-¿Cómo pasó de ser "jefe de Área de Fomento de la Competitividad del IMPIVA" a concejal socialista?
-Porque me llamó Carmen Alborch. Entiendo que por mi experiencia en gestión y promoción económica. No había entre nosotras una amistad personal, sino más bien profesional.
-¿Para ganar más?
-En vivencias. Como funcionaria de carrera con más de 25 años trabajando no tenía grandes problemas económicos. Cuando me lo propuso Carmen pedí una excedencia porque consideré que era mi momento político.
-¿Y de dejar de ver el toro desde la barrera?
-Sí. Siempre estamos valorando positiva o negativamente lo que hacen los demás. Esta vez quería participar, tomar decisiones y estar en primera línea.
-Todo fue en 2007, ¿sigue manteniendo la ilusión del primer día?
-Aunque suene idealista, estoy en el PSOE porque creo en el proyecto. No me gustan los protagonismos, sí los equipos, que es donde he trabajado toda mi vida. Además la política local engancha. De hecho mi vivencia es que la política local rejuvenece y en la oposición peleas el doble.
-¿La resaca electoral le va a durar mucho al PSOE?
-Existe una tendencia europea que está cambiando el papel de los gobiernos progresistas, pero no extrapolaría los resultados catalanes al futuro del gobierno central, ni a lo que pueda pasar en la Comunidad Valenciana. Aquí la clave está en ganar la confianza de los ciudadanos.
-¿Cómo?
-Buena pregunta. En todo caso trabajar con nuestras claves que son: honestidad, profesionalidad, mejorar la economía y dar la cara.
-Usted es experta en empleo, innovación y turismo, ¿son huesos duros de roer desde la oposición?
-Sin duda, porque cualquier iniciativa que proponemos en los plenos se tumba por sistema. Por ejemplo, ¿cómo puede ser que Valencia tenga tasas de paro superiores al resto de grandes ciudades españolas cuando en esta ciudad brilla la Fórmula I, el tenis y las grandes construcciones? Pero, no nos quedamos ahí. En la retórica. Proponemos, damos ideas. Pero por sistema se rechazan.
-¿Un ejemplo?
-Propuestas contra el desempleo juvenil. El ayuntamiento tiene un pacto por el empleo firmado con sindicatos y confederaciones empresariales. Hay que reunirse con ellos. Incentivar iniciativas para que los jóvenes al acabar sus estudios no se marchen a otras comunidades a buscar empleo. Valencia está perdiendo población. 5.000 valencianos se han ido a vivir fuera en los dos últimos años.
-¿Por qué cree que les rechazan todas las iniciativas?
-No lo sé, si quieren cansarnos no lo van a conseguir. Hemos pedido que los plenos, que se celebran una vez al mes, sean retransmitidos por Internet y televisión. Nos contestan que no hay audiencia. Sin embargo es un derecho de información. Es sano generar cultura política y dotar al ciudadano de información.
-¿Cree que el gobierno local tiene una visión moderna de la ciudad?
-No. Se comporta como un ayuntamiento del siglo pasado. Los gobiernos locales de hoy potencian en sus territorios todas las posibilidades. Lo que no puede ser es que cuando presentamos propuestas de empleo nos contesten que no son competencia de ellos. Entonces ¿para qué tienen una concejalía de empleo? ¿para hacer medidas asistenciales caritativas a los colectivos desfavorecidos?
-¿Qué se siente cuando está dando un discurso en los plenos y ve a los políticos hablar por el móvil o leer la prensa?
-Hay falta de respeto por uno mismo y por el otro. Parece ser una costumbre muy extendida en los parlamentos. Desde luego está claro que si los grupos municipales no tenemos respeto ni educación, no sé qué respeto vamos a reclamar a los ciudadanos.
-¿En pleno discurso le aborda el miedo, la rabia o se llega a concentrar aislándose de lo que le rodea?
-No soy impulsiva, tengo gran poder de concentración y aunque me puede molestar e irritar, lo superas. Hay que defender el mensaje y hacerlo en apenas cinco minutos. Es un reto que exige una gran preparación. Hay que analizar datos, expresarlo correctamente, con entusiasmo y en el tiempo justo.
-Con esa preparación ¿ha tenido decepciones?
-Dos. Una, proponía crear un mapa de innovación con todos los activos que la ciudad tiene en materia innovadora. Otra, reclamaba transparencia en la gestión pública de las entidades privadas contratadas para gestionar dichas áreas. En ambos casos levantaron un muro. Así que cuando por sistema te dicen no, te entristece ver cómo prima el sectarismo político y no la ciudad. ¿Cómo pueden levantar la mano en pleno siglo XXI rechazando que la gestión sea transparente?
-¿Dónde ensaya sus discursos?
-Aquí en mi despacho, pero lo hago mentalmente. No me gustan los números públicos.
-¿Dicen que la política es una profesión, y usted qué opina?
-Estoy de acuerdo con que haya profesionalidad en la política, pero no es positivo estancarse en ella muchos años.
-¿Qué opina de plataformas como Wikileaks aireando secretos?
-Es apasionante. Todo lo que sean medidas a favor de la transparencia mejora el sistema, pero también hay que mirar la legalidad subyacente al acceso y obtención de dicha información.
-¿Se imagina lo mismo en el Ayuntamiento de Valencia?
-No. La página web del Ayuntamiento de Valencia no tiene ni los perfiles de los concejales y de la alcaldesa, menos los de la oposición. La modernización de la Administración sigue siendo que los ciudadanos para contactar con los concejales tienen que recurrir al viejo estilo: llamar por teléfono a la centralita.
-¿Qué hay de cierto sobre su aterrizaje en la Plaza del Temple?
-No sé de qué me habla. No quiero entrar en rumorologías, prefiero estar centrada en lo que estoy.
-¿Se considera buena chica?
-Mi nombre es Ana María y de pequeña sonaba a muy buena persona, así que cuando llegue a la facultad me quité el segundo nombre. ¡Daba otro perfil!
-¿Su pareja también tiene bigote?
-No. Tiene barba. No conozco a mi homónima de las antípodas políticas.
-Se licenció en Geografía e Historia con premio extraordinario, ¿qué países le quedan por recorrer?
-Muchos, por ejemplo me encantaría conocer Islandia. Tengo alma viajera, pero he tenido poco tiempo familiar. De todos modos en mi familia viajamos por el mundo del pensamiento.
-¿Y esto?
-Mi marido es filósofo y tiene una mente brillante y estructurada por lo que argumenta mucho cualquier tema de conversación obligándote a debatir. Igual hablamos de las elecciones, del paro, de la economía que del sentido de la vida sentados en una terraza de la Malvarrosa.
-¿Y cuando no debaten?
-Jugamos al ajedrez.
-¿Alguna vez le han preguntado qué hace una mujer como usted en un sitio como éste?
-Sí y más en estos tiempos de tanta convulsión económica y política. Está claro que estar en política local como concejala de la oposición es de nota. Pero me gusta y volvería a decirle que sí a Carmen Alborch.
Ana es una persona extraordinaria. Si le dejan trabajar, no duden que es capaz de hacer grandes cosas y dar un poco de aire fresco donde se encuentre. ¡Ánimo Ana! Con gente como tu podríamos cambiar las cosas.
encuentro mucha honestidad en cad palabra de esta entrevista,falta que la oposicion absorva parte de este soplo de aire fresco en la politica,tan repetitiva y aburrida,con siempre los mismos recursos....
Aquí hay mucho talento y fuerza al que me parece le falta pista. Ya quisiera en mi opción política personas así.Mientras disfrutaremos de su honestidad, compromiso y encanto. Suerte.
Me gusta, me gusta: aire fresco, renovación, competencia profesional, poco pegada a la vida del partido, ideas claras, atención a los ciudadanos... un perfil ganador. ¿Por qué no tiene el pspv más personas así? Los ciudadanos noe merecemos que los partidos nos ofrezcan lo mejor y no la infumable oferta que nos hacen. Suerte!!!
Ojalá todos los concejales fueran como tú. ¿Por qué los criterios de selección de representantes son sólo internos y de partido?
Perfiles así necesita la política: personas con experiencia en la gestión de lo público, sin hipotecas personales ni ambiciones económicas que satisfacer en el cargo, que en un momento dado deciden desarrollar una parte de su trayectoria profesional en puestos de elección por los ciudadanos
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