que las medidas van destinadas a mejorar la competencia y reducir los precios para los consumidores, pero Moscú la interpreta como un ataque directo, enmarcado dentro del intento europeo por desembarazarse de su dependencia energética del exterior y reforzar su seguridad de suministro.

El embajador reconoce que "el margen de maniobra de la CE es bastante limitado", pero opina que "aún así existen maneras de hacer frente a esta cuestión y responder a las preocupaciones legítimas de las compañías energéticas rusas".

Rusia es el principal suministrador de gas de la UE y su tercer socio comercial, tras Estados Unidos y China, mientras que los europeos son el principal mercado para los rusos.

Preguntado acerca de la situación de los derechos humanos en Rusia, el embajador se limitó a decir que "nadie es perfecto en materia de derechos humanos, tampoco la UE".

"A la UE no le gusta todo lo que pasa en Rusia y a Rusia no le gusta todo lo que pasa en la UE", añadió y subrayó que aún así "ambos reconocen la necesidad de promocionar nuestra asociación estratégica". "Uno de los errores de la UE es considerar que tan pronto un país se une a la UE está libre de críticas", apostilló. El embajador se refirió también al régimen de visados que mantiene la UE para Rusia y consideró que constituye un "anacronismo".

"Todos hacemos frente al problema de la inmigración ilegal, el crimen organizado, pero no es difícil ver que el sistema de visados no es el instrumento más adecuado", aseguró y agregó que Rusia está dispuesta a abolir estas exigencias para la UE tan pronto como los Veintisiete hagan lo mismo con los ciudadanos rusos.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, tiene previsto viajar mañana a Bruselas, donde el jueves se reunirá con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y la mayor parte de los comisarios, así como con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.