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VERONA. Por un lado, los hechos históricos y la sintonía geográfica permiten disfrutar al turista de una importante riqueza arquitectónica, artística y museológica. Así, entre los distintos itinerarios posibles, se puede visitar la impresionante cúpula del Duomo Nuovode Brescia o el espectacular teatro científico de Bibiena, en Mantua. Por otro lado, el visitante puede gozar de una exquisita oferta gastronómica, fruto de una excelente producción agrícola, quesera y vinícola, entre la que destacan sabrosos productos como el queso Parmigianao-Reggiano y el Vinagre Balsámico tradicional de Módena.

Aunque la Llanura Padana está constituida por regiones de gran importancia histórica, la ciudad de Verona es una de las que se lleva la palma por la gran cantidad de vestigios de diferentes épocas históricas que se pueden observar en todas las calles de la famosa "ciudad de los amantes". Situada al norte de la Llanura, está calificada como ciudad "patrimonio de la humanidad".

La visita ideal de Verona debe iniciarse en pleno centro histórico, rodeado por las orillas del Adige. Allí se levanta el anfiteatro romano del siglo I d.C, actualmente denominado Piazza Bra, y que a día de hoy sigue acogiendo en sus gradas a más de 22.000 espectadores que se acercan para revivir la época de los recitales líricos y otros espectáculos diversos. El encanto de esta céntrica plaza lo completan la originalidad y belleza de los edificios que la rodean, el palacio Barbieri y el de la Gran Guardia.

En la calle más importante y elegante de la ciudad, la via Mazzini, surge uno de los edificios más admirados de la ciudad, la Casa de Julieta, en la que según la leyenda habitó la famosa protagonista del tan afamado drama de Shakespeare. Muy cerca de la residencia de Julieta se encuentra uno de los mercados más grandes de la ciudad, situado en Piazza delle Erbe, en la que destaca la presencia de la fontana della Madonna Verona en un marco rodeado de torres y palacios de diferentes épocas.

Los más devotos no pueden dejar de visitar la Basílica de San Zeno, una de las más bellas e importantes iglesias románicas italianas, en cuyo interior se encuentran grandes obras maestras, como el portal de placas de bronce y el tríptico de Mantegna sobre el altar mayor.

Una vez visitada la bonita ciudad de Módena, con su magnífica catedral románica y el Palacio de los Museos que cuenta con obras de Velázquez y El Greco, no debe perderse el encanto de otras ciudades situadas al sur. Por ejemplo, las magníficas piazzas de Alejandría, como la Libertá, Lega o la Poste, en la que se encuentra el mosaico más importante de Bruno Severini.

Si además de gustarle la arquitectura es un apasionado de la música visite Cremona, una de las ciudades renacentistas por excelencia y sede histórica de la buena música. Sus edificios más importantes fueron realizados durante el Segundo Renacimiento y están dedicados a los grandes maestros de la música italiana como, por ejemplo, el Palacio Froddi, sede internacional de los instrumentos y el arco.

Además, Cremona destaca por sus innumerables festivales musicales que se celebran a lo largo de todo el año. El más destacado es el Festival Claudio Monteverdi, que se celebra durante los meses de mayo y junio y que está dedicado al repertorio musical antiguo y, en particular, a lo sacro y profano del Divino Claudio.

Por último, hay que visitar Brescia, la ciudad del mármol. El orden y los blancos mármoles son la principal característica de esta ciudad que, además, ofrece una suculenta oferta gastronómica, basada en productos típicos de la región. Para fusionar arte y gastronomía, Brescia cuenta con el "Teatro del gusto". Allí los visitantes podrán disfrutar de una magnífica obra de teatro y, posteriormente, degustar junto con el autor de la obra de un suculento banquete en un castillo o villa en el que los camareros van vestidos de época.