Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• Heródoto, el clásico que nos enseñó a entender al otro
• Nolan, interesado en un remake ‘humano' de Akira
• Las óperas de Palermo y Montecarlo se suman al festival del Mediterráneo

VALENCIA. Es una evidencia que, desde la explosión de las redes sociales online, las cuentas que revelan fotos de grandes edificios abandonados a su suerte, mitad derruidos o mitad construidos, suponen una irresistible atracción para los internautas. No pocos fotógrafos, de hecho, se han visto atraídos también por un mapeado casi infinito de obras -a menudo públicas- que cuando se vinculan al turismo, al ocio o a la diversión, generan todavía un contraste mayor, inspirando imágenes de pesadilla aunque creadas a partir de lugares totalmente reales.

El artista Banksy, posiblemente el más influyente desde finales del pasado siglo y el más influyente desde el street art como crítico social, pone en marcha este sábado su proyecto más ambicioso hasta la fecha: una versión decadente, sulfhídrica, gótica y satírica de Disneyland, cuyo nombre es Dismaland. En este proyecto ha participado el artista valenciano Escif, otro de los más destacados artistas a nivel internacional de arte urbano cuya presencia sigue ejerciendo de reclamo alternativo al turismo en Valencia.

"La vida no es siempre un cuento de hadas", advierte un cartel a su entrada según han relatado los medios británicos que han acudido a la premiere de este antiparque de ocio instalado en Weston-super-mare. Esta ‘ciudad balneario' se encuentra muy cerca de Bristol, la ciudad donde Banksy se desarrolló como artista y a cuya escena urbana está ligado, y precisamente genera los condicionantes idóneos a partir de esta obra inacabada de parque de atracciones -con su central castillo de Cenicienta- para representar una feroz crítica a la propuesta consumista y edulcorada de los parques Disney.

Escif, que comparte cartel con otro medio centenar de artistas de todo el mundo entre los que se encuentran Damien Hirst, Jenny Holzer o Paco Pomet (el otro representante español), no ha desvelado cuál ha sido su intervención en el parque. Banksy ha declarado que es "la mejor plantilla de artistas que podía imaginar", además de reconocer que dos de los invitados a crear junto a él este ácido enclave turístico rechazaron la propuesta.

QUÉ HAY EN DISMALAND

Situado en un proyecto de parque recreativo abandonado desde hace 14 años, tan solo cuatro concejales del Ayuntamiento de Westmon estaban al tanto de los planes de Banksy. Los propios vecinos de la localidad, que según el diario local Western Mercury abrían recibido con gran agrado la propuesta, se dieron cuenta de lo que sucedía cuando hace apenas unas semanas surgió casi de la nada el ya citado gran castillo de Cenicienta. Según apunta la edición británica del Huffington Post, estos vecinos creyeron que su localidad iba a formar parte de un rodaje de cine.

Los visitantes, que dada la influencia de Banksy y la percusión que en apenas 38 horas ha tenido la propuesta podrían llegar desde todo el mundo hasta este enclave turístico británico, se enfrentan a unos guías y trabajadores en el mismo tan decadentes como hostiles. Los medios invitados este jueves al estreno relatan que su actitud forma parte del ambiente al que Banksy quiere someter a ‘sus clientes'.

La oferta de atracciones es una constante inflexión para el visitante. Por ejemplo, según cuenta la citada edición del Huffington Post hay "una atracción llamada ‘Préstamos con Calderilla' que invita a los niños de hasta cinco años a comprar juguetes en base a un crédito, con unos intereses desorbitados que sólo pueden verse al saltar de un trampolín". Además, la Parca es la protagonista en la pista de los coches de choque, el propio Banksy ha firmado el gótico gran castillo central -además de decenas de obras por el lugar- y durante los últimos días las esculturas, entre grotescas y estridentes según los relatos de los medios locales, van entrando en este lúgubre escenario llamado a convertirse en un polo de atracción turístico.

En cierto sentido, un nuevo concepto museístico, que por supuesto no ha estado exento del habitual sigilo con el que trabaja Banksy. El artista británico, cuya verdadera identidad se desconoce (ni siquiera se da crédito al nombre de Robin Gunningham con el que se le reconoce) habría hecho firmar contratos de confidencialidad a todos los implicados en el proyecto, tal y como publicaba The Bristol Post. Esto incluye también a los artistas participantes, una práctica de misterio surgida de su propio origen como artista grafitero que le vincula también a Escif, cuya presencia física o identidad nunca aparece revelada y con quien también tiene una conexión directa en la sátira social a pie de calle.

ESCIF ESTRENA OTRA OBRA EN VALENCIA

Cabe destacar que este mismo mes de agosto, Escif ha vuelto a descubrir otra de sus genuinas obras en la ciudad. Esta vez vinculada al cada vez más popular fenómeno de las aplicaciones para contactos entre personas a través de los dispositivos móviles, cuyo título es precisamente ‘Tinder'.