Todo lo que usted quería saber sobre el gran negocio de Google y por qué ahora las operadores telefónicas quieren llevarse su parte de ese enorme pastel
MADRID. Yo mismo no había nacido cuando en 1975 el actual magnate, Bill Gates, y su socio, Paul Allen, fundaban la ya veterana Microsoft. Esta compañía apareció como protagonista de un sector embrionario que en pocos años viviría una burbuja ad hoc con la nueva era de la tecnología que comenzaba entonces. Prueba de ello es que, en tan solo diez años, ya se llevaba a cabo la OPV de la compañía de Gates en bolsa con una capitalización inicial de 3.500 millones de dólares aproximadamente.
Tal fue el desarrollo de la operacion que en dicho periodo ya generaba unos cuantiosos ingresos inundando la inmensa mayoría de los ordenadores alrededor del globo con su sistema operativo Windows (conocido como MS-DOS Executive originariamente) y progresivamente con sus diferentes herramientas de Office. La posición monopolística de la compañía era tal que progresivamente se fue generando, como era de esperar, un movimiento 'anti Microsoft' muy popular entre los usuarios, con el software libre como baluarte.
Es aquí cuando se presenta la oportunidad de oro para dos jóvenes californianos, Sergey Brin y Larry Page, que, bajo el lema que titula este artículo, Don't Be Evil (No Seas Malvado), descubren el mejor algoritmo de búsqueda en red conocido hasta nuestros días al que denominaron Backrub, y dos años después terminría convirtiéndose en el archiconocido Google.
UNA EMPRESA PERFECTA
El nicho de mercado era perfecto, millones de usuarios cansados de pagar por el software de Microsoft e Internet creciendo viento en popa como plataforma mundial en tiempo real. Tal y como ocurrió con Microsoft años antes, Google lanza su OPV en 2004 convirtiendo a sus dos jóvenes fundadores en multimillonarios. Fue poco antes cuando los dos pilares principales de la compañía, el usuario y el software libre, añaden un nuevo miembro, la publicidad y he aquí la piedra angular del actual negocio de Google y la materia que hoy es epicentro del conflicto.
Hoy en día Google se incluye entre las tres primeras compañías del Nasdaq 100 con cerca de 190.000 millones de dólares de capitalización, una cuota de mercado mundial de buscadores del 66,8% y de más del 90% si sólo nos referimos a Europa. Esto quiere decir que en nueve de cada diez búsquedas realizadas en un ordenador del Viejo Continent,e Google es la plataforma utilizada.
El modelo utilizado por la compañía es infalible, se financia ofreciendo enlaces patrocinados en su buscador (las empresas pagan por disponer de un sitio preferente entre dichos enlaces al margen de los resultados de búsqueda corrientes) y aumenta geométricamente el número de usuarios con los mejores servicios de la red totalmente gratuitos (quién no conoce Gmail, GoogleMaps, GoogleChrome, Wave, Voice, YouTube...).
De este modo, a mayor número de usuarios mayor coste por publicitarse en el buscador y por tanto mayores ingresos, unido a unas necesidades de inversión mínimas ya que el mantenimiento de las redes y de los contenidos de Internet no corre a cuenta de Google. En definitiva, La Meca de los negocios.
GOOGLE Y LOS DEMÁS
El problema comienza cuando tenemos que encajar la filosofía de Google en el mundo en el que vivimos. Todo era perfecto cuando Google no era demasiado grande y no se salía de su parcela de negocio cibernético, pero hoy en día ya no es así. Google se quedó sin competencia en el mercado de los buscadores cuando ni siquiera Bing y Yahoo (Microsoft) se le acercan en cuota de mercado.
Lo mismo ocurrió en el mercado de los navegadores por satélite con GoogleMaps y sus denuncias por parte de TomTom, el buscador de noticias GoogleNews y su eterno conflicto con Rupert Murdoch (magnate australiano dueño de WSJ), o el proyecto de digitalización de millones de libros de forma gratuita por parte de GoogleBooks que ha sido frenado por la asociación de editores estadounidenses en los tribunales... etc.
A lo que hay que añadir el nuevo reto de Google, el salto a la telefonía móvil con su modelo Nexus One. Este paso se da en busca de un único objetivo aparentemente encubierto, el control prácticamente total de la publicidad móvil, un sector embrionario con un potencial altísimo (estrategia totalmente visible tras la adquisición de AdMob por 750 millones de dólares, la primera y prácticamente única compañía dedica a este tipo de publicidad).
Parece obvio que el modelo de negocio de Google es imparable y todos quieren parte del pastel. El frente más polémico, además del abierto por Murdoch limitando el número de noticias que pueden aparecer en enlaces del buscador y negociando con Microsoft para el cobro de los enlaces a sus medios desde Bing, es el abierto por las compañías de telecomunicaciones.
LAS TELEFÓNICAS QUIEREN SU PARTE
Los directivos de éstas afirman que los buscadores, y por tanto Google, utilizan sus redes y sistemas para su operativa principal sin coste alguno, ni de uso ni de mantenimiento, y que, por tanto, los ingresos deberán ser compartidos. ¿Es esto lógico? ¿Acaso una empresa que desarrolla parte de su negocio en la web debe compartir sus ingresos por grandes o pequeños que sean?
El único 'problema' que tiene Google es el número de ceros a la derecha que presentan sus resultados que, tal y como afirma su consejero delegado, Eric Schmidt, ha logrado entrar por si misma en un mercado ya existente y perfectamente competitivo en el que había y hay sitio para todos.
El monopolio de Google, a diferencia del que disponen muchas telecos, no proviene de un monopolio natural otorgado durante varios años por los Estados. Google controla mayoritariamente su mercado porque ha conseguido ser simple y llanamente el mejor. Los servicios gratuitos que ofrece la compañía fundada por Sergey Brin y Larry Page en 1998 no sólo tienen un coste cero para los usuarios sino que además son, de forma obvia, los mejores del mercado y por eso son utilizados por todos y por eso diariamente se hacen millones de click en esos enlaces que engordan miguita a miguita los resultados de la compañía.
Internet avanza a un ritmo cien veces mayor que nuestra erróneamente idolatrada globalización que lo único que consigue es correr un velo comercial sobre un reino de taifas con la plutocracia como única bandera. Nos guste o no, hay que ser el mejor para ganarse la vida pero a la vez no puedes llamar la atención haciéndolo porque, en ese caso, deberás pagar el peaje que los ya acomodados te van a cobrar por tu plaza.
Con esto se niega que, tal y como nos enseñaron a muchos en nuestras primeras andanzas universitarias, el objetivo de toda empresa, incluida Google, sea maximizar beneficios minimizando costes. Sin embargo, si la foto comercial que asemeja a Google con el Gran Hermano que nos explicaba G.Orwell en su novela "1984", vendida por las grandes multinacionales del sector telecomunicaciones, media, etc.... nos convence y finalmente Google pierde su batalla, ¿quién va a pagar el anteriormente mencionado peaje?
La respuesta es... nosotros, los usuarios, ustedes y yo. Siendo esto así, les propongo un título diferente para este artículo y a la vez les lanzo una pregunta: WHO IS THE EVIL? (¿Quién es el malvado?)
(Guillermo Martín Espallargas es gestor de carteras de Nordkapp)
Si señor. De vez en cuando sale hablando gente seria en este diario. Libre pensadores que creen en la realidad del mercado a los que los acomodados adinerados llaman COMUNISTAS. Enhorabuena sr. Espallargas. Apellido catalán, reino del proteccionismo global, comunidad autónoma a la que espero dedique algún día un crítico y merecido artículo.
Que bonito, que pague papa Telefónica, que a la vez nos cruje con las tarifas argumentando que tiene que invertir en redes, para que estos listos se aprovechen... Dont be Evil no, más bien Dont be jeta..!!!
Respuesta : " Toda aquella empresa que quiere ganar dinero sin ofrecer un buen productos, sino aprovechándose de lo bueno que otros dan"
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.