VALENCIA. Desde su posición de nuevo gurú de la economía, el ex ministro Jordi Sevilla mantiene una medida distancia con el partido socialista al que aún pertenece, lo cual le permite formular equidistantes críticas a la situación española. Deplora lo que él llama golpismo financiero a cuenta de una jaleada intervención de la UE y reclama un gran pacto para combatir los graves problemas del país, un pacto que en el caso valenciano debería incluir una cláusula anticorrupción
EL GRANO
Tan valenciano como para haber nacido en Russafa y en un 19 de marzo, Jordi Sevilla ha sido casi de todo en la acción pública. Asesor de relaciones económicas internacionales del gabinete de Presidencia del Gobierno, jefe del gabinete del ministro Pedro Solbes en Agricultura y Economía, durante 9 años diputado por Castellón en el Congreso y desde abril de 2004 ministro de Administraciones Públicas hasta su relevo en 2007 para dedicarse, por encargo de Zapatero, a recomponer y liderar el partido socialista en Valencia. Después del estrepitoso resultado de su escarceo en 'territorio Lerma', Sevilla dejó el escaño (no el carnet del partido) y ahora es asesor de luxe de la consultora multinacional PricewaterhopuseCoopers.
EL GRANERO
-"Nuestros grandes problemas no se resuelven ni con éste ni con el próximo gobierno"
-"Me siguen sorprendiendo obviedades como las puñaladas que vienen de tu propio bando"
-"No me gustaría encontrarme en la piel de Alarte"
-"Es más rentable para el PSPV buscar soluciones que seguir empeñado en los trajes, las escuchas..."
-"Traer los grandes eventos ha sido positivo pero no los hemos insertado en nuestra economía"
-"Mi relevo como ministro supuso también un cambio del Gobierno sobre la Copa del América"
-"En este momento necesitamos dar el salto a la España federal"
-"No se puede vetar el debate sobre el copago sanitario, el impuesto del patrimonio o el subsidio del paro"
-"El criterio territorial no aseguraba la eficacia de la fusión de cajas valencianas"
-"Se está haciendo golpismo financiero con una imposible intervención de la UE"
-Me llamó mucho la atención que abandonara el escaño en las Cortes Generales para dedicarse a la empresa privada. No es normal.
-Siempre tuve claro que quería ser diputado para hacer algo. Creía que era capaz de ayudar a transformar cosas, a hacer que la vida de los demás fuera mejor de lo que es, pero nunca lo pensé como un medio de vida, ni de pasar el tiempo. Yo no digo que no sea legítimo planteárselo como un medio de vida. Además cuando has llegado a ministro, que en el escalafón político es lo máximo a lo que puedes llegar razonablemente, mi reflexión fue ¿qué hago en los próximos 20 años de mi vida? y pensé que la idea de ser diputado en el Parlamento español, donde se le da muy poca cancha de trabajo a los diputados, pues no era lo que más me apetecía. Y coincidió que tuve una oferta profesional muy atractiva y muy interesante. Por tanto, con gran dolor de mi corazón, no tuve dudas de dar un giro a mi vida.
-¿Qué le ha dejado su paso por la política valenciana y su intento de ser secretario general del PSPV?
-Aunque llevo muchos años en política me siguen sorprendiendo obviedades: las puñaladas que vienen de tu propio bando, que la gente te diga una cosa y luego por detrás esté haciendo la contraria, la deslealtad entre compañeros. En aquel mes que fui precandidato me sorprendió un poco todo esto. Si vine con aquellas pretensiones fue porque el presidente del Gobierno y el secretario de Organización me lo habían propuesto. Yo nunca había ocultado que yo no quería hacer política en Valencia sino desde Valencia por razones personales. Tardé exactamente un mes en darme cuenta de que yo era el único que pensaba en que con ese aval y habiendo sido ministro se podía reflotar el partido. Y como no tenía ningún interés personal en empeñarme, lo dejé, aunque me esperé a decirlo a que pasaran las elecciones generales.
-¿Hay algo que el PSOE no esté haciendo que usted hubiera querido hacer?
-El nivel de deterioro institucional que se está produciendo en la política valenciana era insospechable, al menos para mí. Y es un contexto muy complicado para hacer política, sobre todo para los que queremos hacer política para los ciudadanos. No me atrevería a hacer sugerencias. Sí que he pensado a veces eso y la verdad es que no me gusta esa foto, no me gustaría encontrarme en la piel en la que se está encontrando Alarte. Quizás, aunque no es fácil, podría echar de menos centrarse más en los problemas de los ciudadanos, del país y menos en los problemas del PP y los políticos del PP. La gente sigue necesitada de buscar soluciones a sus problemas, más que culpables de sus problemas. La visibilidad que tiene esa faceta de la actuación del partido, que lo está haciendo, pues no es todo lo que debería ser.
-¿Está hablando de la corrupción?
-De eso, de la economía valenciana, de las posibilidades de mejorar o no la educación o la sanidad en Valencia. Si uno es capaz de articular un discurso que sea creíble y que la gente vea que por ahí se solucionan sus problemas mejor que por otro lado, sería más rentable que seguir empeñándonos en los trajes, las escuchas... y todo ese tipo de cosas.
-Las comunidades autónomas se están planteando, como la valenciana, cambiar otra vez sus estatutos justo cuando empieza a verse como un lastre el aumento del gasto en las autonomías.
-Hemos cread administraciones y poderes, hemos discutido lo tuyo y lo mío, las competencias, pero no hemos discutido la segunda parte: ¿ahora cómo hacemos juntos lo que sólo juntos podemos hacer? ¿Cómo gestionamos competencias compartidas? ¿Cómo hacemos que los ciudadanos no se vean perjudicados por la existencia de distintos niveles administrativos? Eso era el debate de la España plural de la legislatura pasada. Tengo la impresión de que todo aquello tenía un sentido muy distinto a las propuestas de reforma que se plantean ahora, mucho más defensivas que diseñadoras de una estructura federal de España, que es lo que necesitamos en estos momentos. y aún lo tenemos pero a medio hacer.
-Usted es de los pocos que están dando la voz de alerta sobre el gravísimo problema de las finanzas públicas. ¿Qué habría que hacer ante el gran déficit público?
-Debnemos reflexionar sobre las finanzas públicas y el déficit: ¿qué es lo que el Estado tiene que financiar y cómo? Este debate no es nuevo. Tenemos equivocado, en primer lugar, el debate sobre el Estado. Seguimos debatiendo sobre si el Estado es grande o pequeño, si hace poco o mucho y no estamos debatiendo si lo que hace lo hace bien, de eficiencia, sobre el funcionamiento interno de las administraciones y sobre su reforma. Los políticos suelen eludir ese debate, y yo fui ministro de Administraciones Públicas. Sé que no es fácil pero sé que es im-pres-cin-di-ble (enfatiza). Las administraciones son el instrumento a través del cual la política llega a los ciudadanos. Si la Administración no funciona bien, la política no va a funcionar bien. Pero, en segundo lugar, no podemos tener vetados debates como el copago en sanidad, el impuesto de patrimonio, o el debate tan de Blair de que si usted percibe subsidios del Estado y no da nada a cambio habrá que exigirle que deje de recibir esos subsidios. Y si está cobrando el desempleo y le ofrecen tres ó cuatro trabajos y no acepta, a lo mejor hay que suprimírselo. Esto lo planteó el socialismo español en los años 90 y en este momento parecía un extraterrestre.
-Usted lo decía en su blog... "cuando los mercados aprietan, pacto de Estado".
-Tenemos un modelo constitucional diseñado para forzar el consenso. Pero en los últimos años, remarco, en los últimos años, ha ido primando una lógica partidista según la cual para ganar las elecciones que es mi objetivo debo de marcar confrontación, tensión, como se le escapó a Zapatero. Es decir, los acuerdos están excluidos. Y eso está llevando al país al bloqueo. Tenemos bloqueado el Tribunal Constitucional, varios de los organismos reguladores, la reforma de la educación, de la sanidad. Está bloqueando las reformas estructurales que nos están exigiendo los mercados financieros internacionales. La gente percibe que los problemas que están bloqueando al país tienen que tener una política que los políticos no están ofreciendo. Para mí lo más importante de todas las encuestas no es la intención de voto que es lo que mira todo el mundo. Es esa mayoría de votantes de cada uno de los dos partidos, que reconoce ser de ese partido pero a la vez reconoce que está harto de sus líderes.
-¿Un gran pacto sería el mensaje adecuado para los mercados internacionales?
-Eso nos baja a la mitad la prima de riesgo en el momento en que se anuncie, simplemente. Pero el problema no es sólo ese, siendo importante. De las diez tareas que debemos realizar para salir de la crisis, diez necesitan un acuerdo entre el PSOE y el PP. Eso lo percibe todo el mundo. Todo el mundo percibe que nuestros grandes problemas no se resuelven ni con este ni con el próximo gobierno.
-¿También sería necesario aquí, en Valencia, un gran pacto pero de una forma específica y especial?
-Aquí tendría que incorporarse un pacto de transparencia sobre el principio de funcionamiento de las instituciones públicas.
-¿El modelo económico del Consell y del PP nos ha dañado, nos ha hecho débiles especialmente?
-La crisis ha dañado más especialmente a los países que más han vivido del crédito y han crecido a base de burbuja especulativa. Entre esos países España estaba a la cabeza. Es la primera vez en España que la deuda privada supera a la deuda pública. Y es la primera vez que un porcentaje muy importante de esa deuda lo habíamos solicitado fuera a los mercados internacionales. Y en segundo lugar, esa deuda se ha materializado de una manera especial y especialmente en la CV en un modelo de crecimiento claramente no sostenible. En ese sentido sí que ha habido un diferencial de crecimiento. Muy basado, quizás, en golpes de efecto, que creo que han sido muy positivos.
-Como la Copa del América?
-He sido vicepresidente del consorcio de la America's Cup. Y fue un buen intento de capitalizar un evento deportivo para relanzar la CV. Pero aquí está la diferencia: una cosa es, por ejemplo, el éxito del impacto dinamizador del museo Guggenheim en Bilbao porque se insertó en una estructura de cambio urbanístico, y otra pensar que copiando el Guggenheim se iban a copiar todos sus efectos dinamizadores, que no estaban en el Guggenheim sino en los planes de desarrollo locales. Eso es lo que nos ha faltado. Hemos traído los grandes eventos internacionales y ello ha sido positivo, pero no hemos sido capaces de insertarlos en nuestra dinámica interna para que se hubiera traducido en un relanzamiento en la actividad económica de la CV.
-Y además han aumentado la deuda de la Generalitat Valenciana.
-Claro porque estos eventos sólo se pueden hacer con respaldos públicos importantes y los acabas recuperando si la dinamización de la economía te genera ingresos a través de los impuestos. Al haberse cortado esa línea -no sólo por la crisis- no se había pensado en el día después, no se ha pensado en la interacción de estos eventos con el conjunto de la sociedad valenciana y de la economía valenciana y lo que ha pasado es que has hecho el gasto pero no estás recibiendo los retornos.
-¿Tiene algo que ver lo que ha quedado de la Copa del América con lo que usted pensó?
-Yo creo que mi relevo también significó un cambio por parte del Gobierno central. Quien me sustituyó, que fue la actual vicepresidenta, veía el asunto con una óptica distinta a la mía y le preocupaba menos la segunda parte del 'día después' del evento y eso, unido a que era una visión no compartida por ayuntamiento y Generalitat inicialmente, provocó el parón.
-Usted se ha mostrado partidario de las respectivas fusiones de la CAM y Bancaxia.
-Siempre he sido muy escéptico respecto a una gran caja valenciana como lo he sido con una gran caja gallega o andaluza. Hay razones económicas que desaconsejaban ese tipo de operaciones. En el mundo hacia el que vamos, las empresas gallegas o valencianas que están en el mundo lo que les interesa son entidades financieras eficaces. Y que sean valencianas, o argentinas es secundario. Con el criterio territorial como prioritario no se aseguraban entidades financieras suficientemente eficaces.
-¿Y le parece también bien el resultado final?
-Tengo mis dudas sobre el modelo global. Estamos yendo a un modelo por el cual las cajas de ahorros van a desaparecer, convertidas en unos bancos gestionados por una fundación atípica, y tengo hacia eso algunas discrepancias. Pero la idea de que la CAM o Bancaja se fusionen con otras de fuera hace paradójicamente que nuestro tejido productivo tenga más opciones y más posibilidades de tener al lado entidades financieras más eficaces. El criterio de la territorialidad, que nos podía abocar, como en Alemania, a entidades de segunda regional, además tenía un problema: no conozco a ninguna empresa ni a ninguna familia que tenga todo en una entidad financiera. Si sólo hubiera una entidad financiera valenciana habría el riesgo de que entraran otras.
-Y también así el poder político se aleja de la posibilidad de influir en las cajas.
-Tal como se ha ejercido en Valencia y en todas partes esa capacidad que la ley le daba de tutela autonómica a las cajas de ahorros, me siento más contento con que se haya separado y se haya alejado.
-Esta semana se hablaba mucho en Valencia de una posible intervención de la UE en la economía española.
-Yo lo oí igual que usted, igual que hace tres meses y proveniente siempre de los mismos sectores que practican lo que yo llamo el golpismo financiero. Es intolerable que haya gente en España que está haciendo negocio económico o político sembrando el miedo entre los ciudadanos con unas posibilidades cuya probabilidad es cero. Tenemos los problemas que tenemos pero me indigna que haya gente tan patriota, tan patriota, que está dispuesta a vender el país.
-Porque, claro, eso supondría adelantar las elecciones generales.
-Sí, claro. Aquí hay dos mensajes implícitos y a veces explícitos. He llegado a escuchar en una tertulia radiofónica donde se daba con nombres y apellidos dónde debía llevar la gente su dinero. Y en segundo lugar está esa imagen mítica de que unas elecciones dan lugar a otro gobierno y todo se arregla. ¿Y si Zapatero gana las elecciones? Entonces ¿qué pasa? ¿Que las elecciones tampoco funcionarán y la democracia será un pucherazo y un fraude? Y aunque ganara el PP. Pensar que Rajoy se sienta en la Moncloa y mágicamente se resuelven los problemas, todos los sapos se convierten en príncipes... es una tomadura de pelo.
-¿Sigue pensando que ZP puede ganar las elecciones?
-Puede pasar cualquier cosa, incluido que Zapatero pueda ganarla. Incluso puede pasar que los candidatos no sean ni Zapatero ni Rajoy, pero lo más probable es que sean los dos.
-¿Lo dicen por la posible estrategia de recambio de Zapatero?
-Empecé a decirlo hace seis meses y todo el mundo me dijo que estaba loco y poco a poco se están confirmando algunas de las cosas que yo iba diciendo: el ascenso de Rubalcaba, por el PSOE, y el poco perceptible fortalecimiento de la figura de Gallardón. Más el mismo hecho de que todas las encuestas dan el desgaste de los dos líderes actuales. La posibilidad de cambio debería de ser conjunta. Porque lo que me parecería difícil de pensar es que ZP se presenta contra un candidato nuevo del PP o viceversa. Porque el primero que logre cambiar con un candidato creíble ha ganado muchas cartas y puede forzar el cambio del otro.
-Por seguir el paralelismo, qué opina de Camps y Alarte?
-Entramos en un terrenos muy complicado. Yo tuve ocasión de estar con Camps el otro día y lo noto personalmente muy afectado por todo lo que le está pasando. El PSOE debería fortalecer la imagen de un Alarte solucionador de problemas más que perseguidor de culpables. El PP puede volver a ganar pongan a quien pongan, incluso con Camps, según dicen las encuestas.
-O sea, que no repetiría el último mensaje lanzado por Alarte cuando se refirió al PP como "pandilla de presuntos criminales".
-...
Lo ideal seria que se unieran los dos grandes partidos para pactar la reduccion del deficit, y la reforma financiera,pensiones etc. y a la vez pactar un adelanto de elecciones generales, eso si daria confianza los mercados.
Y quedaria a cero si se convocaran elecciones generales anticipadas
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