VALENCIA. Rehabilitados, restaurados o simplemente recuperados. Los lugares que presentamos en esta ocasión relatan distintos pasados de la ciudad de Valencia que a día de hoy o bien se han perdido, o bien se han olvidado, o bien están a punto de abrir sus puertas a los vecinos. Estos son los restos de la Valencia que merece ser recuperada.
1. Colegio del Arte Mayor de la Seda
Fundado como institución en 1479 e instalado en el emplazamiento actual en 1494, el Colegio de Arte Mayor de la Seda era el centro administrativo y regulador del comercio de tejidos en la ciudad. El oficio dio nombre a todo el barrio: Velluters. La seda fue fundamental para el auge de ciudades como Lyon o como la Florencia renacentista. En el mismo siglo y gracias a la seda, se comenzó a construir a partir de 1482 el edificio de la Lonja, primer Patrimonio de la Humanidad valenciano (declarado en 1996) y orgullo de los mercaderes de la ciudad en su siglo de oro.
Fachada de estilo barroco, interiores con azulejos góticos del siglo XV y cerámicas del siglo XVIII, una capilla y un archivo con documentación y fondos bibliográficos sobre el oficio desde su fundación para conocer mejor una etapa fundamental del esplendor de la ciudad. Pese a todo ello, el Colegio no ha sido tratado con la misma atención que la Lonja. Tras un largo periodo de abandono y de amenaza de derrumbe, hace un año se firmó el proyecto de restauración del edificio que prevé su apertura total como museo para primavera de 2016. Un lugar emblemático y esencial para los nuevos tiempos en los que China intenta abrir una nueva ruta de la seda con inicio (seguro) en Xi'an y final (posible) en Valencia.
2. Muralla árabe
En la Plaza del Ángel y en la Calle de la Mare Vella se encuentran las dos únicas torres árabes que se conservan de la antigua muralla del siglo XI. Adosadas a las viviendas, ocultas en la parte trasera de los edificios y abandonadas en solares de Ciutat Vella, no existe ningún plan de rehabilitación ni de puesta en valor de parte del patrimonio arqueológico más antiguo de la ciudad.
Algunos lienzos de la muralla árabe sí se pueden observar entre Roteros o la Plaza del Tossal, pero sorprendentemente Valencia aún no ha sabido cómo poner en valor sus restos árabes y explicar por qué la ciudad es un entramado de acequias que regaban la antigua huerta en las afueras, o un entramado de calles sin salida o atzucacs en el centro.
3. Refugios Guerra Civil
Lugares de memoria, como diría Pierre Nora. El 14 de febrero de 1937 Valencia sufrió el primer bombardeo por parte de la aviación fascista italiana. El objetivo era doble: ensayar la eficacia de las armas de guerra de los nuevos ejércitos de Hitler y Mussolini, y ayudar a ganar la Guerra Civil a Franco sembrando el terror entre la población de la zona republicana y provocar la caída del gobierno democrático. A esa fecha le siguieron otras tantas: 22 de marzo, 23 de marzo, 23 de noviembre, 11 de diciembre, 15 de diciembre, 22 de diciembre... Y otras tantas ciudades: Castellón, Alicante, Sagunto, Burriana, Gandia, Dénia, Vinaròs...
Hace un par de semanas Acció pel Patrimoni Valencià solicitó al alcalde Ribó la restauración y apertura de los refugios de la Guerra Civil que aún permanecen en la ciudad. Son conocidos el de la Calle Serranos, señalado con tipografía de la época, el de la Calle Alta (en la actualidad, casal de la Falla Ripalda-Sollers, un caso que transita entre el aprovechamiento y la banalización del patrimonio), el del Instituto Lluís Vives o el recientemente descubierto en Russafa con capacidad para 1000 niños. Valencia conserva numerosas muestras de su capitalidad republicana que esperan sensibilidad y valor.
4. Porxets de los Santos Juanes
Els porxets o les covetes de la Iglesia de los Santos Juanes permanecen o cerrados con una verja ruinosa o tapiados sin ningún disimulo. La parte trasera de esta iglesia, que compite en majestuosidad con la Lonja de la seda, se benefició de los sucesivos proyectos de restauración desde los años noventa (en la actualidad están en restauración los frescos de Antonio Palomino, de finales del siglo XVII, y las grietas provocadas en el templo por las obras del metro en la Plaza de Brujas).
Sin embargo, las pequeñas tiendas situadas en el subsuelo de la Iglesia y que dan a la Plaza del Mercado nunca entraron en ningún plan de rehabilitación. Los motivos: son de propiedad privada. La solución: de momento ninguna. Les covetes de los Santos Juanes, los doce porxets, son un basurero improvisado en pleno corazón de Valencia y frente a un monumento Patrimonio de la Humanidad.
5. La fábrica de Bombas Gens y las naves de MACOSA
Art Decó y patrimonio industrial, la fábrica de Bombas Gens ya tiene un principio de solución. Este recinto fabril, como lo fueran los Altos Hornos de Sagunto pocos años antes, recuerda la actividad industrial de la ciudad en los años treinta en el barrio de Marxalenes. En el año 2003 el Ayuntamiento de Rita Barberá rechazó declarar el edificio como "Bien de relevancia local" para evitar la obligación de invertir en él. En 2014 un incendio destruyó buena parte de la cubierta de madera e inmediatamente los propietarios presentaron un proyecto hotelero en el recinto para "proteger" los restos del patrimonio. Finalmente servirá como espacio para promoción del arte y ayuda social.
Un caso similar, pero con final aciago, fue el de las naves de MACOSA. Las obras del AVE y la planificación del Parc Central arrasaron este conjunto fabril del barrio de San Marcelino, a excepción la Nave de Máquinas. También se malograron las fábricas de Harinas Belenguer, Hierros Mateu o la antigua fábrica de cervezas Turia en el sur de la ciudad.
6. La Ceramo
Estos edificios no tenían solo un carácter funcional, sino que también cultivaban un género arquitectónico como el industrial, despreciado en numerosos casos. En el barrio de Benicalap el ejemplo de la Ceramo es particular, puesto que la fachada de esta fábrica de cerámica y revestimientos se levantó en 1885 con un estilo neomudéjar, propio de las revisitaciones decimonónicas. En la fábrica de cerámica que visitara la emperatriz austro-húngara Sissi en 1892 ya han comenzado los trabajos de rehabilitación, tras su cierre y abandono en 1992. Sin embargo, el Gobierno descartó hace unas semanas su compra y su incorporación como instalaciones del Museo Nacional de Cerámica, de modo que será el Ayuntamiento de Valencia (como ya ha anunciado) quien decida sobre su futuro.
7. Almazara Los Alfonso, la aceitera de Marxalenes
El proyecto de rehabilitación de la antigua aceitera de Marxalenes se vio frenado a principios de este año por la antigua corporación municipal de Rita Barberá. Por exigencias de Diputación, el Ayuntamiento tuvo que elegir entre este espacio o el chalet del Doctor Bartual, en La Punta, ubicado en una Zona de Actividades Logísticas relacionadas con el puerto. Y escogió este último.
No obstante, el estado de deterioro de la Almazara, patrimonio industrial de principios de siglo XX, entraña un peligro añadido: está situado dentro del Parque de Marxalenes, donde ya hay algún otro edificio restaurado y en uso como la Casa Lluna y Casa Voro, con lo que la convivencia entre ciudadanos y ruinas supone una amenaza evidente.
8. Alquería del Moro y alquería de la Torre
En el camino que va de Benicalap a Burjassot se encuentran estas dos alquerías, del Moro (siglo XIV) y de la Torre (XVIII), dos conjuntos señoriales en medio de la huerta valenciana. La alquería del Moro fue declarada BIC en 2004, sin embargo el proyecto de rehabilitación presentado por el Ayuntamiento fue desestimado en el 2014 por el Gobierno al congelar las ayudas para este tipo de intervenciones.
Rodeadas de caminos, acequias y huertas, a día de hoy ninguna de las dos casas rurales tiene un plan definido que destaque su valor patrimonial.
9. Casino del americano
La Quinta de Nuestra Señora de las Mercedes, más conocida como el Casino del Americano, fue construida en 1869 a las afueras de Valencia, en el término de Benicalap. Como tantas otras quintas, el Casino fue la casa de retiro de un acaudalado matrimonio proveniente de Cuba, donde habían hecho fortuna.
La casa de los indianos Joaquín Megía y Ortega y Mercedes González-Larrinaga fue reiteradamente ocupada y saqueada, se incendió y se arruinó su entorno moteado de palmeras que recordaban la isla caribeña. Fue adquirida por el Ayuntamiento de Valencia en 2011 pero nunca se le llegó a dar un uso, y a día de hoy carece también de proyecto funcional.
10. Orxateria El Siglo y Unión Musical Española
La extinción de los alquileres de renta antigua a 31 de diciembre de 2014 fue la causa del cierre de lugares emblemáticos en la ciudad de Valencia. Entre ellos, el Café Líbano en la calle Colón, el local de la Unión Musical Española en los bajos de la calle La Paz o la Orxateria El Siglo al lado de la Iglesia de Santa Catalina.
Sobre la fachada de estos dos últimos establecimientos, aún se leen sus rótulos en cerámica y azulejo. El revuelo por el cierre este mismo verano del Café Comercial en Madrid, inaugurado en 1887, fue similar al despertado en Valencia por el cierre de El Siglo, inaugurado mucho antes, en 1836. A día de hoy, sin buñuelos, churros, horchata o chocolate, el bajo sigue con la persiana bajada.
La Unión Musical, en cambio, ha pasado de vender guitarras, pianos y todo tipo de instrumentos musicales a exponer una vaca de Ale-hop en la puerta como reclamo para su nueva actividad comercial. Estragos de la globalización.
Siempre y cuando las intervenciones sean respetuosas con estos espacios bienvenidas sean, pero lamentablemete en Valencia escasea la sensibilidad y el respeto que este tipo de lugares tan emblematicos, como ya lo han hecho en tantos locales de Valencia, al no existir ningun control ni normativa se hacen barbaridades eliminado elementos muy valiosos como fachadas de madera, bajando techos etc... Para muestra un botón: La plaza Redonda una clara y triste muestra.
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