ANDRÉS DULANTO / EFE. Las cajas de ahorros elegirán este martes al nuevo presidente de su patronal, un nombramiento de especial importancia por el delicado momento que atraviesa el sector, por el proceso de reestructuración y reducción que protagoniza y por los cambios normativos que se avecinan.
Los responsables de las 45 cajas españolas están llamados a buscar un consenso sobre el sustituto de Juan Ramón Quintas, que durante los últimos años manejó el timón de una patronal que vio como las cajas lograban año a año ganar más, aumentar su cuota de mercado, captar más depósitos y abrir más sucursales, sin renunciar a su labor vertebradora y a su Obra Social.
Hace un mes, Quintás presentó su dimisión como presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) para acelerar su relevo y contra el argumento esgrimido por algunas cajas de que no se podía nombrar al sucesor mientras otra persona ocupase el cargo.
Su salida se produjo en un Consejo de Administración celebrado en Sevilla en el que no se logró un consenso para elegir a su sustituto, puesto al que optan dos candidatos principales: el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, y el de Ibercaja, Amado Franco.
Fainé esperará hasta el Consejo monográfico del martes en Madrid para desvelar si finalmente oficializa su candidatura a la presidencia, ya que no quiere crear polémicas y supedita su decisión a conseguir un consenso entre las cajas cercano a la unanimidad.
Los estatutos de la CECA permiten que un aspirante pueda presentar su candidatura en el último momento, ya que no se establece ningún plazo temporal previo.
Según fuentes financieras, Fainé tiene el respaldo del Ministerio de Economía, del PP, del presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato; del de Unicaja, Braulio Medel, y de la mayoría de las cajas 'medianas', que lo consideran un buen interlocutor para trasladar al Ejecutivo la posición del sector en la reforma de la Ley de Cajas.
Sin embargo, numerosas cajas consultadas por EFE se muestran temerosas ante el próximo marco normativo, la posible 'bancarización' de las cajas y las consecuencias del modo en el que están diseñados los Sistemas Institucionales de Protección (SIP) o "fusiones frías".
Además, alertan sobre el riesgo de que las cuotas participativas tengan derechos políticos y se transformen en auténticas acciones y que se utilice una supuesta despolitización de estas entidades para dañar el modelo jurídico y la naturaleza de las cajas, limitando su papel social y su labor para que en España no exista exclusión financiera.
Frente a la posición de Fainé, que permanecería en el cargo durante unos dos años, y mientras se reorganiza el sector de la mano del Banco de España, el presidente de Ibercaja -que parecía el sustituto de consenso semanas antes de la dimisión de Quintás- ha manifestado desde el primer momento que mantiene su candidatura para conservar el "ADN del modelo" de las cajas.
Este modelo defiende una "personalidad jurídica propia, compromiso con el desarrollo económico y social de los territorios donde actúan, además de la Obra Social".
Así, parece que, si el martes no hay sorpresas, se elegirá a un nuevo presidente de la CECA, cuya labor ha sido esencial en el desarrollo de estas entidades desde 1928.
Además de estar considerada como una entidad de crédito sin ninguna limitación específica, la CECA les presta apoyo como asociación, como suministrador de servicios especializados y como centro de coordinación operativa de información, asesoramiento y comunicación.
Desde los años 60, estas entidades asignaron a la CECA la funciones de un "banco de cajas" para impulsar la colaboración financiera, operativa y tecnológica, siendo ésta última muy importante en las últimas décadas y fructificando en sistemas como las tarjetas 6000 y de servicios de pago como los monederos electrónicos y los de gestión de riesgos.
A pesar de esta coordinación, las cajas han mantenido su autonomía con diversidad de estrategias y distintas formas de hacer negocio, si bien gracias a la CECA pudieron consensuar soluciones a retos y problemas del sector, manteniendo equilibrio en la representación de todos los tipos de cajas por tamaños y regiones.
El nuevo presidente, además de participar activamente en la reorganización de un sector dimensionado en exceso -España es el país más "bancarizado" del mundo con el mayor número de oficinas por habitante; 100 por cada 100.000 personas-, debe capear con los nuevos requisitos de liquidez y capital que impondrá la directiva Basilea III y la defensa del modelo de las cajas en Europa.
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