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VALENCIA. El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, ha logrado, en lo que podríamos calificar como un hecho sin precedentes, poner de acuerdo a todos los bandos en lo que respecta a su futuro descalabro. Las últimas encuestas publicadas en diversos medios y partidos sitúan al líder de los socialistas valencianos con registros propios de candidato estrellado.

La misión del PSPV es difícil, nadie lo niega. Los socialistas no sacan mayor número de votos que los populares desde las elecciones locales y autonómicas de 1991. Dos décadas han pasado. En aquella cita, el PP no alcanzó los 600.000 sufragios mientras que el PSPV sobrepasó holgadamente los 800.000.

En los últimos meses, encuestas publicadas por medios considerados progresistas como El Pais y Levante, se han hecho eco de predicciones electorales que anuncian una caída del PSPV hasta el mismísimo ‘suelo electoral’. Así, la encuesta de Metroscopia encargada por El País en octubre de 2010, afirmaba que el PPCV se elevará de 54 a 60 escaños mientras los socialistas perderían cinco diputados, logrando 33.

Curiosamente, una encuesta del PPCV encargada a Astel, prácticamente calca los resultados en intención de voto. Incluso los registros arrojados son más benevolentes con los socialistas ya que les otorgan entre 33-34 escaños y consideran que los populares se quedarían en 57-58 diputados.

El pasado mes de noviembre, el diario Levante aseguraba que una encuesta de Ferraz –dirección federal del PSOE- situaba la caída del PSPV en las próximas elecciones en tres diputados, con un porcentaje de votos que no alcanzaría el 30%. Mientras que el PP incrementaría los apoyos hasta alcanzar un 56% de sufragios, más de los que los propios populares se adjudican en su propio sondeo.

Sin que sirva de precedente, las tres encuestas arrojan unos registros similares y coincidentes sobre un aspecto fundamental: Jorge Alarte liderará una regresión del PSPV que le situará como uno de los candidatos con peores resultados en la historia del partido en la Comunitat Valenciana.

De hecho, según apuntan los citados sondeos, la sangría de votos de los socialistas valencianos, asomarían a Alarte a la peligrosa barrera de no alcanzar los 700.000 votos. Esta circunstancia no se produce en las filas socialistas en ninguna cita electoral (ya sean autonómicas, locales, generales o europeas) desde el año 1979.

Fuentes del PSPV rechazan, sin embargo, que vaya a producirse un descalabro de estas magnitudes. "Las previsiones no son halagüeñas, es cierto, pero no para alcanzar un nivel tan bajo de sufragios cuando ha aumentado en más de un millón las personas que votan desde los años 80 y en más de 100.000 desde las últimas elecciones autonómicas", señala un diputado socialista.

No obstante, según las tres encuestas, el porcentaje de votos sitúa los resultados del PSPV entre el 29% y el 31% (la más optimista para los socialistas es, curiosamente, la del Partido Popular). Estos porcentajes serían los más bajos logrados por el PSPV en todas las elecciones de la democracia. Así, no resultan extrañas las declaraciones recientes del secretario general del PPPCV, Antonio Clemente, quien aseguró días atrás que las encuestas del PP y PSOE decían "lo mismo" y certificaban las malas previsiones hacia el eterno rival.

El PSPV se defiende

En respuesta a estas informaciones, fuentes de Blanquerías aseguraron a Valenciaplaza.com que las encuestas del PPCV están "sobredimensionadas y sobrecocinadas" y subrayaron que sus sondeos internos les auguran resultados "notablemente mejores" que los publicados por la formación popular y los medios de comunicación.

Así, se mostraron "convencidos" de que la corrupción y el desgaste de Gobierno del PPCV, especialmente en economía y empleo,  les "pasará factura" en la cita electoral. "Van a pasar muchas cosas hasta las elecciones y la imagen de Francisco Camps está manchada",  subrayaron. Preguntados por las encuestas publicadas por el resto de medios, las fuentes consultadas afirmaron que el sondeo de Ferraz fue "desmentido" y, recalcaron que, en cualquier caso, los datos a más seis meses de elecciones no resultan "concluyentes".