VALENCIA. El Ágora ha sido noticia estos últimos días por no estar en condiciones para ser utilizada por Avanqua, su nuevo operador, quien debe gestionarla durante los próximos 15 años. Una auditoría de las instalaciones del complejo arrojaba a la luz problemas de seguridad y estructurales a pesar de haber sido utilizada para numerosos eventos. ¿Y por qué? Porque la obra no está terminada.
Así se defendió el estudio de Santiago Calatrava, señalando al ejecutivo de Francisco Camps, que en 2009 pidió poder celebrar el Open 500 de Tenis "en contra de la recomendación del arquitecto". Pero la Comunitat Valenciana ya estaba inmersa en la crisis y en 2013 las obras se pararon temporalmente por motivos financieros, por lo que solicitaba al estudio que diera un permiso de obra parcial.
Y así hasta hoy, motivo al que el arquitecto achaca las goteras y otros deterioros. Sin embargo, esta situación no es una novedad por tierras valencianas, donde lo de dejar las obras a medias para luego (tal vez) terminarlas empieza a ser una costumbre. El adjetivo de 'inacabado' podría atriburise a la misma Ciudad de las Artes y las Ciencias -no solo por el Ágora-, aunque realmente la construcción que falta no ha sido ni iniciada. Se trata las tres torres de cristal que debían completar el complejo pero que finalmente se unieron a la colección de bocetos, proyectos y maquetas de Valencia.
Su presentación de realizó en 2005, pese a que una parcela de más de 10.000 cuadrados había sido expropiada en 1994 para otros fines. Después de diez años, de su imponente altura (de 280 a 220 metros) y de la firma de Santiago Calatrava, sólo ha quedado una huella: 15 millones de euros menos en las cuentas de la Generalitat, abonados al arquitecto mediante tres cheques por orden del entonces presidente de la Generalitat Francisco Camps.
Por no quedar, no queda ni la maqueta, desaparecida hace años tras un azaroso periplo de almacén en almacén. De hecho, no ha llegado a ser firme durante mucho tiempo ni el suelo donde debían construirse ya que el anuncio vino acompañado del inicio de un pleito por parte de los antiguos propietarios, incluida una empresa que entonces estaba en pleno funcionamiento.
UNA LÍNEA 2 A LA QUE LE HAN 'ROBADO' HASTA EL NOMBRE
Entre las construcciones sin acabar más destacadas está la ahora ‘mal' llamada Línea 2 de Metrovalencia- ya que el antiguo Consell decidió el pasado noviembre recuperar la denominación para renombrar líneas ya existentes-. Seis años de retraso para un proyecto que abarcaba una conexión desde Nazaret, que atravesaba el centro de la capital, incluyendo el barrio del Carmen, y que tiene pendiente de abordar, entre otras actuaciones, el revestimiento, catenaria, señalización o la estación de salida a la superficie de la Avenida de Hermanos Maristas. A día de hoy, las obras que están avanzadas, aunque paralizadas son las de la línea T2-Sur.
En todas las obras ya acometidas se inviertieron un total de 113 millones de euros y para poner en marcha el tramo que está avanzado faltarían 100 millones de euros. Gasto que no irá a ninguna parte si el nuevo Consell no se decide a retomar el proyecto, aunque la declaración de intenciones del anterior ejecutivo dando su nombre a una línea ya existente parecía denotar la falta de interés o nula confianza en ello.
NUEVO MESTALLA, COLEANDO DESDE 2006
En 2006, el presidente del Valencia en aquel momento, Juan Soler, acompañado del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la entonces alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, descubrían la maqueta del futuro estadio valencianista. Ubicado en el barrio de Benicalap, empezó a construirse, y ahora permanece como una mole inerte e inservible a la espera de que se vuelvan a retomar las obras que fueron paralizadas en 2009.
El año pasado éstas cumplían su quinto aniversario paralizadas desde que el 17 de febrero de 2009 el presidente del Valencia, Vicente Soriano, firmara un documento junto con Teodoro Velázquez y Ricardo Bono, directores generales de FCC y Bertolín, empresas que formaban la UTE encargada de construir el nuevo estadio, para paralizar de manera indefinida las obras del coliseo valencianista.
La falta de liquidez impidió que el club pudiera hacer frente a las certificaciones de obra del mes de diciembre, enero y febrero y ello llevó a que la UTE decidiera poner fin a los trabajos que estaban en marcha desde el uno de agosto de 2007. El contrato de compra de Peter Lim del club compromete tener finalizado el estadio en 2019. Tras la firma, el singapurense visitó el estadio pero no salió muy contento con lo que vio, un esqueleto de hormigón con muchas deficiencias y lejos de ser un estadio de primer nivel mundial. A partir de ahí solicitaron un nuevo rediseño al arquitecto Mark Fenwick.
El INUTILIZADO PARKING DE LA PLAZA CIUDAD DE BRUJAS
El parking de la Plaza Ciudad de Brujas en Valencia es otra de las construcciones que ha estado meses inutilizada. La Generalitat publicaba en el mes de marzo la exposición al público del anteproyecto de obras y explotación del aparcamiento de Ciudad de Brujas, que ya había quedado desierto en 2013. En ese momento la Generalitat se ofreció a gestionar el parking para después el Ayuntamiento postularse para hacerlo.
A partir de ahí, se fue atascando el asunto y ahora tendrán que adjudicar el concurso a una compañía que tendrán que pagar los once millones que se invirtieron para construir este aparcamiento de 420 plazas que, además, está justo encima de la estación de metro del Mercat, también inacaba porque pertenece a la línea 2 inacabada del metro.
PAI DEL GRAU, ATASCADO
La ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, anunciaba a principio de su último mandato, en 2011, la intención de llevar adelante el proyecto. Sin embargo, la falta de presupuesto sigue haciendo mella y hace prácticamente la sociedad municipal Aumsa declaró desierto el concurso que le iba a permitir reactivar su gran proyecto marítimo, el PAI del Grau.
Iberfin Capital, que iba a proporcionar un anticipo de 38 millones de euros para poner en marcha el programa, no depositó en plazo la fianza de 1,9 millones de euros que exigía el pliego. Se trata de un plan que desarrolla 400.000 metros cuadrados de suelo, con rascacielos de hasta 50 alturas y un delta verde, clave para conectar la ciudad con el mar, con un coste alto, alrededor de 114 millones de euros, por su tamaño y su diseño, que además pretende sufragar la inversión que la Generalitat realizó en el soterramiento de las vías de Serrería y el circuito de la Fórmula 1.
De hecho, esta es la segunda vez que se frenaba el desarrollo tras el pinchazo de las empresas inmobiliarias que iban a construir en la zona y que ya lleva siete años en el cajón. De hecho, en su momento desde la oposición, ahora en el Gobierno, apoyaron un aumento del presupuesto de Aumsa para que sea ejecutado directamente por el consistorio, ya que aseguran que el sistema se revelaba improcedente. Ahora falta saber si se repetirá el concurso en septiembre.
EL PARQUE CENTRAL, SOLO SE RETOMÓ UNA PARTE TRAS 11 AÑOS
En el caso del Parque Central, el año pasado se volvió a retomar el proyecto después de casi 11 años desde la constitución de la sociedad Valencia Parque Central Alta Velocidad, que reúne al Ministerio de Fomento, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia. No obstante, solo de forma parcial. Hace dos años la sociedad decidió recortar sus ambiciones y limitarse a sacar adelante el 40% del futuro parque, la cuña de 120.000 metros cuadrados entre las vías y los barrios de Ruzafa y Malilla.
De hecho, en el mes de junio se licitó el control de la calidad medioambiental del suelo. La falta de dinero, el principal problema para ejecutarlo al completo, que en principio se finalizaría cuando se cuente con el dinero para ello. De hecho, estos últimos años hasta la puesta en marcha de la parte más modesta del proyecto ha estado paralizada hasta no poder conseguir la refinanciación la deuda de 135 millones que mantenía el consorcio con los bancos por lo ya realizado.
Esta cantidad se destinó a la adecuación de parte de la zona y, principalmente, a la construcción de la actual estación provisional de Joaquín Sorolla, por la que entran a la ciudad los trenes de larga distancia como el AVE desde Madrid. Además, Barberá ya descartó el proyecto diseñado por César Portela, que incluía la construcción de dos torres a espaldas del edificio de la Estación del norte, entre otros elementos arquitectónicos de envergadura. Tampoco los túneles tendrán la profundidad prevista, con el objetivo de ahorrar costes.
MARINA REAL, EN CONTINUA CONSTRUCCIÓN
Una de las zonas que actualmente se encuentra en continua transformación es la Marina Real, donde existen muchos proyectos en marcha. Algunos de ellos siendo terminados, como el edificio de EDEM y Lanzadera, otros atascados como el Marina Beach Club, que no ha podido ponerse en marcha este verano a falta de concesiones u otros por licitar y empezar, como el mini centro comercial dedicado a la náutica que debe instalarse en la zona norte.
Serán cerca de 5.500 metros cuadrados los edificados que constarán de planta baja y una planta en una superficie de 7.000 metros cuadrados que prentende ser convertida en un poblado naútico. Este poblado naútico estará ubicado junto a la escuela de vela y la actual zona comercial formada por instalaciones efímeras. Ahora falta que finalmente se construya.
SOCIÓPOLIS
Para este proyecto, Ayuntamiento de Valencia y Generalitat recalificaron en 2004 un total de 35 hectáreas de huerta para hacer un nuevo barrio que iba a ser, inicialmente, de vivienda protegida en su totalidad. Finalmente se autorizó un 20% de renta libre y se incorporó gran parte de la protegida al precio de venta en régimen concertado (más caro). A pesar de haber recibido nueve millones de euros del anterior gobierno socialista, en convenio firmado en diciembre de 2007, para promover vivienda pública y urbanizar los terrenos, el sector está prácticamente paralizado con apenas un 20% construido de las casi 3.000 viviendas previstas.
EL PAI DE QUATRE CARRERES
A finales de 2014, el Ayuntamiento decidía asumir la gestión directa de las obras de urbanización del PAI de Quatre Carreres, unos terrenos ubicados a pocos metros de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Bloqueado durante varios años, en éste se encontraban proyectos, que sí fueron ejecutados, como la Ciudad del Rugby. Sin embargo, aunque el terreno empezó a urbanizarse acabaron bloqueándose por la crisis al no poder afrontarlo las adjudicatarias que se encargaban de ello.
También quedó en el aire la 'nueva' escuela oficial de idiomas en Quatre Carreres donde durante mucho tiempo ha permanecido la valla que anuncia este centro en la avenida Antonio Ferrandis, cuya inauguración estaba prevista para 2007. El cartel lleva colocado 10 años aunque la Generalitat renunció a construirla por el momento. De hecho, la escuela tiene el suelo municipal cedido y la licencia concedida, por lo que se gastó dinero en hacer el proyecto pero finalmente se renunció a licitar las obras.
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