CASTELLÓ. "El grupo de empresas de la familia Batalla está cumpliendo con los objetivos que se marcaron en el plan de negocio entregado a las entidades financieras y que posibilitó la refinanciación de 1.100 millones de euros en 2009", según aseguran fuentes de la compañía a Valenciaplaza.com. No habrá variaciones de calendario en el proceso de refinanciación, entienden estas mismas fuentes. Y, por tanto, no se hablará, al menos por ahora, de concurso de acreedores, situación a la que ya se ven abocadas algunas de las principales firmas inmobiliarias que consiguieron refinanciaciones durante los dos úlimos años.
Los conflictos internos de la firma se han superado discretamente y se ha vuelto a imponer la austeridad como remedio. Además, la compañía puede hacer frente a sus pagos con puntualidad. A fecha de 24 de noviembre de este año, Obinesa no ha faltado a ninguno de sus pagos de deuda, como figura en la base de datos Informa.
Pero el precio del 'nuevo orden' está siendo elevado. Desinversiones, reducción de la estructura societaria del grupo a través de absorciones y liquidaciones, venta de activos no estratégicos y patrimonio, han sido claves para conseguir garantizar la viabilidad del grupo este año y compensar la falta de ingresos del grupo. La venta de su sede central en Valencia a Bancaja o la cesión, casi total, de la propiedad del edificio de los Juzgados, en la calle Navarro Reverter de Valencia, a Banco de Valencia, BBVA y Caja Madrid, fueron dos de las más sonadas.
Durante este año se han registrado distintos actos en el BORME protagonizados por Obinesa y empresas del grupo que arrastraban pérdidas en los últimos años. Las áreas de negocio inmobiliarias fueron las más afectadas por la reestructuración. Sin embargo, también se ha reestructurado negocios tradicionales del holding como el de concesionarios de coches y el cerámico.
Viveros Canet, Arenas de Levante, Infraestructuras del Territorio o Lubasa Concesiones fueron algunas de las firmas del grupo que Obinesa decidió disolver este año a través de absorciones con disolución y sin liquidación. El presidente del grupo y responsable de la azulejera Saloni no ha tenido alternativa pues el holding acudió a él para reparar los problemas de fragilidad de un grupo sobredimensionado con empresas sobreendeudadas.
Primeros remendos
Los primeros pasos para arreglar los problemas que surgieron por una extremada dependendencia del sector inmobiliario fueron las ventas de sus participaciones en Aguas de Valencia, Ciudad Circuito o Incasa, así como de sociedades como Gespaser. Con estas desinversiones el grupo consiguió reducir un 30% su deuda antes de conseguir la refinanciación a tres años por parte de las entidades financieras.
Ahora, el principal objetivo de Luis Enrique Batalla es recuperar la antigua contratista de obra civil de tamaño medio de Luis Batalla, como se acordó en una votación entre los tres hermanos: Luis Enrique, Otilia y Gabriel. Para ello, el grupo empresarial castellonense está siguiendo una 'dieta' estricta para que dentro de cinco años consiga llegar al peso que tenía en 2000, cuando conseguía un volumen de negocio de 150 millones de euros. "Con este tamaño destacaba en el territorio valenciano y las constructoras foráneas solían buscarla como socia local", explican fuentes cercanas a la empresa.
Los errores de Gabriel Batalla
Lejos quedan los proyectos de su hermano menor, Gabriel Batalla, en los que se dio un giro al grupo familiar con una nueva estructura bajo la nueva denominación de Obinesa. La crisis ha dado al traste con la planificación estratégica de Gabriel, a quien el patriarca de los Batalla confió la dirección de la empresa en los años anteriores debido a su alta cualificación.
Se rodeó de un equipo de profesionales de prestigio, como hicieron otras promotoras como Llanera, y encargó un plan estratégico que marcaría las nuevas líneas a seguir de las empresas del grupo. Pero no se cumplieron algunas de las recomendaciones cruciales del mismo, tales como reducir el peso del grupo en el sector inmobiliario. Es más, se siguió arriesgando en él. Uno de los casos más sonados fue la compra del edificio de los Juzgados de la calle Navarro Reverter por 105 millones de euros para no perder la compra. Javier Timoner, ex director general de Lubasa Inmobiliaria, protagonizó este episodio. La iniciativa no se vio con buenos ojos por parte del ala más tradicional de la empresa porque estaba muy por encima de los precios que ofrecieron otras compañías.
Obinesa en cifras
Los últimos datos de 2009 de Obinesa que figuran en el Registro Mercantil reflejan la reestructuración que está llevando a cabo el grupo y los efectos de la crisis. El activo total de la empresa creció un 125,54% entre 2008 y 2009. "Este crecimiento se ha financiado en mayor proporción con un aumento del endeudamiento, que se ha incrementado un 360,09%", según Informa. Su rentabilidad económica mejoró durante el pasado año en tres puntos, hasta un -0,84% aunque sigue manteniéndose en niveles negativos. Mientras que la rentabilidad financiera, que se frenó en 2009, se mantiene en cifras positivas hasta alcanzar el nivel del 10,48% ese mismo año. Con todo, el grupo alcanzó unas ventas de 335,81 euros y un resultado de 8,47 millones de euros.
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