MADRID. La nutrida delegación valenciana desplazada a la capital para apoyar la reforma del Estatuto estuvo a punto de quedarse sin la foto. Una lluvia intermitente dejó en el aire hasta el último momento la instantánea de la comitiva autonómica junto a los leones del Congreso de los Diputados. Ya en el hemiciclo, la meteorología se coló en los discursos de ponentes y representantes de los partidos, embarcados en una reivindicación que intenta calar como fina lluvia en el Madrid político.
Empezó Fran Ferri, al denunciar que en la cuestión de las inversiones del Estado en la Comunitat "llueve sobre mojado y se acumulan las injusticias". El síndic de Compromís recordó que cerca del edificio de les Corts hay placas en recuerdo de la riada que inundó Valencia, al estilo "hasta aquí llegó la riada". Quizá, sugirió, habría que colgar "en algún lugar" de la Cámara Baja un cartel de "hasta aquí llegó la paciencia de los valencianos".
En sintonía con su socio en el Consell, el socialista Manolo Mata habló de "tormenta perfecta" para describir la tempestad que causa la suma de una financiación insuficiente y unas inversiones escasas. A su juicio, esta tormenta puede llevar a "nuestro aniquilamiento económico como pueblo". Las referencias hídricas también inspiraron al diputado de Convergència, Jordi Xuclà. Parafraseando a Raimon, con su al meu país la pluja no sap ploure, el representante catalán deseó a los valencianos la llegada de la "pluja justa" con la reforma del texto estatutario.
Ya fuera por las inclemencias meteorológicas o tal vez por desinterés, apenas una cincuentena de escaños estaban ocupados, sobre todo por diputados valencianos. Entre los de otros territorios, Joan Tardà (ERC), Olaia Fernández (BNG), Enrique Álvarez (Foro Asturias) y casi ningún diputado de PP y PSOE que no fueran valencianos. Rafael Hernando, portavoz del PP en el Congreso, se dejaba caer a ratos por la bancada popular para conversar con su compañera de partido Marta Torrado.
En la bancada de invitados, una butaca separaba a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, y al presidente de les Corts, Enric Morera. Estaban guardando el sitio al president Ximo Puig, que llegó tras los discursos de Ferri, Mata y Bellver. Detrás, la líder popular Isabel Bonig departía con la socialista Carmen Martínez, vicepresidenta de les Corts, y con Ana Barceló. De los consellers, solo hizo acto de presencia el de Transparencia, Manuel Alcaraz.
A unos metros, el síndic de Podemos, Antonio Montiel, presenciaba el pleno junto a Mireia Mollà, de Compromís. En primera fila, Alexis Marí, de Ciudadanos, otra formación que no estaba en les Corts en 2011 cuando se aprobó la reforma del Estatuto que ayer llegó al Congreso tras años postergada. Un grupo de adolescentes seguía la sesión entre bostezos.
El ambiente unitario en defensa de la reforma estatutaria no aguantó todo el pleno. A las alusiones de un Manolo Mata venido del "país de los valencianos" respondió con vehemencia el popular Gerardo Camps, en el turno que cerró las intervenciones de los grupos. "Ni País Valencià ni país de los valencianos", defendió. Tras recordar que la modificación del Estatuto no vincula al Estado en su política inversora, aseguró que el PP era el "principal impulsor" del cambio normativo.
El socialista José Luis Ábalos, por su parte, recurrió a las cartulinas con gráficos para argumentar que Zapatero invirtió más en Valencia que Rajoy. Ricardo Sixto, de Esquerra Unida, soliviantó a Rita Barberá al hablar del primigenio Estatuto del País Valenciano, a lo que la exalcaldesa de Valencia y la diputada Marta Torrado respondieron negando la denominación con la mano. Una referencia de la diputada de ERC Teresa Jordà a los Països Catalans fue recibida por Bonig. Morera y Oltra con risas.
La otra nota discordante vino de UPyD. Su diputado Julio Lleonart defendió el 'no' de su grupo porque ve en la cláusula que se quiere incorporar una "invasión de competencias estatales". No la vio el Constitucional. Sus compañeros de grupo Rosa Díez y Carlos Gorriarán, recién incorporados a la bancada, aplaudían su intervención. El partido magenta fue el único que votó en contra de la reforma.
Ya sin necesidad de paraguas, la comitiva valenciana salió del Congreso para escenificar con una foto la unidad en torno a la demanda de más inversiones. El president Puig, a preguntas de los periodistas, reclamó "pasar de las palabras a los hechos". Habrá más fotos y declaraciones el Nou d'Octubre. Lluvia fina para que, sin grandes aspavientos, arraigue el mensaje: Valencia necesita más inversiones y más financiación.
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